Los DESASTRES no son Naturales. - Radio Epicentro Blog

25 agosto, 2017

Los DESASTRES no son Naturales.

Este es un título que ha usado la Academia en diversos artículos desde la década pasada, cuando el foco de la atención de los desastres se empezó a dirigir al análisis de la vulnerabilidad y a entenderse el riesgo como un producto socialmente construido. Pauta en el reforzamiento para el cambio de enfoque fueron los acuerdos internacionales primeramente en el Marco de Acción de Hyogo vigente hasta el año 2015 y posteriormente el Marco de Sendai, que es el tratado que marca a las naciones participantes las acciones en materia de reducción de desastres hasta el próximo 2030.

Ambos tratados internacionales, tienen como objetivo mejorar la resiliencia de las comunidades ante los efectos de los desastres socio naturales, entendiéndose con ello que la vulnerabilidad social ha sido históricamente construida por la ocupación del territorio, generalmente de forma desordenada y poco sustentable, es decir, el permanente conflicto desarrollo-naturaleza.

En nuestro País, desafortunadamente no en Sonora, a través de la SEDATU se ha implementado el programa denominado “Red de Ciudades Resilientes” compuesto por 18 ciudades en 17 entidades federativas, programa que tiene como propósito incrementar la capacidad de recuperación de éstas ciudades en caso de verse afectadas por fenómenos naturales.

La resiliencia enmarcada en el tema de la gestión de riesgos, se refiere a la capacidad que tiene una sociedad en recuperarse y mejorar de manera rápida después de haber sufrido una alteración de origen natural o antropogénico, pero el resultado se encuentra directamente relacionado con las capacidades que mediante la preparación haya desarrollado previamente dicha comunidad antes de la ocurrencia de algún fenómeno perturbador, todo ello de acuerdo al análisis de vulnerabilidad social realizado con anticipación; en resumen, la resiliencia tiene su origen en la formación de sociedades resistentes a las verdaderas causas que se generan entre la convivencia cotidiana con las amenazas, utilizando ésta palabra con enfoque de la protección civil.

En ese sentido, y aunque sucede en muchas ciudades de México, solo me referiré a lo que puedo argumentar, Hermosillo se ha visto poco proactivo, continúa desde 2014, con un Atlas de Riesgos objetado por la sociedad civil y reprobado por el Organismo rector a nivel nacional, con poco interés de las autoridades en actualizar sus marcos normativos, con una Dependencia que en lo operativo cada vez es más relegada, desarrollando capacidades en el recurso humano de gestión, pero acotada en la capacidad de respuesta a la emergencia y sin el apoyo financiero para tener más cobertura social en sus programas de prevención. Peor aún, agregamos otra Dependencia en donde histórica y escasamente se controla, pero si se simula el desarrollo urbano, desde la edificación individual hasta la colectiva y otra más que durante ya bastantes años ha estado realizando trabajos de fin de curso de bajo impacto, y que poco se han traducido en acciones concretas de beneficio social, sin contar que las medidas de prevención y mitigación de riesgos y vulnerabilidades, así como las de prevención y atención de impactos naturales que establece el programa de desarrollo urbano vigente, no han sido atendidas.

Como ya lo mencioné, los desastres no son naturales, los desastres son socialmente construidos, la construcción del riesgo, inicialmente y por obvias razones, la promueve la autoridad con sus acciones u omisiones, como ejemplo hay muchos en nuestra ciudad que podemos observar año con año cada vez que se pretenden, entonces sí, prevenir en lo urbano y en lo rural, el efecto de lo que a todas las autoridades les gusta llamar “desastres producidos por la naturaleza”.

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