DE LA
SOCIEDAD Y EL RIESGO
La naturalización de los
riesgos por parte de los habitantes produce que los gobiernos no incorporen
hipótesis del riesgo en sus agendas, generando distintas carencias en términos
de acciones de prevención y mitigación de riesgos. Frente a ello, se entiende
que la gobernanza y la sostenibilidad son enfoques clave en la programación e
implementación de eficientes políticas de gestión del riesgo de desastres
(Barberis, 2018).
La gestión del riesgo de
desastres en el ámbito local es un tema que está cobrando cada día mayor
importancia en el área de las políticas públicas y las prácticas ciudadanas.
Muchos países en Latinoamérica han incorporado la temática como un eje fundamental
del desarrollo local sostenible, particularmente a través de las
recomendaciones que ha realizado la agencia de Naciones Unidas para la
Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) a través de sus programas
particulares para la región.
Sin embargo, emergen algunas
características peculiares en el escenario regional: la recurrencia y la
variedad en los impactos, la falta de políticas de prevención del riesgo y
mitigación de los desastres, las dificultades económicas y la falta de preparación
para afrontar la emergencia, hace surgir la cuestión acerca del papel de cada
uno de los actores locales en la gestión del riesgo.
A partir de la implementación
del Marco de Acción de Hyogo (MAH), aumento de la resiliencia de las naciones y
las comunidades ante los desastres (2005–2015), el Marco de Sendai para la
reducción del riesgo de desastres (2015–2030), y otros marcos regulatorios como
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el
Cambio Climático y la Conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible
Hábitat III, las políticas de gestión del riesgo y los debates académicos han
virado su perspectiva hacia algunos conceptos claves como las alianzas
público-privadas, la creación de capacidades y la gestión local del riesgo, y
en algunos países se ha desarrollado más que otros, es decir, se ha tomado en
consideración la práctica de la gobernanza.
El avance que han tenido los
estudios sobre el tema de la gestión del riesgo, no solamente ha sido con la
finalidad de cumplimentar el campo académico sino, también, aportar a las
políticas de desarrollo, e integrar la gobernanza como un enfoque donde se
plantea la urgente necesidad de una nueva relación sociedad civil-gobierno,
evolucionando de un estado centralizado a un estilo de gobernar asociado e
independiente, en el que participan los organismos gubernamentales, y la
sociedad civil organizada.
El concepto de gobernanza se
utilizaba antiguamente como expresión de “la acción o efecto de gobernar o
gobernarse” pero en la actualidad el mismo ha sufrido una renovación, y es
entendido como un enfoque post gubernamental que busca un equilibrio entre el
gobierno, la sociedad y el mercado para el desarrollo. Así es que podemos
referirnos a una “nueva gobernanza” (New Governance), ya que el término fue
reelaborado en respuesta a las circunstancias actuales, tanto internas como
internacionales, en las que comienzan a consolidarse nuevas formas sociales que
adquieren capacidad para gobernarse y brindar solución a los problemas sociales
que emergen (Romero, 2020).
La sociedad, pues, se
convierte en objeto y sujeto de la gobernanza, siendo particularmente el
gobierno el actor legítimo en la conducción de la sociedad contemporánea, sin
olvidar que la gobernanza es un proceso superior al proceder del gobierno ya
que lo contiene en su sustancia.
Es importante considerar al
concepto de gobernanza, como un modo de conducción en cuanto a las políticas
para la gestión del riesgo de desastres, en el que el resultado de la
interacción entre las redes de actores estatales, privados y sociales es necesario
para fortalecer el rol del Estado, quien es el principal responsable en la
implementación de las políticas del riesgo.
La complejidad que denota la
gestión del riesgo de desastres, como una de las políticas que promueven el
desarrollo, hace necesario un modo de gobierno cooperativo en el que los
diferentes actores participan en la elaboración e implementación de las políticas.
Es decir, se torna relevante la interacción de estos en un entorno dinámico de
actuación.
Las políticas públicas para la
reducción del riesgo de desastres lograrán resultados positivos en la medida en
que los gobiernos, la sociedad civil y quienes tienen intereses en el
desarrollo reconozcan la importancia de establecer, evaluar y gestionar los
riesgos previamente a la ocurrencia de los desastres, reconociendo las amenazas
y reduciendo la vulnerabilidad.
Para ello, hace falta la
existencia de coordinación, complementación y participación conjunta entre la
sociedad y el gobierno, lo cual supone un desafío en las actuales condiciones.
Entre las acciones que deben ser puestas en marcha encontramos: la elaboración
de legislación adecuada, asignaciones en el presupuesto y responsabilidades
descentralizadas a fin de lograr, la participación del Gobierno Nacional,
Estatal y Local como también de la sociedad civil en el proceso de toma de
decisiones.
Con la adopción en 2015 del
Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres los Estados se han
comprometido a que la gestión del riesgo de desastres sea prioridad entre 2015
y 2030, México es un país firmante.
Una de las prioridades
acordadas en el Marco de Sendai es generar resiliencia, es decir, fortalecer la
capacidad para resistir, adaptarse y recuperarse de los efectos de desastres
naturales o creados por el ser humano. Tal como señala este marco de acción, la
“reducción del riesgo de desastres es una inversión rentable en la prevención
de pérdidas futuras” (UNISDR, 2021)
Para construir sociedades
resilientes, el Marco de Sendai recomienda cuatro cursos de acción: (UNISDR,
2021)
1.- Comprender el riesgo existente de
desastres.
2.- Fortalecer la gobernanza del riesgo de
desastres.
3.- Invertir recursos en la reducción del
riesgo de desastres para la resiliencia.
4.- Aumentar la preparación para casos de
desastre.
El papel fundamental de la
gobernanza en materia de gestión de riesgos de desastres:
Para reducir el riesgo de desastres se requiere una interrelación de actores, normas y prácticas que sea adecuada para actuar antes, durante y después del desastre. Este modelo de gobernanza exige un compromiso de todos los actores involucrados, desde el ámbito local hasta el global.
Lamentablemente, la mayoría de
los modelos de gobernanza actuales se han caracterizado por estructuras
burocráticas, fragmentadas en distintos sectores y actores, con poca o ninguna
interacción entre ellos. Sin entender que es imperativo que estén comprometidos
y que tengan capacidad de acción para poder coordinarse entre sí y conformen
una estructura flexible y descentralizada que permita una respuesta rápida y
certera, con una representación adecuada y por supuesto, incluyan la sociedad
civil.
Para lograr una gobernanza adecuada se requiere organización local; concentrarse en la gobernanza del riesgo del desastre y aumentar la resiliencia, a través de proyectos de recuperación y rehabilitación a las comunidades afectadas por desastres, fomentar la elaboración de un plan de prevención territorial que incentive la organización local de la comunidad y mejore la relación de las instituciones con la sociedad; si es posible, lograr la reubicación de personas desde zonas de peligro y de riesgo, con el apoyo del gobierno, sin olvidar la complementación del conocimiento científico con el conocimiento ancestral en la prevención del desastre.
Aprovecho este momento para
desear a todos felices fiestas, y un 2024 colmado de bendiciones en sus
hogares.
Dr. César Orlando Flores
Sánchez.
Interesante texto, solo me queda una duda, ¿podría explicarnos el significado o concepto de "gobernanza del riesgo"? Muchas gracias y felicidades por todos sus textos que abonan a la comprensión de la gestión del riesgo de desastres.
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