Desarrollo Industrial y Medio Ambiente en México.
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ING. SAUL RUIZ FERNANDEZ.
A partir del inicio de la
revolución industrial en el siglo XVIII, con la finalidad de elevar el
bienestar social de la población, prácticamente en todo el mundo se ha
impulsado el crecimiento económico, del que el desarrollo industrial es una
parte fundamental. Sin embargo, paralelamente a los beneficios obtenidos,
también el desarrollo industrial ha repercutido sobre el ambiente y por ende en
la salud humana.
En general, el crecimiento
económico mundial ha impactado el medio ambiente[1]
según lo confirman algunos estudios que demuestran la fuerte correlación entre
los indicadores ambientales y el nivel de desarrollo económico de los países;
todo esto dentro de un marco legal soportado por: Ingreso per cápita, grado de
urbanización e industrialización, seguridad de los derechos de propiedad y la
eficacia administrativa[2].
Para efecto de un mejor
entendimiento, en la figura No.1 se plasma la relación entre desarrollo
industrial y medio ambiente, donde destaca que la naturaleza proporciona las
materias primas que la industria requiere y procesa para producir los
satisfactores que la sociedad demanda, así como emisiones contaminantes, las
cuales son devueltas a la naturaleza, donde se acumulan y reaccionan en el
ambiente para alimentar de nuevo a las materias primas y continuar el ciclo.
Fig.
No. 1. Relación Industria y Medio Ambiente.
Después de la Segunda Guerra
Mundial, México adoptó el modelo de sustitución de importaciones, mismo que
redituó en un largo período de alto crecimiento económico y un impresionante
desarrollo industrial[3].
Lo anterior implicó la concentración industrial y la aglomeración poblacional
alrededor de las tres principales ciudades del país.
Posteriormente, el crecimiento
económico del país se enfocó al modelo basado en el desarrollo de la industria
petrolera, a finales de los 70´s y posteriormente en la apertura comercial, a
mediados de los 80´s. Todo esto ha tenido un sustancial impacto en el ambiente:
De 1950
a 1970 la intensidad de contaminación de la industria
manufacturera mexicana se incrementó en un 50% y en un 25% de 1970 a 1989. Este último
incremento es debido casi totalmente por el crecimiento de las inversiones del
sector público de 1978 a
1982, en la industria petroquímica y de fertilizantes. En general, durante los
últimos 50 años la industria mexicana se ha venido diversificando hacia
subsectores más contaminantes,[4],
incrementando y diversificando la cantidad y tipos de emisiones y descargas
contaminantes al medio ambiente, así como también incrementando y
diversificando los índices de morbilidad y mortalidad de la población.
Cabe destacar que la industria
mexicana se asentó en el territorio en función de la disponibilidad de mano de
obra y acceso a mercados, sin considerar las limitaciones regionales en materia
de recursos naturales. Lo anterior, implicó una sobre concentración de
población en algunas ciudades y presiones sobre recursos, particularmente el
agua, recursos maderables y subsuelo.[5]
Además, se señala[6]
que los actuales impactos ambientales más importantes son: La contaminación del
aire en las mayores concentraciones urbanas, lagos y ríos severamente
contaminados, instalaciones de recolección y disposición de residuos
insuficientes, erosión del suelo que baja la productividad agrícola y la
deforestación que afecta la supervivencia de animales y plantas.
Asimismo, dentro de las causas de
los impactos ambientales que acompañan a la industrialización podemos citar: Crecimiento poblacional y sus
patrones de consumo, concentración regional de la actividad económica, modos de
transporte (carga y personas), formas de generación de electricidad, desarrollo
del sector minero y en la agricultura (Cambios de uso de suelo, irrigación y uso
de agroquímicos), entre otras.[7]
En lo que respecta al aumento
poblacional sus consecuencias sobre el ambiente se derivan de la concentración
en zonas urbanas, lo que ocasiona presiones (aumento de la demanda) sobre los
recursos naturales, como suelo y agua; además de la generación de desechos
sólidos, emisiones de gases de combustión (vehículos), deforestación y contaminación
de cuerpos de agua, suelo y cambios del paisaje.
Asimismo, paralelamente al
incremento de la industrialización, va el aumento del consumo energético, lo
que repercute en el medio ambiente por la emisión de contaminantes a la
atmósfera (Monóxido de Carbono, Dióxido de Carbono, Dióxido de Azufre,
partículas sólidas y Óxidos de Nitrógeno) generados en el proceso de producción
de energía mediante la combustión de combustibles fósiles.
También, la industrialización
trae consigo la creación y uso de una enorme cantidad de sustancias cuya
peligrosidad, al ambiente y/o la salud humana, es desconocida actualmente. Esto
implica que la población en general las use ó conviva con ellas prácticamente
sin mayor preocupación, dado que aparentemente no representan ningún riesgo
conocido a la fecha, mientras no se llevan a cabo las investigaciones
científicas correspondientes que den luz al respecto… Por ejemplo, recordemos
el DDT, ampliamente usado en la agricultura mundial, incluyendo la época dorada
los Valles del Yaqui y Mayo en Sonora y que fue sacado del mercado por los
efectos cancerígenos que produce y su persistencia en el ambiente.
Lo anterior se ha venido dando en forma exponencial a
través del tiempo, aumentando en cantidad, peligrosidad y diversidad, hasta
llegar a lo que contemporáneamente Beck[8]
ha denominado la Sociedad
del Riesgo, caracterizada por la cotidiana convivencia (consiente ó
inconsciente) de las personas con los riesgos tecnológicos propios de nuestra
sociedad actual: sustancias químicas, alimentos genéticamente modificados,
teléfonos celulares y sus antenas, medicinas, productos de limpieza, gases de
invernadero, procesos de producción, residuos industriales, etc.
Esta relación de causa-efecto se puede apreciar también
en la dimensión económica, específicamente a través del comportamiento de la
Inversión Extranjera Directa en México (1994-2017), misma que presenta una
tendencia sostenida al alza: De los $10,000 mdd[9]
en1994, a los $30,000 mdd en 2017.
Gráfica No. 1. Inversión Extranjera Directa en México
por tipo de inversión, 1994-2017. (millones de dólares).
Además, en la Tabla No. 1, se pueden apreciar el orden
de los principales países inversores y en qué actividades y sectores invierten
en mayor medida, de tal manera que los contaminantes principales son:
Compuestos orgánicos volátiles, Gases de combustión y de efecto invernadero,
partículas y descargas de agua residual, que afectan: Aire, agua y suelo, así
como a la población, principalmente de las zonas urbanas.
Orden
|
País
|
Actividad
|
Sector
|
% (A)
|
Estado
|
1
|
Estados Unidos
|
Industria
|
Manufacturero
|
49.1
|
CDMX
|
2
|
España
|
Servicios
|
Financiero
|
14.0
|
Nuevo León
|
3
|
Japón
|
Comercio
|
Comercio
|
7.9
|
Estado de México
|
4
|
Canadá
|
Extractiva
|
Minería
|
4.9
|
Guanajuato
|
5
|
Países Bajos
|
Agropecuario
|
Inf. Medios masivos
|
4.4
|
Coahuila
|
Tabla
No. 1. Jerarquización de la Inversión Extranjera Directa en México (1994-2017).
(A): Porcentaje de Inversión
Extranjera Directa en el Sector específico.
Fuente: Elaboración propia a
partir de Datos de la Dirección General de Inversión Extranjera[10]
Por otro lado, en la dimensión ambiental, en lo referente a emisiones a la atmósfera[11], tenemos que, en 1990, las emisiones de Gases efecto invernadero (GEI) en México fueron 445 MtCO2e[12]. Es decir, entre 1990 y el 2015 las emisiones de México aumentaron un 54%, con una tasa de crecimiento anual (TCMA) de 1.7%. No obstante, la TCMA del 2010 al 2015 disminuyó a 0.8%. Del total de las emisiones[13] en el periodo 1990-2015, 64% correspondieron al consumo de combustibles fósiles; 10% se originaron por los sistemas de producción pecuaria; 8% provinieron de los procesos industriales; 7% se emitieron por el manejo de residuos; 6% por las emisiones fugitivas por extracción de petróleo, gas y minerías y 5% se generaron por actividades agrícolas. Asimismo, en la presente administración (2012- 2018), se decretaron seis nuevas ANP que representaron alrededor de 65 millones de Hectáreas, esto es a una taza de 11Millones de Hectáreas protegidas/año aprox. Con lo cual se pasó de 176 ANP y 25.4 millones de Hectáreas acumuladas en diciembre de 2012 a 182 ANP y 90.8 millones de Hectáreas acumuladas a junio de 2018.[14], de lo que se contabilizaron 148 MtCO2e absorbidas por la vegetación, principalmente en bosques y selvas.
A manera de conclusión tenemos que,
con el desarrollo industrial, derivado de la búsqueda primordial del
crecimiento económico, se han generado impactos sobre el ambiente y la salud
humana; esto sí bien no es nada nuevo, recientemente se ha reconocido así, de
tal forma que podemos hablar en términos de producción social de riqueza, misma
que está íntima y directamente ligada la producción social de riesgo, productos
(riqueza y riesgo) que nos son repartidos a tod@s por igual.
ING. SAUL RUIZ FERNANDEZ.
[1] Adriaan Ten Kate, "Industrial Development and the Environment in Mexico ”, en Working Papers, The World Bank (1993): 2.
[2] Susmita Dasgupta, et al., “Regulación Ambiental y
Desarrollo”, en Police Research Working Papers, The World Bank (1995): 22.
[3] Adriaan Ten Kate, "Industrial Development and the Environment in
Mexico ”, en Working Papers, The World Bank (1993): 14.
[4]
Ibid, 43-44.
[7]
Ibid., 3.
[10]
Secretaría de Economía. Dir. Gral. Inversión Extranjera. “Inversión Extranjera Directa en México y el Mundo. Carpeta de
Información Estadística.”. México, 2018.
[11]
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de
Ecología y Cambio Climático. Inventario
Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero. https://www.gob.mx/inecc/documentos/investigaciones-2018-2013-en-materia-de-mitigacion-del-cambio-climatico
[12]
Millones de Toneladas de Bióxido de Carbono equivalente.
[13]
Bióxido de carbono, Metano, Óxido Nitroso, Hidrofluorocarbonos,
Perflourocarbonos, Hexafloruro de Azufre y Carbono Negro.
[14]
Presidencia de la República. Sexto
Informe de Gobierno. México, 2018.
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