Por_ Henry Adolfo Peralta
Ing. Civil & Magister en Educación
Gerente General Soluciones Resilientes
"Sólo aprende
verdaderamente aquel que se apropia de lo aprendido, transformando lo
aprendido, para reinventarlo. Aquel que es capaz de aplicar lo
aprendido-aprehendido a situaciones existenciales concretas. por el contrario,
aquel que es “llenado” por otro de contenidos, sin que sea desafiado no
aprende".
Paulo Freire en la Pedagogía del Oprimido.
Varios
autores han planteado diversas maneras de expresar el riesgo de desastres como
función de la amenaza y la vulnerabilidad, tal como: R= f(A, V). Este tipo de expresiones son utilizadas para simplificar la complejidad y entender los elementos
que lo componen como punto de partida para su estimación.
Otras formulaciones como R=A+V, o R=A x V x E, donde la E es exposición, han sido
usadas para estimar el riesgo. También se han aplicado expresiones más complejas, empleando ecuaciones matemáticas,
formulaciones lógicas, hasta redes neuronales, etc. Sin embargo, todas parten
de la formulación básica inicial (R=A x V). Cada una tiene sus propios
argumentos para introducir y combinar variables desde su área disciplinar, así
como en los contextos territoriales.
El concepto de riesgo es intrinsecamente dinámico, y
obedece a un contexto en particular. Las propuestas para entenderlo representan
aportes a la construcción de conocimiento, especialmente si buscan reducirlo. En
la actualidad la expresión R=(A x V)/C
se posiciona de manera clave en el campo disciplinar de la gestión del riesgo
de desastres. En esta C hace referencia a la capacidad o la resiliencia.
Una manera didáctica de aproximarse a lo que significa el
riesgo de desastres y de dar valor a la resiliencia, es a través de la “aritmética del riesgo”. La aritmética es el área de
la matemática que tiene como propósito de estudio los números y las operaciones elementales, como la suma, resta, multiplicación y división.
Estas son la base sobre la cual se sustenta la
realización de operaciones más complejas del algebra y el cálculo.
Así
como estas cuatro operaciones son las básicas de la matemática, de manera
análoga en la gestión del riesgo de desastres, los conceptos de amenaza,
vulnerabilidad, riesgo y resiliencia, son la base para comprender y sustentar
las acciones de gestión del riesgo de desastres.
En
la expresión R=(A x
V)/C, cuando R (riesgo), se sale de control divide
las posibilidades y los actores del desarrollo. Mientras tanto en el numerador A (amenaza), multiplica
y potencializa a V (vulnerabilidad). Esta última a su vez, resta a la
sostenibilidad, a la seguridad, a la continuidad de la vida territorial y de
los negocios. Mientras tanto la resiliencia o las capacidades, es decir C, en
el denominador, suma a las posibilidades de permanencia y aumenta la
convivencia pacífica entre la sociedad y la naturaleza.
Si cada uno de los cuatro factores de la gestión del
riesgo de desastres, se asociaran a palabras más cotidianas, sería aún más
fácil aplicar esta expresión a la vida práctica. De la misma manera sería factible eliminar la
constante confusión entre el concepto de riesgo y amenaza. Aún hoy en día de
manera frecuente se usan estos dos conceptos sin ninguna distinción, como si
tuvieran el mismo significado.
Una manera de tener una mejor comprensión de la
evaluación del riesgo, es posible mediante el uso de palabras de uso más
cotidiano. Por ejemplo, la palabra peligro (Pe) puede reemplazar a amenaza
(A), debilidad (D) a vulnerabilidad
(V), resiliencia
(R) a capacidad (C) y pérdidas
(P) a riesgo (R). La nueva expresión sería: P = (Pe X D)/C, es
decir, las pérdidas potenciales son el producto de multiplicar los peligros y
las debilidades, divididos por las capacidades.
Como anécdota del uso de expresión para explicar la
valoración del riesgo en una de mis conferencias en Colombia, un participante
se levantó y pidió la palabra. Me dijo que además estar liderando la gestión
del riesgo en un municipio, tenía formación profesional en matemáticas y que
tenía un comentario para hacer sobre la expresión presentada: se preguntaba
¿Qué pasaría si el valor de C fuera cero?. Ya que la respuesta desde las reglas
de la matemática, es que la expresión no tendría solución. Sin embargo, a su
afirmación el mismo planteó que en este caso, la expresión podría tener una
excepción, debido a que por precaria que esté la situación de un individuo,
ecosistema, ciudad etc., siempre existen capacidades, que pueden tender a cero,
pero nunca podrán ser cero.
Es así como este factor C en el denominador juega un
papel muy importante en la valoración del riesgo de desastre, así como en su
reducción. Como
C nunca podrá ser cero, porque siempre existen capacidades, así sean mínimas,
esta operación siempre se podrá realizar. En la medida que C sea grande, el
resultado de la división se reducirá, un factor importante a favor en la
valoración y la reducción del riesgo de desastres. Si se tratara de explicar esta expresión de
manera didáctica a modo de “teorema del riesgo”, sería:
En
la expresión R=(A x V)/C, siendo A,
un suceso de cualquier orden: natural, socio-natural y/o antrópico, del que se
conocen sus factores condicionales para que esta se manifieste, estos son:
probabilidad, cobertura, duración, magnitud y frecuencia. Siendo V, unas
condiciones dadas de predisposición a ser afectado por una amenaza esto es:
fragilidad y exposición. Sea C, el que define las capacidades o resiliencia de
los elementos expuestos a la amenaza, estas son: físicas, financieras, humanas,
naturales, tecnológicas. En el denominador de la expresión, C como factor que
divide a (A x V), siempre será distinto de cero (0). En la medida que C se hace
grande, R se hace se reduce. Entonces el
riesgo se puede definir como: R: es el riesgo de desastres o pérdidas
potenciales por desastres, A: es la amenaza o peligro, V: es la vulnerabilidad
o la debilidad, C: es la resiliencia o capacidad.
Al
intentar realizar una aproximación a la estimación del riesgo de desastres con
la expresión aritmética presentada: R=(A
x V)/C, la posición de C en el denominador como divisor, constituye una
condición favorable hacia la reducción del riesgo de desastres. Es una manera de
resignificar el valor real que tiene el fortalecimiento de la resiliencia o
capacidades de los territorios para hacerle frente a la adversidad. Esa
posición sustenta la importancia de integrar la resiliencia en los procesos de
desarrollo y la reducción de riesgo de desastres, así como todas las campañas,
programas y proyectos que hay alrededor de ellas. Implica dar valor a las capacidades, en la práctica poco
conocidas, en contraposición a las debilidades ampliamente aceptadas y
reconocidas.
En la
medida que el denominador representado por el factor C, sea más grande, como ya
se sabe, desde las regla de la aritmética, el riesgo de desastre se reducirá.
No es posible hoy en día estimar el riesgo, si además de tener en cuenta las
amenazas y las vulnerabilidades, no se valoren las capacidades. Muchas de las
soluciones a las problemáticas actuales del riesgo y el desarrollo como temas
de una misma agenda, pueden encontrarse en el fortalecimiento de las
capacidades. A diferencia de la vulnerabilidad que es la parte negativa del
riesgo, la resiliencia es su parte positiva.
Según la ONU 2016[1] la resiliencia es la:
Capacidad que tiene un sistema, una comunidad o una
sociedad expuestos a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse,
transformarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficiente, en
particular mediante la preservación y la restauración de sus estructuras y
funciones básicas por conducto de la gestión de riesgos.
El concepto ratificó la definición dada por ONU en
2009 y se complementó con la frase final: “por conducto de la gestión de riesgo”.
En este escenario la gestión del riesgo de desastres
toma más sentido, en la medida que no solo es intervenir el riesgo mediante
el control de algunas amenazas. Tampoco el de reducir únicamente
vulnerabilidades como se hacía en el pasado, sino que también es necesario
hacerlo desde la resiliencia. El futuro de la gestión del riesgo de desastre
está en trabajar con esa palabra de moda y difícil de pronunciar: “la
resiliencia”, pero que desde su aplicación práctica posibilita la
transformación de la realidad.
[1] En el informe del grupo de trabajo
intergubernamental de expertos de composición abierta sobre los indicadores y
la terminología relacionados con la reducción del riesgo de desastres de 2016,
de la Asamblea General la ONU presentado en la Quinta Plataforma Global de
Reducción del Riesgo de Desastres, realizada en mayo de 2017 en Cancún México
No hay comentarios:
Publicar un comentario