“El que no conoce su historia
….
le faltan elementos para comprender el riesgo”
La
prioridad número UNO, de las cuatro prioridades de acción del marco de Sendai
para la reducción del riesgo de desastres 2015-2030[1], señala
que se debe comprender el riesgo de
desastre en todas sus dimensiones la vulnerabilidad, la capacidad, exposición
de las personas, los bienes, las características
del peligro y el ambiente.
Los
académicos e investigadores como Allan Michael Lavell y Gustavo Wilches Chaux,
entre otros, mencionan los diversos tipos de vulnerabilidad[2] en una
sociedad, como natural, físico,
económico, social, cultural, político, técnico, ideológico, institucional,
SANITARIO, etc. En diversos artículos, los colegas del Blog de Epicentro han
escrito, también, que la vulnerabilidad
está directamente relacionada con el riesgo, por lo que, entonces, tanto
los peligros y riesgos se derivan de las vulnerabilidades mencionadas por los
autores, al principio de este párrafo.
Por otro
lado, los conceptos[3] de
peligro y riesgo en la terminología EIRD, define:
PELIGRO como un evento físico
potencialmente perjudicial, fenómeno o actividad humana que puede causar pérdida de vidas o
lesiones, daños materiales, grave perturbación de la vida social y económica o degradación
ambiental.
RIESGO como la probabilidad de
consecuencias perjudiciales o perdidas
esperadas (muertes, lesiones, propiedad, medios de subsidencia,
interrupción de actividad económica o deterioro ambiental) resultado de
interacciones entre amenazas naturales o antropogénicas y condiciones de vulnerabilidad.
También se
puede definir el riesgo como la expresión
cuantitativa o cualitativa de la posible
pérdida, considerando la probabilidad
de que el peligro se materialice y sus consecuencias;
para poder cuantificar el riesgo se aplican metodologías de análisis, con
criterios previamente definidos por los autores de la metodología, sin embargo,
el solamente cuantificar el riesgo, no
significa que se ha comprendido el riesgo, puesto que deberíamos tener muy
claro la causa raíz de lo que origina o las consecuencias de dicho riesgo.
Ahora
bien, en la actual situación de salud, que la humanidad está enfrentando,
seguramente escuchamos frases como: “jamás
la humanidad había pasado una situación así…”, “no hay precedentes de una
enfermedad como esta…”, “no podíamos estar preparados ante algo tan
impredecible…”, “ningún gobierno puede preparase ante una pandemia mundial…” o
tal vez, “es un evento atípico…”, etc.
Por
mencionar unos datos de referencia, el investigador Francisco de Antuñano
encuentra, en expedientes históricos del periódico Tiempo de México, algunas notas como la del 31 de mayo de 1850,
resaltando el mal del cólera morbus y la
afectación en San Luis Potosí, Tamaulipas, Michoacán y Guadalajara; otra nota
destaca el 9 de febrero de 1908 “la
epidemia de la tifo”.
El 19 de
octubre de 1918, un periódico, señala recomendaciones, “medida
urgentes”, por parte de la oficina de
salubridad de la ciudad de Puebla, por causas de la “epidemia” que empieza a
manifestarse, como evitar lugares públicos, no asistir a casas donde existan
enfermos, lavarse al tocar a un enfermo, principalmente si los síntomas eran
catarro intenso, tos y calentura, así mismo recomendaba el aseo de las manos,
boca y nariz, ya que la enfermedad se considera peligrosa, por lo que se debe
evitar saludarse estrechándose la mano, el beso y el abrazo …
¿suena familiar?
Sobre la gripe
española, la gaceta médica, señala que la pandemia entre1918 y 1920 mató a más
de 40 millones de personas. Se desconoce la cifra exacta y su origen, algunos
dicen que se originó en Francia en 1916 o en China 1917 y otros que en una base
militar en USA; en marzo de 1918, solo en España se calcula que hubo 8 millones
de infectados y unas 300,000 personas fallecidas. En septiembre de 1918 en
Filadelfia, Pensilvania USA, 200,000 personas salieron a manifestarse en contra
de las medidas de la cuarentena; posteriormente fallecieron 4,500 personas. En el siglo XIV la epidemia[4] de la
peste negra (“Yersinia pestis`), provoco que en la península ibérica la
población pasara de 6 millones a 2.5, mientras que en Europa murieron alrededor
de 50 millones de personas, pasando de 80 millones de habitantes a 30 millones.
En enero
de 2009 en Veracruz, surge la epidemia de influenza H1N1 y fue hasta el 11 de
junio, del mismo año, declarada como pandemia y en agosto de 2010 se declara el
fin del contagio. Algunos medios afirman que el estimado de contagios fue de
1,400 millones de personas y dejando alrededor de 575,000 fallecidos.
Como
observamos anteriormente, existen elementos para tener una clara percepción del
riesgo, no solamente por los gobiernos, si no también por la población en
general, empresarios, académicos, etc. Sin embargo, observamos en la toma de
decisiones, el comportamiento ante la situación que estamos viviendo, por
ejemplo: en parques o vía pública, personas sin tomar medidas de prevención,
llámese distanciamiento físico o uso de cubre bocas, empresarios girando
instrucciones al personal de cumplimiento de las medidas al mínimo posible,
algunos funcionarios públicos haciendo lo propio. Por otro lado, la otra cara
de la moneda, observamos lo opuesto de quienes son conscientes de la situación,
¿dónde la sensibilización sobre la pandemia, nos direcciona a actuar en la autoprotección
y de los que nos rodean?; desafortunadamente el efecto por el actuar de
aquellos que no son sensibles, afecta de manera general a la economía, la
sociedad y la salud de toda la población.
Querer justifica
nuestro actuar, basados en el hecho de que “no existen antecedentes”, o suponer
que “no existen ni existían herramientas para el análisis de los peligros a que
estamos expuestos”, o que “no hay manera de preparar un plan de reducción de
riesgos de desastre”, es un tanto aventurado. En México, incluso en los PIPC se
requiere un Plan de continuidad de operaciones, el cual debería tener
considerado el fenómeno de epidemias.
Los investigadores y académicos, nos presentan datos
históricos y efectos del impacto de diversos fenómenos, nos mencionan un
período de tiempo, que se conoce como período de retorno; toda la información
que ellos presentan es fundamental para la comprensión del riesgo, para la toma de
decisiones ejecutiva y por lo tanto para elaborar los planes de continuidad de
operaciones, en consecuencia, los planes de contingencia. Solo entendiendo
realmente el riesgo de desastre, podremos disminuir los efectos que estos
causan a su paso.
Octavio Albores
Catedrático Universidad Ducens.
Catedrático Universidad Ducens.
[2] Andrew Maskrey. La RED. (1993). Los Desastres no son
naturales. Perú, Colombia, Costa Rica, México: Red de estudios sociales en
prevención de desastres en América Latina.
Niklas Luhmann. (1992).
Sociología del riesgo (Soziologie des Risikos). Guadalajara, Jalisco, México: Walter de Grurter y Co.
Artículo, la
vulnerabilidad global, Gustavo Wilches-
Chaux
[4] https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-breve-historia-pandemias-globales-hemos-luchado-contra-mayores-asesinos-20200322075937.html
Definitivamente el que no aprende de sus errores está condenado a repetirlos...
ResponderEliminarLA Negligencia ES CAUSA DE MUERTE. dr. SERGE RAYNAUD DE LA FERRIERE, y si le agregamos la vulnerabilidad INSTITUCIONAL, como podemos hacer frente a los retos de una PANDEMIA.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo Dr.
EliminarExcelente artículo, gracias por compartir conocimientos
ResponderEliminarSi todos pudiéramos nuestro granito de arena, el mundo sería diferente. Pero estamos más ocupados en llevar la contraria, que en sumar, para bien. Interesante, saludos
ResponderEliminarIngeniero, excelente artículo, Felicitaciones.
ResponderEliminarLamentablemente tenemos muy mala memoria o simulamos olvidar para continuar y es que apenas pasa la emergencia, contingencia, el accidente, las muertes y hacemos como que nada ocurrió y terminamos repitiendo a través de la historia nuestros errores.
Gracias por tu generosidad, ya te lo he dicho desde siempre con convicción compartiendo tu conocimiento.
¡Saludos!
Gracias colega anónimo, efectivamente no aprender de las causas que dan origen a los resultados no deseados es el peor de los errores.
EliminarExcelente artículo de nuestro estudiantes de la Maestría en Seguridad y Salud en el Trabajo. Felicidades.
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