Las enfermedades son parte intrínseca de la historia del ser humano, se posicionaron como problema prioritario cuando se vio la trascendencia de la amenaza y con ello el inicio de medidas de tipo organizativo para poder subsistir como humanidad. Sin embargo, las pandemias no son algo nuevo, contamos con registros que datan de hace siglos, donde se describe que no solo afecta la salud de la población, sino que también han oscurecido el mandato de varios líderes o personas posicionadas al poder.
Para ejemplificar lo anterior podemos mencionar al Imperio Bizantino que se encontraba en su máximo esplendor bajo el liderazgo del Emperador Justiniano, y al llegar la pandemia de la peste tuvieron no sólo pérdidas humanas valiosas del 40% de su población, equivalente a 4 millones de personas, sino también consecuencias económicas catastróficas que le quitaron al imperio su posición de poder ante otros imperios, nombrando esa pandemia como la “Peste de Justiniano” en honor a su emperador.
Dicha pandemia tuvo consecuencias a diferentes niveles a tal grado de ser considerado ese debilitamiento como una de las líneas divisorias entre la Antigüedad y la Edad Media por los cambios políticos que se presentaron; bajo esa premisa podemos considerar que la actual pandemia de SARS-CoV-2, conocida como COVID-19, incluida a la fecha de manera adecuada dentro de los Fenómenos Sanitario-Ecológicos, debe obligatoriamente ser abordada bajo en enfoque simultaneo de Fenómeno Socio-Organizativo por lo anteriormente ejemplificado.
En la actualidad nos enfrentamos a situaciones similares, por lo que tenemos que reestructurar nuestro actuar y respaldarlo con un marco jurídico que satisfaga las necesidades de nuestra sociedad cambiante; y sólo de esa forma podremos abordar integralmente los fenómenos emergentes mixtos simultáneos como por ejemplo la pandemia de SARS-CoV-2 y el movimiento a favor del Caso George Floyd, el cual ha sentado precedentes históricos al ser un fenómeno perturbador multicéntrico, con participación poblacional simultanea a gran escala mundial, donde no sólo ha causado revuelo por su magnitud si no por ser longitudinal, es decir ha durado varios días, y todo ello simultaneo a presentarse en el país número uno en mortalidad por la pandemia que actualmente azota a la humanidad.
De ahí que podemos exponer una vez más que se ha abolido la esclavitud mas no el racismo, y al igual que el racismo podemos mencionar la presencia de terrorismo, rebelión, sabotaje, espionaje, traición a la patria y actos con tendencia a destruir o inhabilitar la infraestructura de carácter estratégico o indispensable para la provisión de bienes o servicios públicos.
Específicamente en México en el periodo de pandemias hemos encontrado casos en diversas partes del país relacionados a ello, por mencionar algunos tenemos la falta de estandarización inicial respecto a medidas esenciales como lo es el uso del cubreboca, que no solo en esta pandemia sino en otras se han visto situaciones similares, exponiendo así que la falta de estandarización de protocolos de abordaje inicial contribuye significativamente a que la población e incluso los gobiernos estatales manejen diferentes lenguajes, asemejándose a la Torre de Babel.
Bajo esa premisa destacamos que para resolver adecuadamente un problema es necesario definirlo integralmente y solo de esa forma podremos implementar acciones pertinentes para la resolución del mismo, por lo que resulta inaceptable el enfocarse a “sacar adelante la pandemia” cuando a quien queremos sacar adelante es a las personas, por ello el enfoque debe estar centrado en la persona quien es única, indivisible y con necesidades específicas, es así que el ser humano no sólo es presencia de salud física, sino también seguridad física, estabilidad económica, afiliación emocional y autorrealización.
Lo cual nos obliga a reestructurar nuestro enfoque para que sea centrado en la persona y en sus necesidades, involucrando con ello a una cadena de mandos integrados para brindar solidaridad global en momentos de crisis global. Lo que nos lleva a replantear la obligatoriedad de reforzar nuestra cadena de gestión de la seguridad nacional, al conocer que existen eslabones con oportunidades de mejora para protección a los ciudadanos mexicanos.
Destacando entonces que no sólo nos enfrentamos a un virus, sino a una serie de decisiones personales o colectivas que difieren en cuanto a su manejo en las pandemias que hemos vivido, teniendo evidencia de la notable falta de argumento en su actuar, lo que nos lleva a replantear el método de brindar la información sabiendo la importancia de esta llegue de la forma adecuada, por ello lo ideal es que el vocero sea alguien profesional en comunicación y que coordine en las conferencias gubernamentales a los representantes de cada sector de la nación para que brinden la información y el coordinador vea que el lenguaje sea entendido por los receptores.
No se demerita a nadie, solo que es ampliamente conocido que cada profesión tiene su lenguaje científico el cual en ocasiones difiere del lenguaje común y suele no interpretarse de manera adecuada o bien existen personas que hacen “uso selectivo de cierta información” con fines personales, lo que podría ser considerado como terrorismo selectivo tipo nacionalista, es así que el crecimiento podrá ser percibido por la sociedad a medida que cada experto dirija a la nación de forma continua y monitorizada, con actividades estratégicas que orienten y disminuyan el pánico en la ciudadanía.
Se
comprende la diplomacia ante el manejo de información para evitar pánico en la
población, sin embargo, el mensaje no llega claro cuando se ve que no hay
concordancia entre lo que comunican con lo que hacen, creando incertidumbre reflejada
en el actuar de una población, que si bien es cierto predominan las personas que
luchan por que el mundo sea un mejor lugar, pero también existen otras que ven la
falta de estandarización como oportunidad para fungir como mercaderes de la
salud.
Con la amplificación de la pandemia vemos amplificadas también las desigualdades, vemos como no solamente la población en riesgo es afectada sino como la población que debe estar protegida para brindar atención a la salud no esta protegida del todo; vemos como pierden la vida día a día integrantes del equipo de salud, donde incluso se les trata de inculpar ante la misma incompetencia de algunas autoridades, el como pretenden que cuiden a sus pacientes sin brindarles equipo de protección personal de calidad o en cantidades adecuadas, o sin la supervisión directa del uso de los mismos.
El sentir en cada uno de ellos la falta de liderazgo y apoyo de ciertas instituciones; vemos como los profesionales de la salud han llegado a invertir hasta el 70% de sueldo para adquirir herramientas para trabajar, donde dejan de ver por días a sus hijos para disminuir el riesgo, donde a mayo de este año se registraron 382% más muertes en el personal de salud en México que las reportadas en China en los trabajadores de la salud y apenas vamos a la mitad estimada de la pandemia.
Donde se brindan compensaciones económicas cuando hace años se está luchando por las inequidades en el sector salud en cuanto a sueldos y funciones, donde el déficit de personal de salud no es nuevo es de años atrás, donde existen reportes oficiales de material “falso” que entro a México y llego a mano de personas que solamente están haciendo su trabajo de cuidar. Buscaríamos alguna justificación para ello, pero no es posible encontrarla ya que es de imaginarse no solo a un equipo de salud que presenta sentimientos de abandono gubernamental, que es agredido e incluso asesinado por la misma población a la que cuida.
El cómo dan la vida por personas que no les interesa más que su beneficio personal, personas que a pesar de ser más los buenos ciudadanos que apoyan, aún existen quienes agreden y ven estas fallas socio-organizativas como puerta de entrada al caos y se refleja en sus prioridades, el como ese sector reclama libertad y lo vuelca en libertinaje, como incrementan las ventas de material y equipo de salud hasta en cuatro veces su precio común ya que la regulación gubernamental no ha sido aplicada en ese rubro del todo, como dejan de realizar actividades esenciales como la vacunación.
Como incitan a realizar fiestas para inmunidad de rebaño, comparándolo con la varicela, cuando ni siquiera se puede comparar ya que aún no está definida en su totalidad la historia natural de la enfermedad de SARS-CoV-2, tratamiento específico ni tampoco contamos con infraestructura para sufragar las necesidades de hospitalización en usuarios críticos. La importancia de recobrar la credibilidad en el sector salud será prioritario ya que con ello se evitará el uso de prácticas no aptas que han cobrado incluso vidas.
Por ello, el enfoque gubernamental debe ser no sólo biológico sino también socio-organizativo con enfoque integral proactivo, dejando de romantizar la palabra héroe y brindar condiciones laborales adecuadas para el desempeño de sus actividades y con ello cuidar no solo a la ciudadanía sino también cuidando a quienes nos cuidan.
Todos esos eventos hacen una cascada de fenómenos socio-organizativos, que como es sabido ocupan el segundo lugar en fenómenos perturbadores en México, que deben ser regulados de manera inmediata, para ello se debe reestructura el marco jurídico nacional, incluir la participación activa de asociaciones especializadas, colegios y organizaciones que estén legalmente constituidas para formar parte del equipo y que no solo se dejen como espectadores, de lo contrario no hay razón por que se registren legalmente si no se les dará esa posición de voz.
Como ciudadanos debe quedarnos claro que no solo debemos ser espectadores sino recordarnos que tenemos el deber ético y moral de mejorar la humanidad; así como el cambio de paradigmas para poder sacar adelante futuras pandemias donde implique el hacer más con el esfuerzo de otros, ahí es cuando realmente sabremos que hemos evolucionado de manera asertiva como sociedad que cuida el presente para brindar un futuro de calidad a la humanidad.
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