HABLEMOS UN POCO SOBRE EL PANICO
Todo ser humano
ante una situación de peligro real o imaginaria, responde con miedo. Esta es
una respuesta biológicamente congénita, nos protege como especie y ha permitido
nuestra sobrevivencia. El miedo evita que cometamos actos imprudentes, nos
permite evaluar la situación de urgencia y nos prepara para la lucha o para la
huida. En términos generales podemos decir que sentir miedo es bueno y hasta
beneficioso, pero cuando el miedo es desproporcionado y sale fuera de nuestro
control nos produce "ceguera psicológica" es decir nos incapacita
para evaluar el peligro en forma real y escoger la mejor alternativa para
enfrentarlo o huir de él. Asimismo viene acompañado de un intento irracional de
huir, de llantos incontrolados, etc.
SU
POTENCIAL PELIGRO ES QUE ES ALTAMENTE CONTAGIOSO
Generalmente se
presenta cuando la persona siente que está atrapada, que es imposible escapar o
que efectivamente las vías de escape se encuentren cerradas o que estas
colapsen. También cuando el aire fresco es escaso como en el caso de los
incendios y la persona siente síntomas de asfixia.
Otro factor
potencial que puede provocar una reacción de pánico puede ser el ver a
familiares o amigos cercanos morir de manera violenta o con serias amputaciones
traumáticas.
El pánico es
consecuencia de una búsqueda inútil dentro de nosotros mismos de la respuesta
que hemos de dar ante un peligro que nos amenaza. Es un factor que agrava el
riesgo individual, pues elimina toda voluntad de la persona de hacer frente al
peligro.
Es muy probable
que debido a la ceguera psicológica el individuo corra en la dirección opuesta
a las vías de escape o intente lanzarse por alguna ventana.
FASES QUE
ANTECEDEN AL PANICO
Ansiedad.- fenómeno psicológico que se produce ante una
situación de espera o de duda. Se entiende como un estado de alerta y, como
tal, no tiene porqué ser negativa en sí misma, es decir, todos sentimos cierta
ansiedad en el momento de tirarnos al agua, cuando se produce cualquier pequeño
incidente, etc. El problema estará por tanto en el grado o la intensidad con la
que se presente el episodio de ansiedad en concreto. Lo más importante ante un
momento de ansiedad es que sepamos reconocerlo, de tal manera que podamos
afrontar la nueva situación y adaptarnos a ella lo mejor posible. Conviene
tomarnos nuestro tiempo, sin agobios. La mejor forma de reconocer un estado de
ansiedad es cuando notamos que estamos teniendo una especial y constante
preocupación por algo en concreto; si nota esto piense que puede estar entrando
en un cuadro de ansiedad y deberá empezar a tranquilizarse para no entrar en el
siguiente estado: el miedo.
MIEDO: el miedo
aparece junto con la ansiedad y en muchas ocasiones van íntimamente unidos. En
caso de notar que tenemos temor durante una situación de emergencia resultará
fundamental que tratemos de focalizar ese miedo, una vez localizado podremos
analizar la situación: con seguridad si razonamos correctamente terminaremos
por dejar el miedo de lado y encontraremos otras posibles vías o salidas ante
la situación que nos ha provocado ese temor. Pararse a pensar y a respirar
profundamente resulta fundamental para superar cualquier temor con el que nos
encontremos ya que nos permite realizar una evaluación de la situación y de las
posibles soluciones con las que contamos. Tenga muy presente que parase a
pensar no es nunca una pérdida de tiempo, muy al contrario, es parte necesaria
de la solución.
ANGUSTIA: en
este tercer estado no sólo afecta un componente psicológico sino también de tipo
físico: aumenta la secreción de adrenalina y esto se refleja en nuestro ritmo
cardíaco y respiratorio, se multiplica el aporte de sangre a los músculos,
sudamos y las pupilas se dilatan… es como si tratáramos de mantenernos alerta
ante algo que va a ocurrir irremediablemente, para poder escapar cuanto antes
al igual que reaccionaría cualquier animal ante un peligro.
En estos casos
resultará de vital hacer un esfuerzo adicional por controlar nuestra
respiración haciéndolo despacio y profundamente, tratando de sentir la
oxigenación de nuestro cuerpo tratando de relajarnos: buscamos un punto fijo,
cerramos los ojos y procuramos concentrarnos para que el ritmo respiratorio se
reduzca, lo que ralentizará la frecuencia cardiaca, la sudoración disminuye…
así sucesivamente. En caso de notar que alguna otra persona está sufriendo un
ataque de angustia, conviene obligarle a actuar de esta forma. Para ello es muy
importante que note nuestro contacto, ya que eso aporta seguridad y por tanto
tranquilidad. Si es posible le miraremos a los ojos y trataremos de no dejarle
solo.
EL PÁNICO.- Si
no somos capaces de superar las situaciones antes descritas, lo más probable es
que terminemos entrando en un cuadro de pánico. El pánico aparece cuando la
angustia y el miedo se llevan al límite y el individuo pierde el control sobre
sí mismo, pudiendo aparecer de dos formas diferentes:
ACTIVO: la
persona intenta huir cuanto antes de la situación, tratando de ponerse a salvo
de algo que entiende como un peligro. Habitualmente la persona corre, grita y
manotea sin control alguno. Resulta evidente cuán peligrosas son este tipo de
reacciones, que deberemos parar lo antes posible. Así si observamos este
comportamiento en un compañero, trataremos de retenerlo cuanto antes, evitar
que corra. Resulta fundamental que lo sujetemos y trataremos de buscar el
contacto ocular y hablarle para intentar transmitirle seguridad y confianza. Si
no se logra aminorar el estado de pánico, debemos aislarlo inmediatamente para
evitar la contaminación hacia otras personas.
No intente
detener Ud. solo a alguien presa de pánico. Una persona en este estado adquiere
una gran fuerza física. Se le debe abrazar y resistir sus agresiones físicas.
No devuelva una agresión con más agresión; esto puede desencadenar una reacción
agresiva en cadena entre otros espectadores.
Existe la
posibilidad de conectarse con el individuo que tiene pánico mediante los
sentidos. Aunque éstos pueden ser también bloqueados por la mente, son lo
último que se cierra.
Si nos
acercamos, les miramos fijamente a los ojos y más que hablarles les hablamos
fuertemente y con voz autoritaria, no cabe duda que su mente recibirá nuestro
mensaje y que comunicará al cuerpo lo que hay que hacer; normalmente será
seguirnos.
Es inútil
tratar de razonar con una persona que está bajo el efecto del pánico. Sus
mecanismos de raciocinio no funcionan. Se debe dar órdenes y conducirlos fuera
del lugar del peligro y de la mirada de los demás para evitar el contagio,
nunca lo deje solo a pesar de que aparente estar calmado. Es preferible dejarlo
en compañía de algún amigo cercano. Conforme se vaya calmando se le puede
asignar pequeñas tareas de ayuda a otros, lo cual puede terminar por serenarlo.
PASIVO: en una
situación de pánico pasivo el individuo se quedará catatónico, como si no
tuviera capacidad de reacción, como paralizado por el miedo. Esto es sumamente
peligroso y el compañero deberá actuar con cautela puesto que cualquier mínimo
roce podrá provocar la entrada en una situación de pánico activo extremo. Deberemos
por tanto realizar una aproximación muy lenta y cautelosa, intentado mantener
constantemente el contacto visual y en cuanto podamos, agarrándole firmemente.
Igualmente, en caso de que no apreciemos ninguna mejora, convendrá aislarlo.
Conviene tener
muy presente que el pánico no es una enfermedad, ni tampoco una alteración
exclusiva de determinadas personas, sino una consecuencia física y mental que
viene provocada por una situación de profundo e intenso estrés o por un gran
miedo.
COMO
MANEJAR UNA SITUACION DE PANICO COLECTIVO
Nos situamos en
un escenario de emergencia. Un terremoto, un voraz incendio, una amenaza
terrorista, etc. En esos instantes, cuando todos quedamos aterrados, que es
cuando nuestro cerebro nos pregunta, qué hacer, debemos reaccionar primero
porque nosotros somos los profesionales de la protección; sabemos que no nos
tenemos que quedar quietos, o alguien se nos adelantará, pero… para sembrar el
pánico.
Una voz serena,
fuerte equilibrada que diga sencillamente: SIGANME, POR AQUÍ, NO SE SEPAREN, es
suficiente para que los que no hayan podido reaccionar porque su mente está
vacía, perciban esa orden y nos sigan. Actuarán racionalmente. Siguen a una
persona que sabe lo que hay que hacer.
Habrá revuelo,
dudas, pero hay algo que hacer. Hemos llenado la mente de las personas y
evitado el progreso hacia el pánico.
QUE HACER
CUANDO CUNDE EL PANICO
Como hemos
indicado cuando una persona agota en unos segundos, todo su conocimiento sobre
lo que ha de hacer ante un peligro y no recibe información de fuera, se produce
el pánico. Y lo que es peor, lo provoca en los demás. Nuestra obligación ahora
es delicada. No es tan fácil. En primer lugar, debemos tener nervios de acero
para no sucumbir, como los demás, en el temor colectivo.
Los brigadistas
en medio del peligro real que ha dado lugar a la emergencia y, además, en medio
de un grupo de personas dominadas por el pánico, hemos de protegernos del
peligro y procurar que esas personas tampoco sufran los efectos del mismo.
Un vez que
cunde el pánico y el temor descontrolado se apodera de un grupo humano es muy
peligroso tratar de colocarse delante de ellos y evitar que corran;
posiblemente pasarán por encima de nosotros.
La mejor
táctica es asociarse a ellos, gesticular más que ellos, gritar más que ellos,
si se encuentran parados nos pondremos en el medio e impulsaremos a los de
adelante a seguir la dirección correcta. Así arrastraremos a los de atrás a
seguirnos. Si están en movimiento, nos pondremos a la cabeza del grupo, entre
las primeras filas. Si van en sentido adecuado apresuraremos el paso. Si van en
sentido contrario, los conduciremos en la dirección más conveniente para que
cambien el sentido de la marcha. PERO SIEMPRE EVALUANDO EL RIESGO DE LA
SITUACION, YA QUE PODEMOS PERDER LA VIDA, SIN LA POSIBILIDAD DE AYUDAR AL GRUPO
EN PANICO.
Una vez fuera
del peligro trataremos de CALMARNOS y al mismo tiempo calmar a los demás. La
mayoría se tranquilizará y empezará a preocuparse por la situación. El pánico
se terminó.
Algunos
tardarán más tiempo, pero para eso ya tendremos o estará cerca la ayuda
profesional.
Finalmente, hay
que hacer hincapié en la importancia de la preparación de las personas, de ahí
el valor de los simulacros. La mejor ayuda que podemos recibir como miembros de
la brigada de evacuación y que podemos brindar a las personas, está en hacer
llegar a todos la forma de conducirse ante una situación de emergencia con
criterios amplios, para que sean fáciles de asimilar, rápidos de recordar y
útiles de aplicar.
J. RAUL CANTON Y LARA
You can play 2000 slots, including Vegas slots at no cost at both these websites. All of the slot machines listed here are|listed below are} immediate play games. All you need to|you must} do to enjoy them is click on the play button. After a few of} seconds, the game will load instantly in your internet browser, and nothing might be downloaded to your pc. Finding new slots and options is as 메리트카지노 straightforward as maintaining these slot reels spinning.
ResponderEliminar