En
este tiempo de cuarentena, derivado del COVID-19, tiempo que debe hacernos
crecer internamente y profesionalmente, disfrutar a la familia y ordenar los
pensamientos y en ese devenir diario del cuarto a la sala (donde tengo
instalada la oficina) platicando con mi hijo Manuel Guillermo, de 20 años de
edad, estudiante de ingeniería
industrial, quien durante la charla me hace saber que gustaría escribir
respecto a lo que vivimos y me pide le de mi punto de vista.
Ok,-le dije- envíamelo, lo leo y te comento.
“Recuerdo hace diez años, estando en cuarto año de
primaria, sucedía la influenza H1N1, nos cancelaron clases los últimos días de
abril e inicios de mayo, y por consiguiente, nos cancelaron el festejo del día
del niño, se podría decir que es un “duro golpe” para alguien que al final de
cuentas sólo es un niño.
Aunque actualmente solo lo tengo como un vago y mal
recuerdo. Diez años después vuelve a suceder algo parecido, pero más grave, y
surge la siguiente pregunta; los actuales niños tendrán esto como un vago y mal
recuerdo o se convertirá en una pesadilla que seguirá afectando tiempo después
de acabar la enfermedad, por la pérdida de ciclos escolares o la economía
familiar abatida.
Sumándose a esto, tenemos a un presidente que después de
tener el poder, casi absoluto, no logra cumplir nada de sus promesas, alguien que
se toma todos los temas de importancia como un simple juego y no como algo
serio, donde el cree que es correcto seguir de paseo por todos los estados,
juntado multitudes, haciendo y deshaciendo, decir que enfrenta la enfermedad
con su “fuerza moral”, en vez de dar ejemplo de quedarse en casa.
Y la cereza del pastel, México vendiendo a China material
para combatir la enfermedad antes de que llegara al país y meses después tener
que comprarlo con un precio casi 30 veces mayor, de acuerdo a la entrevista
realizada al secretario de Salud, Hugo López Gatell por Richard Ensor y
publicada en medium.com el pasado 5 de abril.
Además de todo lo anterior, la población no entiende la
importancia de la cuarentena, siguen saliendo e intentando cumplir sus
actividades cotidianas dentro de lo que marcan las disposiciones actuales, como
se dice buscando las lagunas u hoyos de estos.
Los estudiantes tienen ya esa alta probabilidad de llegar
a perder el semestre, todas las escuelas cancelando clases y la gente creyendo
que su trabajo es un trabajo esencial, porque todos los trabajos, para cada uno
de nosotros son esenciales, queda claro que es el sustento familiar, pero el cuidarnos es vital para todos, para
que la cuarentena sea menor y se pierdan menos vidas.
Se tiene que entender que aunque no sea una enfermedad
con una tasa de mortalidad “alta”, el sobrepasar con la capacidad de los
hospitales acabará haciendo que tengan que escoger quien vive y quien muere.
Para finalizar este punto, tomemos en cuenta que somos un estado con un
porcentaje de enfermedades degenerativas muy pero muy alto, haciendo que el
porcentaje de 3%, se termine elevando casi al 13%, y esto según el mismo
gobierno del estado, en pocas palabras, se está formando la tormenta perfecta.
Honestamente creo que apenas estamos entrando a ella,
faltan algunos factores que decidirán si nos convertiremos en el próximo
Estados Unidos o Italia.
Pero creo o me gusta creer que la mentalidad del ser
humano y en especial del mexicano, no importa que venga, tarde o temprano nos
levantaremos más fuertes, y buscar un mejor un futuro.
Y no es que lo crea sin fundamentos, Forbes México en un
artículo del 25 de marzo dice que México se posicionaría como la séptima
economía más grande del mundo, y el propio articulo está basado en un estudio
de la PwC, por lo que nuestro país puede tener un futuro brillante, solo
debemos enfrentar nuestras crisis una por una, y así salir de esta pesadilla,
para que se convierta solo en un vago y mal recuerdo”.
El
ya no supo que lo envíe a publicación. Una de las dos cosas que le cuestioné
fue el nombre del artículo “MI Primer Pandemia” argumentando que había sido la
segunda y me respondió que no, que si no hubiera sido por el COVID-19, ni
siquiera tuviera recuerdo de ella y así sucede con todos los jóvenes de su
generación “Z”; pero lamentablemente para los niños de hoy, este recuerdo puede
llegar a ser una pesadilla.
Leí
por ahí que si al acabar la cuarentena no hiciste nada productivo, no creciste
o no aprendiste algo, entonces lo que te faltaba no era tiempo; y veo en mi hijo,
como creo que en muchos jóvenes, este evento despertará sus ideas, análisis,
cuestionamientos sociales y deseos de cambio y de aquí en adelante, estaremos o
no de acuerdo en muchas cosas, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo,
según dicen que lo dijo François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire,
aunque el catedrático español Guillermo Fatas, argumente que no fue cierto.
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