UNAM, EN PELIGRO DE RETROCESO EN TEMA DE
GESTIÓN INTEGRAL DE RIESGO DE DESASTRE.
El lunes 5 de noviembre, el
Rector de nuestra Máxima Casa de Estudios, la UNAM, emitió varios Acuerdos en
los que se reestructura la administración central de la Universidad. Entre
ellos, desaparece la Secretaría de Servicios a la Comunidad, y con ella la
Dirección General de Prevención y Protección Civil, en su lugar crea la
Secretaría de Prevención, Atención y Seguridad Universitaria, y con ella, a su
vez la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria.
El significado de seguridad
conlleva muchos conceptos, de los que debe estar consiente la propia
institución de asumirlos, más allá del mal concepto de autonomía que ha creado
la universidad. La Autonomía es de cátedra, de administración y de gobierno; y
no causa extraterritorialidad, para la prevención, persecución, y mucho menos, comisión
de delitos, en el sentido de la seguridad pública. Quizá se tiene un proyecto
concreto para ese rubro. Pero el sentido de esta opinión es otro.
He leído con atención el
Acuerdo que crea y establece las funciones y estructura de la Secretaría de
Prevención, Atención y Seguridad Universitaria, especialmente en lo que compete
a la nueva Dirección General de Análisis,
Protección y Seguridad Universitaria.
Tal Acuerdo establece lo
siguiente:
ARTÍCULO
SÉPTIMO. Son funciones de la Dirección General
de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria, las siguientes:
I. Coadyuvar en el diseño, desarrollo e impulso
de políticas universitarias en materia de seguridad, prevención y atención de
riesgos que afecten la integridad de la comunidad universitaria, así como en
los procedimientos y protocolos de atención a eventos y emergencias;
II.
Participar en el diseño, actualización e implementación del plan maestro de
seguridad para la UNAM;
III.
Coadyuvar, apoyar y evaluar la protección de las instalaciones universitarias,
en colaboración con las entidades académicas,
dependencias universitarias e instancias competentes, conforme a las
directrices establecidas por la Comisión Especial de Seguridad del Consejo
Universitario, con la finalidad de
salvaguardar la seguridad de la comunidad, sus bienes y el patrimonio
universitario;
IV.
Brindar el apoyo y asesoría en materia de prevención y protección civil que
requieran las entidades académicas y dependencias universitarias en
situaciones de carácter especial
y extraordinario, como la realización de eventos docentes, de investigación,
culturales, deportivos y recreativos que así lo requieran;
VI.
Establecer, coordinar y desarrollar las
acciones de
protección civil en las etapas de prevención, auxilio y
restablecimiento; asimismo, promover la cultura de la protección civil entre la
comunidad universitaria;
VIII.
Atender emergencias y siniestros, por medio de la Central de Atención de
Emergencias y Prevención de Riesgos, y del Departamento de Combate de
Siniestros (BOMBEROS).
Lamentablemente se observa
que la Universidad, nuestra Máxima Casa de Estudios, no ha considerado
prioritario el tema de la Gestión Integral de Riesgos, y sólo contempla a la
Protección Civil como un ítem secundario, adyacente a los aspectos de seguridad
física.
De hecho, cuando en todo el
mundo se ha evolucionado hacia la Gestión Integral del Riesgo de Desastre, el
hablar de Protección Civil como eje de acción resulta obsoleto, tanto para los
gobiernos, como para las Instituciones de Educación Media Superior, más aun
para las de Educación Superior.
Es preciso ampliar la visión
y ver cómo se están preparando los países de la región para tomar de manera
integral el riesgo de desastre. Es decir, ver cómo hacen su gestión para
alinearla con la gestión del desarrollo sustentable; más cuando sabemos que
nuestro país tiene un territorio vulnerable a la mayoría de las amenazas; la
Academia no debe apartarse de ello, ni en su administración, ni en su oferta
educativa, pero principalmente en su administración.
Nuestro país tiene un
territorio vulnerable a distintas amenazas, y la Gestión Integral del Riesgo de
Desastre debe ser ya contemplada como una prioridad, puesto que ésta está
íntimamente ligada a la Gestión del Desarrollo Sustentable.
El no contar con un área
dedicada exclusivamente a los aspectos de la Protección Civil no es una buena
decisión. Inclusive en la Gaceta UNAM del 18 de octubre próximo pasado, fue
publicado un artículo, que expone el documento “Del Sistema Nacional de Protección Civil al Sistema Nacional de Gestión
Integral del Riesgo de Desastres: reflexiones, retos y propuestas de
transformación desde la academia”, una reflexión crítica y académica, según el
propio artículo, donde se propone una nueva política pública sobre desastres y
recomienda la creación de un organismo autónomo, basado en el conocimiento
científico, en la reducción de riesgos y en los derechos humanos. (Cabe hacer
mención aquí, que la Constitución Política del
Estado de Chiapas, ya contempla
a la Protección Civil como Derecho Humano).
La propuesta también
menciona, al igual que otros estudiosos del tema, que no es adecuado confundir
la seguridad con la Protección Civil, y que está el riesgo de retroceder
sustancialmente en el tema al no darle la importancia, ni la atención que exige
el hablar de Seguridad Humana.
No se debe confundir el tema
de Seguridad con el de Protección Civil, puesto que ni semántica ni
coloquialmente existe una relación donde una se subordine a la otra, sino que
coadyuvan entre sí para un mismo fin pero con métodos y conceptos absolutamente
diferentes y en casos específicamente definidos. Los peligros, los riesgos y
las amenazas a que se refieren uno y otro concepto, son diferentes en su forma
y manera en que se manifietan, es decir en su presencia, en su manera de estudiarlos y de tratarlos, y sobre todo de
enfrentarlos.
En ese sentido, se ha hecho
la propuesta respetuosa de reconsiderar la creación de un área específica de
Gestión de Riesgos, que coadyuve con todas las entidades y dependencias, tanto
en Ciudad Universitaria, como en todo el país y las ubicadas en el extranjero,
para fortalecer los aspectos de resiliencia que debe tener la Máxima Casa de
Estudios, que fortalezca la transversalidad y se mantenga una congruencia entre
lo que expone la comunidad académica y la administración universitaria.
Un área que pueda,
inclusive, ser ejemplo para la Administración Pública de los tres órdenes de
gobierno, de que cada dependencia cuente con una Dirección General de Gestión
Integral del Riesgo de Desastre. Pues puede contar, desde la fuerza que tiene
la Academia, con las áreas especializadas para la gestión prospectiva, la
gestión correctiva y la gestión reactiva. Así, la UNAM no sólo estará alineada
al esquema internacional que propone el Marco de Sendai, sino que también será
punta de lanza, desde la perspectiva universitaria para la Reducción del Riesgo
de Desastre.
Con ello, no sólo se trata
de establecer las medidas preventivas en las instalaciones, o la elaboración
del Programa Interno de Protección Civil, sino que tuviese además de la función
intrínseca que desarrollan, la de coordinarse entre todas las dependencias para
la respuesta adecuada a la población que debe dar cada una de estas
dependencias en caso de desastre, así como las medidas de mitigación que le
correspondan en cuanto al giro del sector al que pertenezcan, debiendo estar
dirigidas por personal cualificado y profesional en la materia. Además, se
generaría una participación mucho mayor de la sociedad y consecuentemente un
incremento en la cultura de protección civil.
Es lamentable, que el cuerpo
de asesores, no quiera tomar en consideración una evolución seria, digna de una
institución como la UNAM, o quizá no contemplan, tampoco, la importancia de
ascender y participar en el concierto mundial de la Reducción del Riesgo de
Desastre.
Como corolario, quiero hacer
una atenta invitación a la comunidad académica de la UNAM, a investigar por qué
los desastres NO son naturales, sino que son socialmente construidos.
MTRO.
CÉSAR ORLANDO FLORES SÁNCHEZ
@CorsarioGRD
Un placer como siempre leer tus palabras.... saludos Maestro
ResponderEliminarMuy buen análisis cimiento para una profunda reflexión sobre que hace falta para convencer sobre la GRD ya que tal parece gana la facilidad de praxis administrativa del sector público, y pues Cosario, el perfil idóneo para escribir sobre el tema, felicidades.
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