Enero del año 1998 marcaría mi vida para siempre;
ese año llego a trabajar al SINAPROC por medio de la Dirección General de Protección
Civil de la Secretaría de Gobernación. A partir de ese momento soy atrapado por
el “hoyo negro” que constituye la protección civil, del que nadie puede escapar
y, en mi caso particular, no tengo la menor intención de hacerlo y menos cuando
esta bella actividad me ha permitido disfrutar del enorme placer de servir.
Ese mismo año, se publica un libro que contenía
varios trabajos de investigación; esta obra se llama “Los Desastres en México,
una perspectiva multidisciplinaria”. Él fue coordinado por los doctores Mario Garza Salinas
y Daniel Rodríguez Velázquez y escribirían en dicha obra, grandes
investigadores como:
- Angélica Reyna.
- Luisa Fernanda Mendizábal.
- Sergio A. Flores Peña.
- Eduardo Marambio Dennet.
- Benjamín Ruiz Loyola.
- Oralia Oropeza Orozco.
- José Juan Zamorano Orozco.
- Mario Arturo Ortiz Pérez
- Luis Preciado Barragán.
- Luis Miguel Mitre Salazar.
- Patricia Romero Lankao.
- Y desde luego los doctores Daniel Rodríguez Velázquez y Mario Garza Salinas.
¿Quieres obtener el libro completo? lo puedes bajar en la siguiente liga.
El libro se convirtió de inmediato en lectura obligatoria para quienes trabajábamos en protección civil ya que contiene nueve interesantes investigaciones de los autores ya mencionados.
Sin embargo, había una investigación hecha por el Doctor
Mario Garza Salinas, que a mi me dejo impactado y de inmediato atrapado en el
tema; me refiero a su investigación que denominó: “Breve Historia de la
Protección Civil en México”.
El gran trabajo de investigación histórica es invaluable y nos muestra como aprendimos a organizarnos en el pasado para responder ante los diversos eventos. Adicionalmente, si comparamos el contexto de la obra del Doctor Salinas en 1998, cuando solamente habían transcurrido doce años del nacimiento del Sistema Nacional de Protección Civil, con el contexto actual de 2019 cuando ya han pasado 21 años más, nos daremos cuenta de la interesante evolución de la protección civil; adicionalmente podremos ver como se fue construyendo a través de la historia, los sistemas organizativos que darían origen a esta hermosa actividad.
Hoy quiero compartir con ustedes la obra del Doctor Mario Garza Salinas, porqué no acabo de asombrarme del mismo y porqué me siento orgulloso de ser parte de los subsecuentes 21 años que le sucedieron, durante los cuales “como en montaña rusa”, hemos ido para arriba y luego para abajo y estoy seguro de que ahora nuevamente, iremos hacia arriba.
“Breve Historia de la Protección Civil en México”.
(Dr. Mario Garza Salinas)
Resumen.
El capítulo en cuestión se refiere a una breve
historia de la revisión del conjunto de respuestas institucionales y sociales
de los casos en que nuestro país ha padecido siniestros y desastres. El cual,
dicha revisión se remonta desde los famosos "serenos" hasta la creación
del Sistema Nacional de Protección Civil, donde se ha visto desafortunadamente
que no ha habido una conciencia histórica en protección civil, ni tampoco se
han rescatado las experiencias obtenidas del pasado; asimismo en el transcurso
de este capítulo también se presentan una serie de hechos que nos lleva al
redescubrimiento de la protección civil y terminar con el mito de que esta nace
en nuestro país a raíz de los sismos del 1985.
Introducción.
El binomio desastre-Protección Civil supone un
tratamiento bajo dos dimensiones, una temporal y otra espacial. La primera se
refiere básicamente al examen de las cuestiones históricas, actuales y futuras,
la segunda, a los lugares físicos como puntos, zonas, localidades, regiones,
etc., tanto de carácter rural como urbano, donde impactan los desastres y por
consiguiente son adaptadas medidas de Protección Civil. Para nuestro objeto de
estudio la dimensión que abordaremos en este trabajo será la temporal bajo la
perspectiva histórica la cual, dicho sea de paso, muy pocas veces se ha
estudiado a la Protección Civil desde esta óptica.
Generalmente cuando se habla de la Protección Civil
siempre nos limitamos al conocimiento actual de lo que se está haciendo y casi
nunca la vemos de cara al futuro o de lo que se hizo en el pasado, de ahí que
en este trabajo por primera vez vamos a pretender reconstruir su historia,
a través de la recopilación de las experiencias que
consideramos más significativas del pasado hasta nuestros días, que en un
momento dado podrán servirnos como elementos de análisis para proponer y
diseñar en el futuro novedosas formas de organización y funcionamiento para
proteger mejor a las poblaciones contra los desastres.
Existe la creencia de que la Protección Civil es
una disciplina nueva en nuestro país que prácticamente inicia a partir de la
publicación del Decreto del 6 de mayo de 1986, en el que se establece la
creación del Sistema Nacional de Protección Civil, sin embargo esta creencia
desde mi punto de vista muy particular es errónea, debido a que en el
transcurso de la historia de nuestro país hemos detectado que el
establecimiento de la Protección Civil se remonta ya desde hace unos años
atrás, lo que significa que esta "nueva" disciplina no es tan nueva
como parece ser, sino lo que estamos haciendo realmente es el redescubrimiento
de ella, el cual en este trabajo que presentamos se demostrará que la historia
está salpicada de ejemplos que aparecen con nombres y formas distintas a las
que actualmente conocemos, o sea que la Protección Civil es tan antigua como la
formación misma de este país.
En el transcurso de este trabajo se presentarán una
serie de referencias históricas que hemos encontrado en diversos documentos que,
a su vez, nos permitirán ir construyendo dicha historia. La relación de
registros encontrados no creemos en absoluto que sean todos, sino simplemente
algunos de ellos que se han descubierto, por lo que estamos conscientes que
este trabajo tiene sus límites y lagunas, es por ello que prudentemente lo
intitulamos "breve historia", pues sería muy oneroso decir que es una
"historia total", no obstante sí queremos dejar constancia que es el
primer intento de hacer una reconstrucción de la historia de la Protección
Civil en nuestro país.
Los criterios que seguimos para llevar a cabo una
conceptualización de "nuestra" historia a partir de los registros
encontrados obedecieron fundamentalmente a:
- La historia como una indagación de las acciones realizadas por el hombre.
- La historia como objeto de la indagación, o sea las acciones en sí, y
- La historia como relato de dichas acciones e indagaciones.
Así como también, para que la historia tenga una
validez requiere forzosamente de una interpretación para que tenga sentido,
pues la historia por sí sola sería una historia meramente descriptiva y
descontextualizada y circunscrita a la narración de los hechos, que no nos
conduciría a ningún lado.
De acuerdo a la perspectiva de los criterios
conceptuales citados, es importante aclarar que la relación de registros no se
refieren al recuento de los desastres históricos, sino más bien son referencias
históricas desde el punto de vista de las respuestas institucionales ante la
ocurrencia de un desastre, es decir, conocer los esfuerzos que realizaron y
efectuaron las autoridades de aquel entonces para llevar a cabo acciones de
prevención y mitigación mediante el conjunto de medidas implementadas,
disposiciones jurídicas emitidas, formas de organización y procedimientos
adoptados para proteger a la población ante la ocurrencia de un desastre. O sea,
lo que vamos a presentar a continuación es una indagación interpretativa de los
hechos históricos, a través de la revisión de una serie de diversas respuestas
de carácter oficial y social en nuestro país ante la presencia de calamidades,
con objeto de elaborar una "Breve Historia de la Protección Civil en
México".
Para facilitar la comprensión de este capítulo y
hacer más dinámica su lectura, el método de exposición fue presentar de manera
cronológica los hechos hasta nuestros días, para lo cual fue necesario realizar
un esfuerzo de sistematización de la información a través de la recopilación de
diversos trabajos de investigaciones monográficas presentadas por alumnos del
Diplomado en Protección Civil y Prevención de Desastres, de la Universidad
Iberoamericana, en donde aprovecho la ocasión para hacerles un reconocimiento
en este trabajo por su valiosa contribución en el tema.
Así como también cabe mencionar que este trabajo
fue igualmente producto de investigaciones personales realizadas a lo largo de
varios años de estudio debido a la inquietud de redescubrir cuáles fueron los
verdaderos orígenes de la Protección Civil en nuestro país, a efecto de recoger
dichas experiencias del pasado para contribuir en el mejoramiento de la
Protección Civil en el futuro.
Breve Historia de la Protección Civil en México.
Parece ser que los antecedentes más remotos de la
Protección Civil datan del siglo XVIII, con el establecimiento de los
"serenos" en la Nueva España, los cuales eran los responsables de
mantener la serenidad y custodiar el orden por las noches, así como también
tenían la función de "apaga fuegos" en caso de siniestros, además de
"dar la alarma" con su silbato a la población cuando ésta dormía, en
caso de presentarse una calamidad. Su labor terminaba a las seis de la mañana,
los "serenos" dejaron de serlo a partir de 1890, para ser sustituidos
por policías auxiliares, provocando el desempleo entre los "serenos"
al ponerse en toda la Ciudad de México iluminación de gas.
No obstante, en 1930, se crea el "Sindicato Revolucionario de Veladores y Sociedad de Vigilantes Nocturnos y Cuidadores de Automóviles" con el objeto de rescatar la labor de mantener la seguridad y custodiar el orden por las noches. Dicha función ya no era propiamente de los "serenos", sino que fue modificada para atender labores del ámbito de la seguridad pública. Es importante señalar que la tradición del "sereno" en nuestro país fue importada de España, en donde fue suspendida en el año 1974, volviendo a establecerse en el año 1986, función que continua vigente a la fecha.
No obstante, en 1930, se crea el "Sindicato Revolucionario de Veladores y Sociedad de Vigilantes Nocturnos y Cuidadores de Automóviles" con el objeto de rescatar la labor de mantener la seguridad y custodiar el orden por las noches. Dicha función ya no era propiamente de los "serenos", sino que fue modificada para atender labores del ámbito de la seguridad pública. Es importante señalar que la tradición del "sereno" en nuestro país fue importada de España, en donde fue suspendida en el año 1974, volviendo a establecerse en el año 1986, función que continua vigente a la fecha.
El 18 de septiembre de 1790, se emite el Reglamento
del Virrey Conde de Revillagigedo para "precaver y distinguir en México
incendios", para que: "Esta nobilísima Ciudad, y a libertarla de
riesgos y peligros de los cuales suelen ser frecuentes y siempre terribles los
incendios por sus funestas resultas", destacándose entre las principales
medidas las siguientes:
- Organizar a la ciudad por quarteles.
- Los arquitectos coloquen con inteligencia las cocinas y hornos, para en caso de incendiarse, puedan cortarse con facilidad.
- Se zelara el debido cumplimiento de que los obradores de coeteros estén precisamente en los barrios y arrabales.
- No se permitirá que haya dentro de la ciudad almacenes de leña, sebo u otras materias combustibles, deberá ser en casas aisladas con los techos, puertas y ventanas forradas de cuero.
- En las tiendas donde se venda por menor carbón, leña, azeyte, sebo, aguardiente, no podrán usar luz sino en farol y deberán tener también forradas las puertas, ventanas y techos.
- En las Cererias, boticas y almacenes de azucar se tomarán iguales precauciones.
- En las platerias, panaderias, herrerías y demás oficinas en que hubiesen hornos o fraguas, estará la leña y carbón en pieza separada, no teniendo a mano más que la corta cantidad que fuese indispensable, y aun esa en disposición de no poderse incendiar.
- Una de las materias más combustibles es el zacate en que viene embuelto el carbon; y no conviniendo de ningún modo permanezca en las casas, se obligará a los carboneros a volverlo a sacar de la ciudad.
Los dueños o administradores de casas vigilarán que
no haya en ellas vecino que no viva con la mayor precaución respecto al fuego,
por ser tan interesante a la seguridad pública. En comparación con otras
antiguas ciudades del mundo, la capital del virreinato de la Nueva España no
fue muy susceptible a los incendios, sus calles eran anchas y la arquitectura
colonial utilizaba poca madera como material de construcción para sus
edificios, básicamente se construía con adobe, piedra y cantera. La Ciudad de
México nunca fue consumida por alguna enorme conflagración (como sucedió en
otras ciudades del mundo de aquel entonces). Afortunadamente para los
habitantes de esta ciudad, ninguno de los incendios que ocurrieron logró
convertirse en desastre de proporciones mayores, pero aun así siempre existió
el peligro de que un incendio pudiera arrasar a la ciudad, ya que no se contaba
con un cuerpo organizado de bomberos y los esfuerzos para sofocar incendios en
la mayoría de los casos eran muy improvisados, la policía era quien tenía la
función y el deber de combatir los incendios. Es importante aclarar que la idea
de policía que se tenía en aquel entonces obedecía al concepto de la
"ciencia de la policía" desarrollado por Von Justí, que significaba
la función de administración y bienestar para la ciudadanía, con el fin de
hacer más cómoda y confortable la convivencia entre la población, mediante la
expedición de reglamentos, en donde con el paso del tiempo el concepto de
policía fue deteriorándose al agregarles funciones de índole represiva para
entenderla como una labor inquisitorial, que hoy en día es precisamente como la
concebimos en la actualidad.
Un
hecho curioso en la atención de las emergencias que tradicionalmente siempre se
habían tocado las campanas en las iglesias para anunciar que había ocurrido un
incendio para que los voluntarios ocurrieran a combatirlo, pero debido a la
guerra de independencia, el Virrey Conde de Revillagigedo promulga el 29 de
febrero de 1812 nuevas disposiciones al reglamento emitido de 1790, para evitar
que el toque de campana fuera aprovechado por las personas con sentimientos
insurreccionistas y reunir gran número de antigobiernistas en las plazas, para
lo cual el procedimiento en caso de incendio se modificó para que ya no se
tocaran las campanas, sino se debería dar aviso a los "guarda
faroles" o "serenos" para que ellos dieran aviso a la
"casilla de policía" y así con su campana diera aviso a la casilla de
policía más próxima y a su vez a los voluntarios', obviamente este nuevo
procedimiento no resultó muy efectivo, cuando se suscitaron incendios fueron
mucho más graves las consecuencias.
Las crónicas dan cuenta que el 28 de marzo de 1787
se registró un fuerte temblor en la Ciudad de México, el cual la organización
que dispuso el ayuntamiento para atender a las víctimas y damnificados fue a través
de la zonificación de la ciudad en 9 cuarteles. Coincidentemente durante los
sismos de 1985, también el Distrito Federal fue dividido en 9 zonas de
desastre". Tuvieron que transcurrir casi 60 años del reglamento expedido
por el Conde de Revillagigedo, cuando encontramos otro registro relacionado con
nuestro objeto de estudio, el 11 de diciembre de 1871, durante la gestión del
Presidente Benito Juárez "se crea el primer cuerpo de bomberos organizado
y profesionalizado para atender a la Ciudad de México, a consecuencia de un
incendio ocurrido en la plaza del "volador" (hoy Plaza de Santo
Domingo), ya que los voluntarios se vieron impotentes para combatirlo por falta
de agua y el equipo apropiado. Asimismo, durante la administración del presidente
Benito Juárez se llevaron a cabo varios programas destinados a la
"vigilancia y auxilio a vecinos en caso de siniestros, a la muerte de
Juárez el 18 de julio de 1872, muchos de los programas para mejorar los
sistemas de vigilancia y auxilio a los vecinos para atender siniestros y
desastres, quedaron en suspenso al desatarse la lucha de los caudillos por el
poder.
Como se podrá observar durante el gobierno del presidente Juárez, se implementaron los primeros programas concretos dirigidos a proteger a la población contra siniestros y desastres, lo que quizá pueda interpretarse estos hechos como los antecedentes de los actuales programas de Protección Civil.
Como se podrá observar durante el gobierno del presidente Juárez, se implementaron los primeros programas concretos dirigidos a proteger a la población contra siniestros y desastres, lo que quizá pueda interpretarse estos hechos como los antecedentes de los actuales programas de Protección Civil.
El 18 de junio de 1888, en la Ciudad de León,
Guanajuato, denominada entonces como la "Perla del Bajío" y siendo la
tercera ciudad en importancia, sufrió una terrible inundación causando la
destrucción de 1390 casas, 265 muertos, 1420 desaparecidos, 5000 familias
quedaron en la miseria de una población de 52,000 habitantes, incluso entre
muertos, el éxodo que provocó el desastre que mermó su población no se
recuperaría hasta 1910.
Entre el 10 y 26 de junio de 1888, la República
Mexicana vivió una de las peores épocas de lluvia del siglo XIX, afectando a
las poblaciones de: Acapulco, Fresnillo, Salinas Victoria, Zumpango, Lagos, el
Istmo de Tehuantepec, Apatzingán, Querétaro, Huamantla y la misma Ciudad de
México, producto de la serie de desastres naturales de origen
hidrometeorológico que impactaron a varias poblaciones y en especial la Ciudad
de León, Guanajuato, el 28 de junio la Cámara de Diputados decreta la
instalación de una junta Directiva de socorros y el 30 de ese mismo mes se
denomina y queda formalmente constituida la "Junta General de
Socorros" que a partir de esa fecha sirvió para atender todo lo
relativo a casos de desastre. Lo que hace suponer que puede considerarse como
los antecedentes del Consejo Nacional de Protección Civil.
Las crónicas de la época relatan que la respuesta
social fue de gran solidaridad hacia la población afectada, se coordinó
inmediatamente para enviar ayuda a los damnificados mediante la organización de
"jamaicadas" y "suscripciones" para recolectar fondos y
enviarlos a la zona desastrada. En cuanto a la respuesta institucional fue
cautelosa, tardó en asimilar la dimensión de lo ocurrido y se tomó unos cuantos
días para averiguar lo que pasaba y organizar las acciones de gobierno,"
no obstante a consecuencia del desastre envió una iniciativa al Congreso para crear
como ya se mencionó la "Junta General de Socorros" y giró
instrucciones para que el primer. Batallón de Zapadores de Guanajuato
participara en las tareas de auxilio y salvamento,lo que probablemente también
pueda aquí encontrarse el precedente del PLAN DN III-E, en donde los elementos
del ejército fueron utilizados para atender desastres y socorrer a la
población, como actualmente lo hacen. Asimismo, los reportes periodísticos dan
cuenta que se instalaron nueve albergues para atender a los damnificados,
curiosamente durante los sismos del 85 hubo también nueve zonas de desastre,
como ya se mencionó.
Un año antes, el 20 de diciembre de 1887, el General
Porfirio Díaz, gira instrucciones para reestructurar el anterior cuerpo de
bomberos que había conformado Benito Juárez, "creando un nuevo cuerpo de
bomberos con personal voluntario y profesional, equipo renovado, bombas de
doble acción y vapor, traídas de Bélgica, así como escaleras telescópicas, bajo
el mando de un comandante, un segundo comandante, cuatro oficiales y 52
bomberos y para 1905, el cuerpo de bomberos ya eran 75 bomberos.
El 5 de julio de 1909, se organiza la primera mesa
directiva de la Cruz Roja, cuyo presidente fue el General Manuel Mondragón,
posteriormente por el Decreto No. 401 de la Secretaría de Guerra y Marina
expedido por el presidente Porfirio Díaz y ratificado por el Congreso de la
Unión el 21 de febrero de 1910, se reconoce la personalidad jurídica de la
Asociación Mexicana de la Cruz Roja y se declara institución de utilidad
pública. Así mismo con las inundaciones catastróficas de la Ciudad de Monterrey
en agosto de 1909 y el terremoto del 7 de junio de 1911, cuando hizo su entrada
Madero a la Capital, cuyo temblor ha sido uno de los tres más fuertes de este
siglo (7.8° de la escala de Richter), aparece por primera vez el emblema de la
Asociación Mexicana de la Cruz Roja para participar en las tareas de rescate y
mitigación de las víctimas, así como en las labores asistenciales para atender
a los damnificados de ambos desastres. En 1927, se publica el Primer Reglamento de
Bomberos para la Ciudad de México en casos de siniestros, mismo que actualmente
sigue vigente.
Un dato poco conocido pero muy significativo para
enriquecer los estudios históricos de la Protección Civil en nuestro país, es
aquel que con motivo de la declaración de guerra que hace México contra las
potencias del Eje (Alemania, Japón e Italia), el 13 de agosto de 1942, el
gobierno federal publica en el Diario Oficial el Decreto que: Instituye en la
República el servicio de protección en la población civil contra agresiones
aéreas. El Decreto consta de 27 artículos y tres transitorios, para proteger a
la población en caso de presentarse una emergencia bélica.
La protección a la población consistía en una
defensa activa y una defensa pasiva, la primera estaba a cargo de las
autoridades y la segunda a cargo de los civiles, bajo el control directo del
Estado Mayor Presidencial.
Asimismo, ambas defensas actuaban coordinadamente,
para ello la defensa pasiva consistía en adoptar una serie de medidas
preventivas y de seguridad mediante el establecimiento de comités de Protección
Civil en todas las poblaciones del territorio nacional de más de 10,000
habitantes en donde deberían estar integrados por un jefe del comité y vecinos de
la localidad, así como cuerpos de voluntarios para auxiliar en las labores,
estos comités excluían a todo extranjero de origen alemán, italiano o japonés,
entre sus funciones eran la realización de ejercicio de simulacros, acción
contra incendios y conductas a seguir en caso de ataque en lo individual y en
lo colectivo, dirigirse a lugares de protección y refugios antiaéreos y antigás
y obscurecimiento de los sitios.
En relación a la defensa activa, intervenían la
Secretaría de la Defensa Nacional y Marina para neutralizar el ataque, la
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas para mantener en operación las
transmisiones y las comunicaciones y terrestres para en caso de evacuación, el
Departamento de Salud Pública para mantener el cuidado sanitario y profilaxis,
la Secretaría de la Asistencia Pública para cooperar en las labores
asistenciales, tales como proporcionar alojamiento, distribución de alimentos y
medicinas, además de dotación de muebles y equipo. La Secretaría de Gobernación
se encargaría de dictar todas las órdenes y disposiciones necesarias que fueran
de su competencia para coordinar la defensa pasiva y servicio de inteligencia,
a fin de evitar actos de sabotaje y espionaje.
Por último, también intervenía el Departamento del
Distrito Federal con objeto de apoyar y coordinar todas aquellas acciones que
derivaran de la defensa activa en la Capital.
De acuerdo a lo expuesto, se puede observar que la
creación de un mecanismo de Protección de la Población para en caso de ataques
aéreos o fenómenos perturbadores de origen sociorganizativo ya existía, lo que pasa
fue que al término de la Segunda Guerra Mundial dicho Decreto también dejó de
tener vigencia, en lugar de continuar adaptándolo para en casos de desastre y
con ello la primera disposición de protección para la población y la creación
de comités de Protección Civil desaparecieran.
Pero de hecho con la emisión de este decreto
publicado se atestigua que la Protección Civil en nuestro país ya ha sido
utilizada e ideada anteriormente, lo que ha sucedido es que no ha habido un
seguimiento en la materia, como muchos otros proyectos que se inician en este
país, lo cual significa que debemos aprender de la historia y sirva de
experiencia que debe haber una continuidad en lo que emprendemos, sobre todo en
los programas que se lleven a cabo en Protección Civil, mediante la adopción de
Políticas Públicas que sirvan como una tecnología gubernamental que facilite la
toma de decisiones.
A raíz del sismo del 28 de julio de 1957, por
cierto otro de los tres sismos más fuertes de este siglo (7.7° de la escala de
Richter), se emite una serie de "normas de emergencia" de
construcción para la Ciudad de México, publicado en el diario oficial del 10 de
diciembre de 1957, en donde se divide al Distrito Federal en tres zonas
sísmicas: lagos, transición y montañas, asimismo en dichas normas se establecen
disposiciones por primera vez, para aumentar el coeficiente de sismicidad a fin
de reforzar las estructuras de las nuevas edificaciones que se construyan
dentro del perímetro del Distrito Federal.
Otra referencia encontrada relacionada con nuestra investigación
fue un decreto publicado en el Diario Oficial el 1° de octubre de 1961, que
crea el Consejo Nacional de Prevención de Accidentes. Durante la administración
del presidente Adolfo López Mateos, dicho consejo estaba adscrito a la Secretaría
de Salubridad y Asistencia, cuyo objetivo era reducir los índices de accidentes
en el trabajo, mediante la implantación de comités para supervisar la
implementación de medidas de seguridad que incluían la atención a siniestros en
dichos centros de trabajo, en este sentido cabe señalar que los accidentes en
general actualmente son la tercera causa de mortalidad en nuestro país. Durante
los años de vida de este consejo se organizaron un sinnúmero de eventos tales
como: Reuniones Nacionales, Simposios, cursos, semanas nacionales de seguridad
en diversos Estados de la República, etc., que más tarde derivó por su intensa
actividad en la primera Convención Nacional de Salud, celebrada en el año de
1976, de donde producto de los trabajos ahí realizados, surgió el Plan Nacional
de Salud en 1977 y como consecuencia, en julio de 1978, se derogó el Decreto
que había creado el Consejo Nacional de Prevención de Accidentes.
De acuerdo a la experiencia obtenida de las
actividades realizadas de este Consejo Nacional, se puede inferir que dichas
actividades hoy en día son un símil de lo que conocemos como las semanas
nacionales para la cultura de Protección Civil, así como las diversas reuniones
nacionales, mesas redondas, seminarios y cursos de Protección Civil que
organizan diversos sectores. Por lo tanto, todo este tipo de actividades que
constantemente hoy se realizan, ya existían en los años 70202. Asimismo, parece
ser que durante esos años, la temática de prevención de accidentes surgió como
un "Boom" como sucede ahora con la prevención de desastres. Lo que
cabe preguntarse es, ¿Acaso este tipo de temas son temas coyunturales como
"modas" pasajeras o realmente son temas permanentes en la agenda
gubernamental?
En 1966, a consecuencia del desbordamiento del Río
Pánuco que provocó grandes daños en los Estados de Veracruz y Tamaulipas, así
como la gravísima inundación que padeció la Ciudad de Irapuato en 1972., al
reventarse la presa de la Purísima, hubo la necesidad de auxiliar a las
poblaciones, el Gobierno Federal instruyó a la Secretaría de la Defensa
Nacional para que se hiciera cargo de las operaciones de rescate y asistencia a
la población, mediante el cual elaboró un plan para garantizar la oportuna
asistencia a las poblaciones efectuados por desastres, en cumplimiento a este
mandato, se estableció una planeación estratégico militar que se derivó en la
elaboración del PLAN DN III-E, cuya finalidad es aplicar medidas de emergencia
para auxiliar a la población civil en casos de desastre, mediante las acciones
de rescate, evacuación, prestar atención médica y asistencial, protección y
mantenimiento del orden en las zonas afectadas. Asimismo, dicho plan contempla
la fase de prevención que consiste en planear la coordinación, ubicación e
identificación de instalaciones y zonas de riesgo, supervisión en el uso de
explosivos, monitoreo de los fenómenos hidrometeorológicos e implementación de
medidas para disminuir los riesgos. En cuanto a la fase de recuperación,
consiste en determinar la situación, proporcionar apoyo con recursos para la
recuperación, remoción de escombros y separación de vías de comunicación y
servicios públicos afectados.
La organización jerárquica del Plan para auxiliar a
la población se encuentra de la siguiente forma: El Presidente de la República
es el único facultado para instruir que se aplique el Plan, posteriormente se
crea un grupo central de auxilio en donde el Secretario de la Defensa es el
Presidente Ejecutivo, dependiendo de éste se encuentra el grupo de auxilio de
zona que le corresponde al comandante de la zona en cuestión; posteriormente le
sigue un grupo de auxilio de sector que corresponde al oficial del sector
militar, le sigue un grupo de auxilio de localidad a cargo del oficial de la
localidad militar y por último un grupo de auxilio local que estará a cargo de
los vecinos de la zona afectada. Ahora bien, la estructura orgánica interna
para llevar a cabo la operación de dicho plan es la siguiente: En primer
término están los centros sectoriales de operaciones, que son de carácter
temporal, ubicados en cada Estado, de ahí depende una jefatura que corresponde
al subjefe operativo del EMDN, posteriormente a nivel staff está un responsable
que es el enlace con el Sistema Nacional de Protección Civil y por último,
dependiendo de dicha jefatura están las áreas de coordinador de operaciones,
recursos humanos, información, recursos materiales, informática, jurídico,
evaluación de daños, apoyo aéreo y transmisiones.
El 4 de mayo de 1972, el Presidente de la República
Luis Echeverría, crea la "Comisión Permanente de auxilio para el Distrito
Federal en casos de siniestro", debido precisamente a un incendio que
afectó el día anterior a las Delegaciones de Tlalpan, Xochimilco y Coyoacán, a
fin de proporcionar ayuda a los damnificados, las funciones de la comisión
fueron: realizar un levantamiento de un mapa de áreas críticas del Distrito
Federal, elaborar indicadores de zonas marginadas y realizar un reconocimiento
de los terrenos de las Delegaciones de Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero y
Azcapotzalco, lo que probablemente dicha comisión con la información recopilada
y su experiencia, dio lugar para la creación por primera vez en México de un
órgano específico para la atención de emergencias urbanas, adscrito a la
Secretaria de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP).
En el año de 1979 se crea la Dirección General de
Prevención y Atención de Emergencias Urbanas, dependiendo de lo que era la
SAHOP. Los objetivos principales de esta dirección general fueron:
Mitigar, reducir y disminuir riesgos producidos por
diferentes desastres en los asentamientos humanos. Identificar las regiones y asentamientos humanos
vulnerables del país y diagnosticar sus riesgos. (Incluía la elaboración de
Atlas de Riesgos.) Formular programas, acciones y campañas de
educación, organización y motivación dirigidas a las autoridades y a la
comunidad, para implementar normas y estudios orientados a estimular acciones y
obras para la seguridad de los asentamientos humanos. Disminuir los efectos de los fenómenos naturales
sobre los asentamientos humanos mediante la organización de planes específicos
de prevención y atención de emergencias.
Coadyuvar al restablecimiento de la normalidad de
los asentamientos humanos afectados por desastres, orientando para ellos su
participación.
- Mitigar, reducir y disminuir riesgos producidos por diferentes desastres en los asentamientos humanos.
- Identificar las regiones y asentamientos humanos vulnerables del país y diagnosticar sus riesgos. (Incluía la elaboración de Atlas de Riesgos.)
- Formular programas, acciones y campañas de educación, organización y motivación dirigidas a las autoridades y a la comunidad, para implementar normas y estudios orientados a estimular acciones y obras para la seguridad de los asentamientos humanos.
- Disminuir los efectos de los fenómenos naturales sobre los asentamientos humanos mediante la organización de planes específicos de prevención y atención de emergencias.
- Coadyuvar al restablecimiento de la normalidad de los asentamientos humanos afectados por desastres, orientando para ellos su participación
La organización del SIPROR se integró por una
Dirección y dos subdirecciones, una de prevención y otra de atención de
emergencias, además de contar con un centro de operaciones. Orgánicamente el
SIPROR quedó originalmente adscrito a la Secretaría General de Protección y
Vialidad; sin embargo, después de los sismos de 1985, el SIPROR se convirtió en
la Dirección de Protección Civil, pasando a depender de la Dirección General de
Gobierno del Departamento del Distrito Federal.
Con la publicación del Reglamento Interior del
Gobierno del Distrito Federal, el 15 de septiembre de 1995, esta Dirección de
Protección Civil formalmente pasó a ser Dirección General, adscrita a la
Secretaría General de Gobierno del Distrito Federal, cuya atribución sustantiva
es:
"Coordinar
a las dependencias, órganos desconcentrados y entidades de la Administración
Pública del Distrito Federal y de la Administración Pública Federal, así como a
las instituciones privadas responsables de la operación de los diversos
servicios vitales y sistemas estratégicos en el Distrito Federal, a fin de
prevenir, mitigar, preparar, auxiliar, rehabilitar, restablecer y reconstruir,
antes durante y después de situaciones de alto riesgo, emergencia, siniestro o
desastre."
Producto de los devastadores sismos del 19 y 20 de
septiembre de 1985 (8.1° de la escala de Richter) y por disposición
presidencial se determinó la creación del Sistema Nacional de Protección Civil
(SINAPROC), contenido en el Decreto Publicado en el Diario
Oficial del 6 de mayo de 1986, denominado: Bases para el establecimiento del
Sistema Nacional de Protección Civil y el Programa de Protección Civil que las
mismas contienen. Para ello, el Presidente Miguel de la Madrid acordó el 9 de
octubre de 1985 la creación de la Comisión Nacional de Reconstrucción, con el
fin de dirigir adecuadamente las acciones de auxilio a la población
damnificada, así como dejar sentadas las bases para establecer los mecanismos,
sistemas y organismos para atender mejor a la población en la eventualidad de
otros desastres. Dicha comisión se integró por seis comités: de reconstrucción
del área metropolitana de la Ciudad de México, de auxilio social, de
coordinación del auxilio internacional y el De prevención de seguridad civil,39
a su vez fueron creados diez subcomités. Este último comité se le instruyó por
acuerdo presidencial la tarea de diseñar los lineamientos para el
establecimiento del SINAPROC, el cual se concibió como: "Un conjunto
orgánico y articulado de estructuras, relaciones funcionales, métodos y procedimientos
que establecen las dependencias y entidades, del sector público entre sí, con
las organizaciones de los diversos grupos sociales y privados y con las
autoridades de los Estados, Municipios, a fin de efectuar acciones de común
acuerdo destinadas a la protección de los ciudadanos contra los peligros y
riesgos que se presentan en la eventualidad de un desastre.
En cuanto a la estructura del SINAPROC, se crearon
tres tipos de organización: una consultiva, una ejecutiva y otra participativa.
La primera comprende a los Consejos, la segunda constituye el órgano normativo
que es la propia Secretaría de Gobernación, cuya responsabilidad consiste en
aplicar el SINAPROC, a través de la Subsecretaría de Protección Civil y de
Prevención y Readaptación Social, de donde depende de ésta la Dirección General
de Protección Civil, creada el 13 de febrero de 1989, en el Art. 5, Fr. XXII y
el Art. 18 del Reglamento Interior de la Secretaría de Gobernación.
El propósito de esta Dirección General es
fundamentalmente: "Integrar, coordinar y supervisar el SINAPROC, para
garantizar mediante una adecuada planeación la protección, el auxilio y
rehabilitación de la población y de su circunstancia frente a situaciones de
desastre; igualmente, proponer planes, políticas y estrategias para el
desarrollo y aplicación de programas específicos de Protección Civil y
establecer sistemas de coordinación con las dependencias y entidades de la
Administración Pública Federal, para alcanzar sus objetivos. La organización
interna de esta Dirección General para cumplir con dicho objetivo se compone a
su vez por tres direcciones: una de coordinación, otra técnica y otra de
operación.
En cuanto al tercer tipo de organización del SINAPROC
que se refiere a la participativa, corresponde a los cuerpos de voluntarios de
los sectores social y privado. En donde cabe destacar el papel de la
Arquidiócesis de México, fue fundamental en ayuda asistencial emergente, a
través de la Fundación para el Apoyo de la Comunidad, (FAC). Dos años después
de la creación del SINAPROC, el Gobierno Federal publica otro Decreto el 20 de
septiembre de 1988, que crea al Centro Nacional de Prevención de Desastres
(CENAPRED), como un órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación.
Asimismo, cabe señalar que gracias al apoyo económico y técnico del Gobierno
del Japón hizo posible se construyeran las instalaciones de dicho centro, así
como también a la participación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
quien cedió el terreno para su construcción además de proporcionar personal
académico y técnico especializado.
El objetivo del CENAPRED es "Promover la
aplicación de tecnologías para la prevención y mitigación de desastres,
promover la capacitación profesional y técnica en la materia y difundir medidas
de preparación y auto protección entre la sociedad mexicana expuesta a la
contingencia de un desastre. En cuanto a las funciones sustantivas que realiza
son: la de investigación, capacitación y difusión. A efecto de atender estas
tres funciones, el centro se encuentra organizado por una junta de gobierno que
es el órgano supremo; le sigue una Dirección General y dependiendo de ésta
existen cuatro coordinaciones que son: la de investigación, instrumentación, capacitación
y de difusión. El CENAPRED fue inaugurado el II de mayo de 1990.
Cabe señalar a este respecto que este centro surge
como una respuesta a los fuertes sismos del 85, constituyéndose el primero en
su género y la primera experiencia histórica en este sentido en nuestro país,
por lo que consideramos que dicho proyecto vale la pena continuar apoyándolo
para no dejarlo en el olvido como ha sucedido con otros esfuerzos.
Una vez creado el SINAPROC, cuyo "parte
aguas" fueron como ya se mencionó, los sismos de 1985, han proliferado una
gran cantidad de actividades como si fuera un "Boom", para lo cual,
al final del capítulo; o sea, que en el transcurso de los últimos once años han
surgido muchas y muy variadas formas de respuestas de carácter oficial,
académico y social, principalmente para cubrir el rezago que teníamos en la
materia. Parece ser que el desastre del 85 sirvió como catalizador para cobrar
conciencia de las amenazas y riesgos a que estamos expuestos debido a
calamidades que suceden en nuestro país, así como también redescubrir a la
Protección Civil que tanto tiempo estuvo olvidada.
A consecuencia también de los sismos de 1985, el 3
de julio de 1987 se publica en el Diario Oficial una nueva versión del Reglamento
de Construcciones para el Distrito Federal, en donde se hacen más rigurosos los
coeficientes de sismicidad en el cálculo de las estructuras. Asimismo, se
incorpora una nueva clasificación de las estructuras por su destino, se revisó
y redefinió la zonificación del Distrito Federal con respecto al tipo de suelo,
se implementaron una serie de normas técnicas complementarias para el diseño
por sismo en reglamento y sobre todo se instituyó la figura del "Director
Responsable de Obra" con un corresponsable de la seguridad estructural,
quien revisa y vigila que la construcción de la obra se haga de acuerdo a los
proyectos estructurales y de cimentación, así como se cumplan con las
disposiciones del nuevo reglamento. No fue hasta el 11 de mayo de 1990, cuando
se publica en el Diario Oficial la creación del Consejo Nacional de Protección
Civil como un órgano consultivo de coordinación de acciones y de acciones y de
participación social en la planeación de la Protección Civil. Dicho consejo
actualmente es el órgano de mayor jerarquía dentro del SINAPROC y es presidido
por el propio Presidente de la República, también participan en calidad de
Secretario Ejecutivo el titular de la Secretaría de Gobernación, un secretario
técnico que es el Subsecretario de Protección Civil y de Prevención y
Readaptación Social, así como también está integrado por los titulares de las
Secretarías de Relaciones Exteriores, de la Defensa Nacional, de Marina, de
Energía, Minas y Industria Paraestatal, de Comunicaciones y Transportes, de
Desarrollo Urbano y Ecología, de Salud y del Departamento del Distrito Federal.
Cabe hacer notar que dentro de los miembros que
integran el consejo se omite a la Secretaría de Educación Pública, lo creemos
que su participación es sumamente importante, ya que bajo su cargo está el
Programa de Atención de Emergencia Escolar, que abarca 165 mil escuelas y
planteles de todo el país, con una población estudiantil estimada en 25
millones.
El SINAPROC, en su vertiente consultiva establece
la obligación de integrar Consejos Estatales de Protección Civil en cada uno de
los Estados, a la fecha se han instalado z8 Consejos Estatales: el primero fue
en el año de 1985 en el Estado de Tabasco; en 1986 le siguieron Baja
California, Baja California Sur,
Chihuahua, Estado de México, Morelos, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí,
Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. En 1987 Guerrero. En 1989 Jalisco y Oaxaca. En
1990 Durango, Distrito Federal. En 1991, Aguascalientes, Chiapas y Zacatecas.
En 1992., Campeche, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Nuevo León, Quintana Roo,
Tlaxcala y Veracruz, y en 1993, Colima, faltando solamente Yucatán, Michoacán y
Nayarit.
Prácticamente a partir del año 1990, se empiezan a
expedir una gran cantidad de disposiciones jurídicas en todo el país, a efecto
de cubrir los "vacíos" jurídicos existentes en la materia, así como
también debido a la "línea de acción del SNPC en el marco de las
vertientes obligatorias" que al publicarse en el Diario Oficial el
Programa Nacional de Protección Civil 1990- 1994, el 29 de mayo de 1991, todas
las Entidades Federativas y el Distrito Federal deberían establecer sus
consejos, sus unidades de Protección Civil, elaboración de sus altas de riesgos
y crear sus respectivos marcos normativos.
Así pues, tenemos que en México los años 90 pueden
considerarse como la "Era" de las disposiciones jurídicas en
Protección Civil.
La primera Ley Estatal de Protección Civil que se publica en el país fue la del Estado de Durango, el 10 de marzo de 1990. El primer reglamento fue el "Reglamento de Protección Civil para el Distrito Federal" el 20 de agosto del mismo año, así como la primera entidad que tuvo su respectivo programa, denominado "Programa de Protección Civil para el Distrito Federal", publicado en la Gaceta Oficial del DDF el 1° de julio de 1991. Posteriormente, en 1992, los Estados que expiden sus leyes fueron: Colima, Guerrero, Puebla, Querétaro, Quintana Roo. En el año de 1993, Jalisco, Michoacán, Morelos, Sonora, Tamaulipas. En 1994, Estado de México y Nayarit. En 1995, Veracruz y Yucatán. En 1996, el Distrito Federal. En total, 15 Estados incluyendo al Distrito Federal a la fecha han expedido sus respectivas leyes, o sea solamente la mitad. Un documento muy importante del cual los registros históricos tienen muy poca memoria son los Atlas de Riesgos, no obstante, los primeros atlas elaborados fueron los de la Dirección General de Prevención y Atención de Emergencias Urbanas de la SAHOP, entre los años de 1979- 1981, que al desaparecer dicha Dirección General también desaparecieron sus archivos. Es por eso que hoy en día, el primer atlas de riesgo de carácter nacional que tenemos editado es el de la Secretaría de Gobernación, en diciembre de 1991. Actualmente de 1992. a 1995, se han elaborado 23 Atlas Estatales de Riesgos.
La primera Ley Estatal de Protección Civil que se publica en el país fue la del Estado de Durango, el 10 de marzo de 1990. El primer reglamento fue el "Reglamento de Protección Civil para el Distrito Federal" el 20 de agosto del mismo año, así como la primera entidad que tuvo su respectivo programa, denominado "Programa de Protección Civil para el Distrito Federal", publicado en la Gaceta Oficial del DDF el 1° de julio de 1991. Posteriormente, en 1992, los Estados que expiden sus leyes fueron: Colima, Guerrero, Puebla, Querétaro, Quintana Roo. En el año de 1993, Jalisco, Michoacán, Morelos, Sonora, Tamaulipas. En 1994, Estado de México y Nayarit. En 1995, Veracruz y Yucatán. En 1996, el Distrito Federal. En total, 15 Estados incluyendo al Distrito Federal a la fecha han expedido sus respectivas leyes, o sea solamente la mitad. Un documento muy importante del cual los registros históricos tienen muy poca memoria son los Atlas de Riesgos, no obstante, los primeros atlas elaborados fueron los de la Dirección General de Prevención y Atención de Emergencias Urbanas de la SAHOP, entre los años de 1979- 1981, que al desaparecer dicha Dirección General también desaparecieron sus archivos. Es por eso que hoy en día, el primer atlas de riesgo de carácter nacional que tenemos editado es el de la Secretaría de Gobernación, en diciembre de 1991. Actualmente de 1992. a 1995, se han elaborado 23 Atlas Estatales de Riesgos.
El 6 de junio de 1995 se establece un mecanismo
novedoso de participación social en nuestro país, a través de la creación de
los Comités Científicos Asesores del Sistema Nacional de Protección Civil, como
órganos técnicos de consulta en la prevención de desastres originados por
fenómenos geológicos, hidrometeorológicos, químicos y sanitarios y finalmente, en
lo concerniente a los aspectos sociales de los desastres, la función de estos
cinco comités es emitir opiniones y recomendaciones fundamentalmente para que
el CENAPRED como órgano de carácter técnico, implemente la toma de decisiones
en la prevención de desastres.
El 17 de julio de 1996 se publica en el Diario
Oficial el Programa de Protección Civil 1995-2000, con el objetivo de
"Proteger a la persona y a la sociedad ante la eventualidad de un desastre
provocado por agentes naturales o humanos, a través de acciones que reduzcan o
eliminen la pérdida de vidas humanas, la destrucción de bienes materiales y el
daño a la naturaleza, así corno la interrupción de las funciones esenciales de la sociedad. Los puntos más relevantes que contiene este programa son:
- Elaboración de un diagnóstico de riesgos general del país, objetivos, prioridades sectoriales y estrategias políticas específicas que incluyen:
- La consolidación de la normatividad, planeación, coordinación y concertación.
- Fortalecimiento de comunicación social y fomento de una cultura de Protección Civil.
- Reducir las vulnerabilidades.
- Capacitación y formación de personal en la materia.
- Mejoramiento de la administración de las emergencias.
- Ampliar la cooperación internacional y
- Fomento a la investigación y el desarrollo tecnológico.
Analizando el contenido del programa se observa que
se articula como parte de una política pública, encaminada con acciones
claramente definidas a arribar al siglo XXI con una Protección Civil
consolidada, fortalecida, flexible y más participativa, o sea, es un programa
con visión del futuro.
El registro más reciente que se tiene es el nuevo
Reglamento de la Ley de Protección Civil para el Distrito Federal, publicado en
el Diario Oficial el 21 de octubre de 1996, cuyo ordenamiento principal es el
de regular las disposiciones de la Ley de Protección Civil para el Distrito
Federal. Por cierto, cabe mencionar, que es el segundo Reglamento que se expide
para el Distrito Federal.
De acuerdo a la breve revisión histórica efectuada
podemos obtener las siguientes lecciones y conclusiones. Se ha observado en
primer término que durante la época colonial y actualmente, la iglesia siempre
ha tenido un papel protagonista encargada de atender y socorrer a la población
ante las calamidades. Asimismo, una constante a través de la historia ha sido
que las respuestas institucionales casi siempre se han debido a las mismas
calamidades, en pocas ocasiones dichas respuestas han sido anticipadas, no obstante,
a partir de la creación del SNPC, esta constante ha empezado a cambiar, al
surgir por la obligatoriedad del sistema iniciativas para prever y mitigar los
desastres.
Se puede afirmar que los esfuerzos que se han
realizado para proteger y auxiliar a la población contra los desastres, has
sido paradójicamente producto de los mismos desastres y no de la adopción de
medidas preventivas, de ahí que la primera lección que nos ha enseñado la
historia es la necesidad de llevar a cabo políticas de carácter preventivo con
una visión estratégica a la anticipación de los riesgos potenciales que puedan
causar los desastres y por consiguiente, se requiere hacer un esfuerzo de
indagación para prevenir los desastres.
Una segunda conclusión que se puede obtener es que
todos aquellos esfuerzos realizados en la materia a través de la historia,
generalmente de manera lamentable muy pocas veces ha habido una continuidad.
Casi siempre también se han visto interrumpidos por diversas causas y
circunstancias y lo más grave, es que dichos esfuerzos realizados se han
perdido o quedado en el olvido, prácticamente no se han recuperado las
experiencias para continuar, sino que desafortunadamente se han tenido que
iniciar nuevamente otros esfuerzos, por lo que se puede decir que hace falta
una conciencia histórica en Protección Civil, sobre las experiencias obtenidas
de los desastres. De esta segunda lección obtenida se puede desprender que es
necesario rescatar las experiencias y recuperar lo que nos sea útil de los
esfuerzos anteriormente realizados para "aprender" de la historia y
realmente exista un avance en la Protección Civil. Es por ello que se
recomienda combinar las experiencias con la innovación de ideas, para lograr de
esta forma una continuidad y aprendizaje.
Por último, todo parece indicar que
desafortunadamente a partir de los sismos del 85 ha sido la lección para
aprender y llevar una cierta continuidad en los trabajos y proyectos
emprendidos, a través de la creación del SNPC. En donde ha servido para empezar
a fomentar una cultura de Protección Civil entre los habitantes de este país,
cultura que hoy en día es muy operativa, que con el paso del tiempo deberá irse
modificando, para que se convierta en una "Cultura preventiva de la
Protección Civil" y con ello estar mejor preparados ente futuros
desastres, respuesta que actualmente estamos construyendo y que toca dar a las
próximas generaciones: "los niños".
Bibliografía
- Acevedo, José Luis, et al. Historia de la Cruz Roja Mexicana. Investigación monográfica presentada para el Diplomado en Protección Civil y Prevención de Desastres de la Universidad Iberoamericana 1994.
- Atlas Nacional de Riesgos. Secretaría de Gobernación. México. 1991.
- Bases para el establecimiento del Sistema Nacional de Protección Civil. Comisión Nacional de Reconstrucción, Secretaría de Gobernación. México. 1986.
- Bases para el establecimiento del Sistema Nacional de Protección Civil. Secretaría de Gobernación. México. 1986.
- Campos, Ricardo Huttich. Protección Civil: algunos aspectos de la organización de un Plan de Protección Civil (Defensa Civil), para casos de Desastre Natural. Ed. UAEM. México. 1994.
- Castañeda Vargas, Fernando. El servicio de Protección a la Población Civil contra agresiones aéreas. Investigación monográfica presentada para el Diplomado en Protección Civil y Prevención de Desastres de la Universidad Iberoamericana. In memoriam. 1992.
- Decreto por el que se aprueban las Bases para el establecimiento del Sistema
- Nacional de Protección Civil y el Programa de Protección Civil que las mismas contienen. Diario Oficial, 6 de mayo de 1986.
- Decreto que crea el Consejo Nacional de Protección Civil. Diario Oficial,
- II de mayo de 199o.
- Decreto por el que se aprueba el Programa Nacional de Protección Civil 199o-1994. Diario Oficial, 2.9 de mayo de 1991.
- Decreto por el que se crean los Comités Científicos Asesores del Sistema Nacional de Protección Civil. Diario Oficial, 6 de junio de x995•
- Decreto por el que se aprueba el Programa de Protección Civil 1995-2000. Diario Oficial, 17 de junio de 1996.
- Estadísticas de los Servicios Estatales de Salud del Estado de Guerrero. Dirección de Planeación. 1993.
- Emergencias Urbanas. Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas. Documentos. México. 1979.
- Fundación ICA, A. C. Experiencias derivadas de los sismos de septiembre de 1985. Ed. Limusa-Noriega. 1988.
- García, Virginia. Estudios Históricos sobre Desastres Naturales en México. CIESAS. México. 1992.
Excelente documento.
ResponderEliminar