El Síndrome del Zopilote Extriñido - Radio Epicentro Blog

14 noviembre, 2018

El Síndrome del Zopilote Extriñido


“planean a lo pendejo cómo zopilotes extriñidos; y nomás no pueden obrar.”

Hola amigos:

Hace algunos años, le comentaba a mi entonces jefa, que la capacitación que se estaba produciendo en todo el Sistema Nacional de Protección Civil para el manejo de emergencias y desastres, estaba mal; en efecto, yo observaba que la capacitación que yo había recibido y la que se seguía impartiendo, generaba una gran cantidad de conocimientos y que todo mundo sabía muy bien las características de todos y cada uno de los grupos de agentes perturbadores que existían; todo mundo conocía a la perfección la escala Saffir-Simpson de huracanes, sabían las velocidades de viento y todo lo que esto conlleva; conocían y sabían distinguir como expertos los tipos de actividad que presentaban los distintos volcanes; lo mismo pasaba con los sismos y muchos otros agentes destructivos más.

Yo le refería a mi entonces jefa, que eso solo servía para ir caminando por el mundo aparentando que se sabía mucho de protección civil, pero no servía de mucho para responder al la amenaza o impacto de cualquiera de estos fenómenos.

Con lo anterior quería yo explicar que estábamos generando (los tres órdenes de gobierno del SINAPROC, así como los sectores público, privado y social), en la gente de protección civil, conocimientos, pero no capacidades en el manejo de emergencias y desastres.

¿A que me refería con lo anterior? Me refería a que “no estábamos capacitando” porqué capacitar significa que la persona que recibe la instrucción al final debe ser “capaz de”, es decir que obtenga una capacidad. Lo que ocurría con la gente de protección civil era que asistía a grandes congresos donde recibía mucha información, pero no recibía capacidades.

Por esa misma época, empezaba a incubarse en mi la idea de la “Metaemergencia” que no es otra cosa que la crisis de una emergencia en la que se han combinado los efectos “políticos, mediáticos y ahora de las redes sociales” que afectan a quienes están operando en terreno, provocando el surgimiento de emergencias que son alteradas o creadas por “políticos, medios de comunicación o las mismas redes sociales” y que no obedecen a las reglas técnicas de los primeros respondientes que -como ya señalé- están operando en terreno.

Yo por aquel entonces ya formaba parte del equipo de las Naciones Unidas para la Evaluación y Coordinación de Desastres (UNDAC: United Nations Disaster Assessment and Coordination) y ya había ido a desastres en Bam en Irán; el tsunami de Indonesia en Banda Aceh, Sumatra; Jimaní, República Dominicana y Gonaives en Haití; había descubierto que existían otras formas y métodos de coordinar emergencias y desastres y que no se contraponían a nuestro entonces Manual de Organización y Operación del Sistema Nacional de Protección Civil. Pude inferir que existían tres formas o estilos de manejar crisis y que dependiendo de quien estuviera haciéndolo se podían calcular sus resultados:

RÍGIDA: Totalmente apegada a la norma, lo que en México nos remite aún, a 32 formas distintas de manejar crisis dependiendo de la entidad federativa que se trate y entrando en un concurso ideal de normas cuando las operaciones se cruzaban con la federación y su marco jurídico.

LIQUIDA: Desafortunadamente la más recurrente y la madre de la “Metaemergencia”; es aquella donde se simula, donde se envuelve la crisis líquidamente, mojándola, pero no solucionándola; se sumerge en liquido y solo sale a la superficie algo que parece un trabajo coordinado, pero abajo en lo que representa un Iceberg, está todo el verdadero problema sin solución. Un ejemplo de esto es el 19S de 2017 y los efectos postimpacto de WILLA en Nayarit, donde la federación ha abandonado a 180 mil damnificados, no sin antes hacer creer a la gente en medios y redes sociales que han resuelto el problema.

Lo anterior se nota mucho cuando ocurre un desastre precedido de una emergencia y peor aún, hoy en día, ante la involución que significó la administración de Enrique Peña Nieto para la protección civil y la GRD, podemos observar que la forma liquida de manejar crisis se convirtió en método, principalmente para el gobierno federal.

En esta parte, se hablaba de planes de alertamiento y grandes avances en materia de manejo de emergencias y desastres, sin embargo, en el terreno de la realidad no existe, es simulación y los grandes avances que se han logrado es por el esfuerzo de entidades federativas como Jalisco, y organismos internacionales como OFDA, que empezaron a trabajarse muchos años antes de la llegada del sexenio de Peña Nieto, logros en los que se montó la administración peñista para aparentar avances que no fueron propiciados por ellos.

Es aquí donde esta planeación me recuerda un comentario que algún día me hiciera un gran amigo, un gran referente en materia de gestión del riesgo y protección civil en el país, originario de Jalisco; me decía respecto a muchas circunstancias que pasaban en el país y en esa entidad:

“planean a lo pendejo cómo zopilotes extriñidos; y nomás no pueden obrar”

FLEXIBLE: Es el futuro de la gestión del riesgo y la protección civil, en ella se incluye a la sociedad como corresponsable de la gestión prospectiva, correctiva y reactiva de sus riesgos, lo cual origina lo que yo denomino la “respuesta socialmente organizada” en la que la propia sociedad -en la gestión reactiva- reacciona a la amenaza o impacto de agentes destructivos en coordinación con las instancias oficiales de protección civil.

Recientemente recibí una certificación por el Estado de Israel en Tel Aviv, en materia de Manejo de Situaciones de Emergencia, donde me capacitaron en métodos de organización social que sustentan la “respuesta socialmente organizada”.

En Israel (país quien por cierto al momento de escribir esto, es sometido al disparo de más de 500 misiles desde la Franja de Gaza por parte de sus enemigos árabes de Hamas), mientras los soldados pelean en las fronteras, la población, en un organismo denominado por ellos “la retaguardia”, se encarga de responder a los efectos adversos de los agentes destructivos que les impactan, ya sean naturales o antropogénicos (como es el caso de los ataques con misiles). Así podemos ver como la sociedad maneja a la perfección el Sistema de Comando de Incidentes y reacciona inmediatamente en lo que organismos oficiales, como podría ser la policía, o el Maguén David Adom que significa Estrella Roja de David (es el servicio nacional de emergencia y asistencia médica de desastre y ambulancia, así como banco de sangre, equivalente a la Cruz Roja), arriban y toman el control o se suman al comando. Esta forma de responder le llamo yo flexible, porque admite todo y todos pueden participar.

En mi reciente paso como Director de Protección Civil de la Delegación Miguel Hidalgo de la CDMX, junto con mi equipo de trabajo, construimos una organización social de respuesta a emergencias y desastres a la que se le denominó “Equipo Comunitario de Respuesta Urbana en Miguel Hidalgo” (ECRU-MH), en la que se plasmó la idea y el concepto israelí en la “respuesta socialmente organizada” en México; el equipo está compuesto por 50 mujeres y hombres pertenecientes a la sociedad en Miguel Hidalgo y fueron entrenados para organizadamente responder ante una emergencia o desastre en los primero minutos de los efectos adversos del impacto de un agente destructivo, antes de la llegada de las autoridades locales (como en Israel).

En México los esbozos de esta forma flexible de responder, donde el componente social tiene un papel preponderante, los encuentro en dos mecanismos de respuesta:

1. El Plan Operativo Volcán Popocatépetl, donde la sociedad en la zona de riesgo, allá en los 90s, fue preparada para al momento de ser alertada por medio de las campanas de las iglesias, reunirse de inmediato en esos templos religiosos, donde sin necesidad de esperar a que llegara la autoridad, los esperaban camiones que los evacuarían hacia sus refugios temporales.

2. El Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales (SIAT-CT), el cual uno de sus cuatro componentes es la propia población (meteorólogos, medios de comunicación, autoridad y sociedad), quien en determinado nivel de alertamiento debería iniciar una evacuación -si se encuentra en zona de riesgo- hacia los refugios temporales.

Ambos mecanismos de respuesta tienen años sin ser actualizados (más de 20 y 15 años respectivamente) y ante la modernidad y los dispositivos actuales de alertamiento que, si recorren la última milla y llegan a la población, requieren ya de ser renovados, porqué sus formas de alertar a la comunidad son totalmente obsoletas.

Pero en materia de alertamiento de acuerdo con el Marco de Sendai, hablaremos en el próximo blog.

Un saludo y un abrazo a todos.


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