Vulnerabilidad Institucional en la Gestión del Riesgo de Desastres
El día de hoy inicio mi primera aportación en este blog con un tema sobre el cual he reflexionado desde hace tiempo y que seguramente causará opiniones encontradas de algunos y quizá hasta herir susceptibilidades de otros.
El tema elegido es lo que llamo
vulnerabilidades institucionales. Para comprenderlo mejor, iniciaré retomando
algunos conceptos básicos sobre riesgos y la gestión del riesgo de desastres y
que más allá de definiciones, tienen que ver con el hecho de que si no se
entienden cabalmente estos términos por parte de las autoridades o particulares
que se dedican a esta noble labor, sería la primer vulnerabilidad y el primer
factor que explicaría porqué siguen incrementándose los daños y pérdidas
asociados a los desastres en nuestro país.
Esto último puede corroborarse en
las evaluaciones del impacto económico y social que elabora el Centro Nacional
de Prevención de Desastres año con año y que pueden consultarse en su página
institucional.
Lo primero que hay que comprender
es que el riesgo de desastre es una condición latente y que cambia con el
tiempo, que anuncia o presagia los daños y/o pérdidas que pueden esperarse
cuando existen determinadas condiciones de “vulnerabilidad” y se presenta un
fenómeno perturbador con potencial destructivo.
Dicho en palabras llanas con un
ejemplo: ¿Qué pasaría en la ciudad de México si ocurre un sismo de magnitud 8.2
en las costas de Guerrero en el próximo mes? ¿Cómo afectaría el sistema de
drenaje de la ciudad? ¿Cuál sería el número de víctimas y de heridos esperado? ¿Cuál
sería el número de estructuras colapsadas y dañadas y en qué zonas de la ciudad
podrían ocurrir en mayor número? ¿Cómo afectaría la cadena de suministros para
abastecer a la ciudad de México?, etc.
Segundo, al ser el riesgo una
condición latente y saber qué es lo que puede ocurrir en caso de presentarse el
fenómeno perturbador, las siguientes preguntas lógicas podrían hacerse: ¿Qué
estamos haciendo para prevenir o reducir los daños y pérdidas esperadas? ¿Qué
acciones se realizan para reducir la vulnerabilidad física de las
construcciones? ¿Qué estamos haciendo para reducir riesgos en nuestras
instalaciones de trabajo, en espacios públicos, en nuestras casas? ¿Cómo estamos involucrando a la sociedad para
comprender sus riesgos y participar activamente en la reducción de los mismos?
¿Existe un sistema de alerta temprana multi-amenazas que garantice que los
mensajes lleguen de manera efectiva y oportuna a la población en riesgo y que
sepan responder adecuadamente? ¿Estamos preparados para atender una emergencia
de estas magnitudes? ¿Se toma en consideración en la planeación urbana y el
ordenamiento territorial el riesgo de desastres?
Respuestas a las interrogantes
anteriores, nos llevan al concepto de la gestión de riesgos de desastre, que se refiere a las acciones sistemáticas, que el
gobierno y sociedad deben realizar para prever, reducir y controlar el riesgo
de desastre, es decir:
- Comprender nuestros riesgos (peligros y vulnerabilidades) y los factores que han contribuido a incrementar nuestras vulnerabilidades
- Considerar el riesgo de desastre en la planeación y el ordenamiento del territorio, en los proyectos de inversión, a fin de evitar la construcción de nuevos riesgos
- Reducir el riesgo de desastres a través de la reducción de todo tipo de vulnerabilidades y los factores que contribuyen a su generación
- Prepararse para atender eficazmente y de manera organizada las emergencias
- Reconstruir mejor
Lo anterior debería ser parte de
las estrategias del desarrollo sostenible y una vinculación estrecha con todos
los sectores, cuyo fin último debería ser lograr entornos más seguros y
resilientes.
Finalmente, la vulnerabilidad
podemos definirla, de acuerdo con la Ley General de Protección Civil, como la “susceptibilidad o propensión de un agente
afectable a sufrir daños o pérdidas ante la presencia de un agente perturbador,
determinado por factores físicos, sociales, económicos y ambientales”
Dicho y comprendido lo anterior, concluyo
enlistando una serie de factores que conforman vulnerabilidades institucionales
y que podrían ser tema de análisis y de debate en blogs posteriores:
Algunas de las vulnerabilidades
institucionales:
- Falta de conocimientos sobre la gestión del riesgo de desastre de muchas autoridades y personas dedicadas a la Protección Civil
- No se invierten recursos suficientes para la prevención
- No se realizan análisis de riesgo adecuados y por lo tanto no se implementan medidas efectivas de prevención y mitigación
- Existen trámites excesivos para autorizar, por gente inexperta en muchos de los casos, los programas internos de protección civil, perdiendo en realidad su objetivo.
- En muchos casos, y díganme si no conocen casos así, prevalecen intereses personales sobre los intereses colectivos
- Capacidades institucionales deficientes y mal organizadas
- No se enfocan acciones para combatir las causas de fondo que generan los riesgos, se siguen haciendo “simulaciones” y enfocándose en la atención de emergencias
- En términos generales no se “reconstruye mejor” conservando las mismas vulnerabilidades que ocasionaron el desastre
- Alta rotación de autoridades de protección civil y no necesariamente ocupan esos puestos las personas más preparadas y con mayor experiencia en la materia.
Y por último, creo que lo que más
afecta al país en todos los ámbitos y la Protección Civil no es la
excepción: LA CORRUPCIÓN
Excelente aportación Enrique. Sumaria en la lista de vulnerabilidades el manejo unicamente político de la Protección Civil.
ResponderEliminarGracias Rafa. Es correcta tu observación y seguramente se pueden sumar otras vulnerabilidades
EliminarSin duda la vulnerabilidad es diferencial en todos lo sentidos, hay infinidad de formas de vulnerabilidad, pero la más peligrosa de todas es la que señala el Maestro Enrique Guevara, la "Vulnerabilidad Institucional". Ésta vulnerabilidad es crítica, porqué si el que está obligado por ley a defender a la población es vulnerable ¿entonces quien defenderá a la población?. Por esa razón surgen los primeros modelos de resiliencia en los cuales la población subsiste a pesar de su autoridad. Afortunadamente para allá vamos.
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