“El que no conoce su historia …. le faltan elementos para comprender el riesgo” - Radio Epicentro Blog

20 julio, 2020

“El que no conoce su historia …. le faltan elementos para comprender el riesgo”



“El que no conoce su historia ….

le faltan elementos para comprender el riesgo”




La prioridad número UNO, de las cuatro prioridades de acción del marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres 2015-2030[1], señala que se debe comprender el riesgo de desastre en todas sus dimensiones la vulnerabilidad, la capacidad, exposición de las personas, los bienes, las características del peligro y el ambiente.

Los académicos e investigadores como Allan Michael Lavell y Gustavo Wilches Chaux, entre otros, mencionan los diversos tipos de vulnerabilidad[2] en una sociedad, como natural, físico, económico, social, cultural, político, técnico, ideológico, institucional, SANITARIO, etc. En diversos artículos, los colegas del Blog de Epicentro han escrito, también, que la vulnerabilidad está directamente relacionada con el riesgo, por lo que, entonces, tanto los peligros y riesgos se derivan de las vulnerabilidades mencionadas por los autores, al principio de este párrafo.

Por otro lado, los conceptos[3] de peligro y riesgo en la terminología EIRD, define:

PELIGRO como un evento físico potencialmente perjudicial, fenómeno o actividad humana que puede causar pérdida de vidas o lesiones, daños materiales, grave perturbación de la vida social y económica o degradación ambiental.

RIESGO como la probabilidad de consecuencias perjudiciales o perdidas esperadas (muertes, lesiones, propiedad, medios de subsidencia, interrupción de actividad económica o deterioro ambiental) resultado de interacciones entre amenazas naturales o antropogénicas y condiciones de vulnerabilidad.

También se puede definir el riesgo como la expresión cuantitativa o cualitativa de la posible pérdida, considerando la probabilidad de que el peligro se materialice y sus consecuencias; para poder cuantificar el riesgo se aplican metodologías de análisis, con criterios previamente definidos por los autores de la metodología, sin embargo, el solamente cuantificar el riesgo, no significa que se ha comprendido el riesgo, puesto que deberíamos tener muy claro la causa raíz de lo que origina o las consecuencias de dicho riesgo.

Ahora bien, en la actual situación de salud, que la humanidad está enfrentando, seguramente escuchamos frases como: “jamás la humanidad había pasado una situación así…”, “no hay precedentes de una enfermedad como esta…”, “no podíamos estar preparados ante algo tan impredecible…”, “ningún gobierno puede preparase ante una pandemia mundial…” o tal vez, “es un evento atípico…”, etc.

Por mencionar unos datos de referencia, el investigador Francisco de Antuñano encuentra, en expedientes históricos del periódico Tiempo de México, algunas notas como la del 31 de mayo de 1850, resaltando el mal del cólera morbus y la afectación en San Luis Potosí, Tamaulipas, Michoacán y Guadalajara; otra nota destaca el 9 de febrero de 1908 “la epidemia de la tifo”.

El 19 de octubre de 1918, un periódico, señala recomendaciones, “medida urgentes”,  por parte de la oficina de salubridad de la ciudad de Puebla, por causas de la “epidemia” que empieza a manifestarse, como evitar lugares públicos, no asistir a casas donde existan enfermos, lavarse al tocar a un enfermo, principalmente si los síntomas eran catarro intenso, tos y calentura, así mismo recomendaba el aseo de las manos, boca y nariz, ya que la enfermedad se considera peligrosa, por lo que se debe evitar saludarse estrechándose la mano, el beso y el abrazo

¿suena familiar?

Sobre la gripe española, la gaceta médica, señala que la pandemia entre1918 y 1920 mató a más de 40 millones de personas. Se desconoce la cifra exacta y su origen, algunos dicen que se originó en Francia en 1916 o en China 1917 y otros que en una base militar en USA; en marzo de 1918, solo en España se calcula que hubo 8 millones de infectados y unas 300,000 personas fallecidas. En septiembre de 1918 en Filadelfia, Pensilvania USA, 200,000 personas salieron a manifestarse en contra de las medidas de la cuarentena; posteriormente fallecieron 4,500 personas.  En el siglo XIV  la epidemia[4] de la peste negra (“Yersinia pestis`), provoco que en la península ibérica la población pasara de 6 millones a 2.5, mientras que en Europa murieron alrededor de 50 millones de personas, pasando de 80 millones de habitantes a 30 millones.

En enero de 2009 en Veracruz, surge la epidemia de influenza H1N1 y fue hasta el 11 de junio, del mismo año, declarada como pandemia y en agosto de 2010 se declara el fin del contagio. Algunos medios afirman que el estimado de contagios fue de 1,400 millones de personas y dejando alrededor de 575,000 fallecidos.

Como observamos anteriormente, existen elementos para tener una clara percepción del riesgo, no solamente por los gobiernos, si no también por la población en general, empresarios, académicos, etc. Sin embargo, observamos en la toma de decisiones, el comportamiento ante la situación que estamos viviendo, por ejemplo: en parques o vía pública, personas sin tomar medidas de prevención, llámese distanciamiento físico o uso de cubre bocas, empresarios girando instrucciones al personal de cumplimiento de las medidas al mínimo posible, algunos funcionarios públicos haciendo lo propio. Por otro lado, la otra cara de la moneda, observamos lo opuesto de quienes son conscientes de la situación, ¿dónde la sensibilización sobre la pandemia, nos direcciona a actuar en la autoprotección y de los que nos rodean?; desafortunadamente el efecto por el actuar de aquellos que no son sensibles, afecta de manera general a la economía, la sociedad y la salud de toda la población.

Querer justifica nuestro actuar, basados en el hecho de que “no existen antecedentes”, o suponer que “no existen ni existían herramientas para el análisis de los peligros a que estamos expuestos”, o que “no hay manera de preparar un plan de reducción de riesgos de desastre”, es un tanto aventurado. En México, incluso en los PIPC se requiere un Plan de continuidad de operaciones, el cual debería tener considerado el fenómeno de epidemias.

Los investigadores y académicos, nos presentan datos históricos y efectos del impacto de diversos fenómenos, nos mencionan un período de tiempo, que se conoce como período de retorno; toda la información que ellos presentan es fundamental para la comprensión del riesgo, para la toma de decisiones ejecutiva y por lo tanto para elaborar los planes de continuidad de operaciones, en consecuencia, los planes de contingencia. Solo entendiendo realmente el riesgo de desastre, podremos disminuir los efectos que estos causan a su paso.



Octavio Albores
Catedrático Universidad Ducens.




[1] UNDRR. (09 - 2014). Términos de referencia. UNISDR 09/2014, I, 4.
[2] Andrew Maskrey. La RED. (1993). Los Desastres no son naturales. Perú, Colombia, Costa Rica, México: Red de estudios sociales en prevención de desastres en América Latina.
Niklas Luhmann. (1992). Sociología del riesgo (Soziologie des Risikos). Guadalajara, Jalisco, México: Walter de Grurter y Co.
Artículo, la vulnerabilidad global,  Gustavo Wilches- Chaux
[3] ONU. (2009). Terminología sobre RRD. EIRD, I, 43.
[4] https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-breve-historia-pandemias-globales-hemos-luchado-contra-mayores-asesinos-20200322075937.html

8 comentarios:

  1. Definitivamente el que no aprende de sus errores está condenado a repetirlos...

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  2. LA Negligencia ES CAUSA DE MUERTE. dr. SERGE RAYNAUD DE LA FERRIERE, y si le agregamos la vulnerabilidad INSTITUCIONAL, como podemos hacer frente a los retos de una PANDEMIA.

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  3. Excelente artículo, gracias por compartir conocimientos

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  4. Si todos pudiéramos nuestro granito de arena, el mundo sería diferente. Pero estamos más ocupados en llevar la contraria, que en sumar, para bien. Interesante, saludos

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  5. Ingeniero, excelente artículo, Felicitaciones.
    Lamentablemente tenemos muy mala memoria o simulamos olvidar para continuar y es que apenas pasa la emergencia, contingencia, el accidente, las muertes y hacemos como que nada ocurrió y terminamos repitiendo a través de la historia nuestros errores.
    Gracias por tu generosidad, ya te lo he dicho desde siempre con convicción compartiendo tu conocimiento.
    ¡Saludos!

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    1. Gracias colega anónimo, efectivamente no aprender de las causas que dan origen a los resultados no deseados es el peor de los errores.

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  6. Excelente artículo de nuestro estudiantes de la Maestría en Seguridad y Salud en el Trabajo. Felicidades.

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