BREVE CONSIDERACIÓN SOBRE LA PERCEPCCIÓN SOCIAL DEL RIESGO - Radio Epicentro Blog

22 julio, 2022

BREVE CONSIDERACIÓN SOBRE LA PERCEPCCIÓN SOCIAL DEL RIESGO

 

BREVE CONSIDERACIÓN SOBRE LA PERCEPCCIÓN SOCIAL DEL RIESGO




De acuerdo a algunos autores, la percepción social se relaciona con la forma en que las personas piensan y le dan sentido a otras personas: cómo forman impresiones, sacan conclusiones y tratan de explicar el comportamiento de otras personas, a veces llamada cognición social, este tipo de percepción se centra en los factores que influyen en las formas en que las personas entienden a otras personas y en cómo las personas procesan, organizan y recuerdan información sobre los demás.


Podría definirse como el estudio de cómo las personas forman impresiones y hacen inferencias acerca de otras personas como personalidades soberanas, en donde aprenden acerca de los sentimientos y emociones de los demás al recoger la información que reúnen de la apariencia física, la comunicación verbal y no verbal.


Ahora bien, la percepción social del riesgo podemos entenderla como las personas, generalmente en un grupo de individuos, o en un núcleo social, entienden la potencialidad, o no, de que un peligro se materialice, dejando de lado la concepción de la(s) vulnerabilidad(es) que contiene ese mismo grupo.


Recordando que la primera prioridad del Marco de Sendai es comprender el riesgo de desastre, es posible contextualizar más el concepto de la percepción social del riesgo. Es decir, cuando un núcleo social determinado- una comunidad, un municipio, una entidad federativa, o un país o región, inclusive- conoce a qué fenómenos perturbadores está expuesto, puede hacer labores encaminadas a la reducción de su vulnerabilidad, ya sea en actividades de prevención, preparación y/o mitigación; sin embargo, para que ello de un buen resultado debe involucrarse lo que para mí es el primer y más importante proceso de la Gestión del Riesgo de Desastres, la Gestión Predictiva.


Una comunidad, doquiera que se encuentre, debe poder determinar el nivel de riesgo y, de alguna manera, aprender a convivir con éste, para poder hacer las acciones dichas de prevención-preparación-mitigación y aquellas tendientes a la rehabilitación-recuperación-reconstrucción. Como ejemplo, podemos citar a las que se encuentran cerca de un volcán, como en Puebla, Chiapas o Colima y Jalisco, o aquellas situadas en zonas de impacto de ciclones, como las penínsulas de Baja California y de Yucatán.


Es decir, no es lo mismo oír platicar de la erupción del volcán que haberla vivido, o del paso del huracán que haberlo sufrido. Y en este sentido, es muy importante el papel que juega la autoridad para dar a conocer los riesgos y amenazas en las localidades, pues son las encargadas de socializar el riesgo y dotar las guías adecuadas para las acciones a desarrollar.


Con la movilidad o migración, es posible que un nuevo grupo de personas se asiente en una localidad diferente a la de su origen, y consecuentemente no conocerá las amenazas y riesgo del lugar a donde llegó a afincarse. Puede enterarse de lo que ha ocurrido en ese sitio, pero su percepción no está afinada con la realidad del impacto del fenómeno.


Debido a la exposición mediática de los sismos de 1985 y 2017 en la Ciudad de México, la percepción de que un temblor derribará edificios es muy alta; empero no todas las zonas de la ciudad son peligrosas para el caso, lo cual podemos consultar en Atlas de Riesgo de la Ciudad de México. Sin embargo, mucha gente que no radica en la capital y va de visita percibe un temblor de magnitud 5 como un terremoto que destruirá al mundo.


Otro ejemplo válido es concerniente al turismo que, más que una mera actividad económica, es un importante agente territorial en los lugares en los cuales se implanta- lo que es especialmente válido en el caso de los litorales alrededor del mundo-  se ha constatado un patrón de ocupación del territorio esperado, que se manifiesta en la concentración en la primera línea de playa y su difusión a lo largo de las costas y hacia el interior alrededor de los núcleos principales.


Es decir, el turismo se concentra en las zonas costeras, en la primera línea de playa, que es donde impactan fenómenos de carácter hidrometeorológico, luego entonces se traduce en la ocupación de espacios de riesgo y no existe una concienciación real del riesgo. Esta falta de percepción del riesgo se traduce en el hecho, que los peligros naturales son vistos como algo demasiado hipotético, que no ocurrirá, por lo que la prevención y mitigación necesarias no se ponen en marcha.


Por el contrario, se suele actuar después de una catástrofe, sin que esta actuación se traduzca en una visión de conjunto de los peligros existentes y sin una visión de futuro, para evitar o reducir futuras desgracias. La actuación post-catástrofe se suele plasmar en la repetición de una ocupación territorial de espacios en riesgo y con la reconstrucción de viviendas y comunicaciones en los mismos lugares, que acaban de sufrir los desperfectos debido a su equivocada ubicación.


El mayor riesgo constatado en la actualidad se debe, más que al fenómeno físico, a una mayor vulnerabilidad y exposición antrópicas, que manifiesta una falta de percepción social del riesgo mismo. Mientras que el fenómeno natural en sí no se ha modificado sustancialmente, manteniendo los parámetros de probabilidad, severidad y peligrosidad, los factores antrópicos de exposición y vulnerabilidad han aumentado exponencialmente en las últimas décadas.


Si bien es cierto que ha habido avances importantes para la percepción social del riesgo en México, aún hay un largo trecho que recorrer, y es fundamental la participación de la autoridad de la materia en los tres órdenes de gobierno, y absolutamente, la voluntad política para difundir el conocimiento que se tiene sobre el riesgo, en todo sentido.


Si bien, no sólo es responsabilidad del gobierno, sí es necesaria su participación, coercitiva si es necesario, para fomentar una cultura de Protección Civil, con lo que, sin lugar a dudas, puede crear, cuando no mejorar, una percepción social del riesgo

 

Mtro. César Orlando Flores Sánchez

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