I.- Introducción
El terremoto de Tohoku (este de Japón), ocurrió a las 14:46 horas del
viernes 11 de marzo de 2011, con magnitud 9.0, generó un gran tsunami
transoceánico que se extendió por todo el Océano Pacífico.
En el libro “Los sismos una amenaza cotidiana” (Cruz Atienza, 2015.), se menciona que este evento es considerado el cuarto sismo más grande que haya sido registrado en la historia de la humanidad y su epicentro se localizó 130 kilómetros mar adentro, al este de la ciudad de Sendai, al noreste de la isla de Honshu y tuvo lugar en la zona de contacto entre las placas del Pacifico y Norteamericana. (Fig. 1) La ruptura del sismo se extendió 550 kilómetros de largo y 150 de ancho, con un deslizamiento máximo de más de 50 metros, 10 kilómetros bajo el lecho marino y una duración aproximada de 3 minutos.
No sólo se trata de uno de los sismos más grandes jamás observados, sino también del mejor documentado de la historia, Japón cuenta con la red de observación geofísica más desarrollada y densa del mundo. Más de 1200 estaciones de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) y 2500 sismómetros distribuidos en el archipiélago japones monitorean la actividad sísmica. Además, fue medido por numerosos mareógrafos costeros de varios países y boyas DART® (Deep-ocean Assessment and Reporting of Tsunami) del Programa de Tsunamis de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos.
En la prefectura de Miyagi, a unos 30 kilómetros de la costa, se registró
la sacudida más violenta del suelo, con una aceleración casi tres veces mayor a
la de la gravedad. Asimismo, el terremoto provocó que toda la región norte de
Honshu se desplazara brutalmente hacia el este una distancia máxima de 4.3
metros y que se hundiera hasta 70 centímetros. La réplica más importante
fue de magnitud 7.9 y ocurrió 30 minutos después del sismo principal, 130
kilómetros al este de Tokio, la capital del país.
Este mismo autor menciona que además de las ondas sísmicas, un terremoto puede provocar otros fenómenos naturales. Uno de ellos son los tsunamis o maremotos. La causa más común de un tsunami son cierto tipo de sismos en zonas de subducción como la de la costa del Pacifico mexicano, donde la placa de Cocos se hunde por debajo de la de Norteamérica. Durante su ruptura, estos sismos provocan un levantamiento violento del fondo marino y con él, el del agua que se encuentra por encima (Figura 2). Así de simple es el origen de un tsunami. Una vez que el mar se ha levantado, el peso de toda esa agua desplazada hace que una ola (onda) se aleje radialmente del epicentro con una velocidad que depende de la profundidad del océano.
Fig. 2. Origen de un tsunami, que se define como serie de olas o “tren de olas” usualmente generadas por un movimiento sísmico del fondo marino (Fuente: COI-UNESCO, 2014) |
En mares profundos, los tsunamis viajan a unos 800 kilómetros por hora, que es la velocidad a la que vuela un avión comercial. A pesar de ser grande, esta velocidad es aproximadamente 25 veces menor que la de las ondas sísmicas más rápidas en la corteza terrestre. Ahí, la altura de la ola es muy pequeña, en general menor a 50 centímetros. Sin embargo, cuando la ola se acerca a las costas, la profundidad del océano disminuye rápidamente y con ella la velocidad del tsunami, provocando que la altura de la ola aumente mucho cuando ésta alcanza el litoral.
Por ejemplo, en el caso del gran sismo de Japón, el tsunami se generó a unos 100 kilómetros metros de la costa debido a un levantamiento del fondo oceánico de hasta 3 metros en el epicentro, generando olas que en promedio midieron 6 metros a lo largo de la costa norte de la península de Oshika, alcanzaron hasta 37 metros de altura en Miyako, dentro de la prefectura de lwate, devastando todo a su paso hasta una distancia de 10 kilómetros tierra adentro. (Cruz Atienza, 2015)
El citado autor, destaca la importancia sismológica de este terremoto estriba en el cuestionamiento de ciertos paradigmas. Durante muchos años los sismólogos habían creído que las zonas de subducción están divididas en pequeñas regiones que determinan el tamaño máximo de los terremotos. Por ejemplo, en la zona de subducción donde ocurrió este gran sismo, gracias a los enormes recursos que se invierten en aquel país para la prevención de desastres por sismos, los sismólogos e ingenieros japoneses contaban con normas de construcción a prueba de terremotos y tsunamis) con magnitud de hasta 8.2. Sin embargo, el terremoto de Tohoku-Oki se extendió mucho más de lo que se crea posible. Junto con el gran terremoto de Sumatra-Andamán de 2004, el sismo de Japón obliga hoy a las autoridades y a la comunidad científica mundial a prepararse ante el embate de terremotos mucho más grandes de los que se tenga conocimiento en cada región sísmica.
Una de las consecuencias más dramáticas del tsunami fue la destrucción parcial de la central nuclear de Fukushima Daiichi que, sin el suministro necesario de energía eléctrica para el enfriamiento de los reactores después del sismo sufrió explosiones en al menos tres reactores, provocando una evacuación masiva en un radio de 10 kilómetros a la redonda (Fig. 3).
En este enlace https://www.iaea.org/es/newscenter/multimedia/videos/fukushima-10-anos-despues-los-progresos-en-la-seguridad-nuclear, se presenta el reportaje Fukushima 10 años después: los progresos en la seguridad nuclear, que fue pubicadao, el 11/03/2021 por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Este potente sismo junto con el tsunami que le siguió, causó la muerte de 23000 personas, la mayoría como consecuencia de este último y las pérdidas causadas por la catástrofe se estiman entre 100 y 500 mil millones de dólares de las cuales más del 60% son consecuencia del tsunami (Cruz Atienza,
2015).
Fig.3 . La familia del señor Hideatsu Matsunaga de la ciudad de Okuma, prefectura de Fukushima, que ahí vivía desde hace 11 generaciones, se dispersó en marzo de 2011 debido al accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi. (Crédito: http://mmtdayon.blog.fc2.com/blog-category-8.html) |
II.- Efectos del
tsunami de Japón del 11 de marzo de 2011 en la costa occidental de México.
Desde las primeras horas del 11 de marzo se recibió en la Coordinación General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, el pronóstico del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) de los efectos del tsunami de Japón a causa de un sismo (de magnitud inicial 8.9) para la costa occidental de México, en donde se puntualizaba tanto el tiempo de llegada como la altura esperada del evento a las costas mexicanas y que se consideraba de peligro moderado para las costas de México. Se esperaban fuertes corrientes en los puertos localizados en las costas del pacífico mexicano y dentro de las principales recomendaciones, fue el enviar mar adentro a todo tipo de embarcaciones.
En la Fig. 4, se observa el pronóstico de la propagación del tsunami en las aguas del océano Pacífico realizado por CICESE), donde se puntualizó tanto el tiempo de llegada como la altura esperada del tsunami en varios puertos mexicanos, lo que ayudo a iniciar acciones y las medidas pertinentes ante tal evento por parte de los dependencias e integrantes del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC).
Fig. 4. Propagación numérica del tsunami de Japón del 11 de marzo de 2011. A la derecha se indica la altura esperada del tsunami a lo largo de la costa del continente americano (Créditos: CICESE, 2011). |
Para los puertos de Salina Cruz, Oaxaca y Puerto Madero, Chiapas, la hora de arribo se consideraba a las 14:44 (hora del centro) con alturas de ola de hasta un metro con oscilaciones del nivel del mar con periodo de 30 minutos hasta por 12 horas.
Por otra parte, les comentó que como miembro de la Secretaría de Marina (SEMAR), fui parte del equipo de trabajo, mientras se creaba oficialmente el Centro de Alerta de Tsunamis, que le dio seguimiento permanente durante ese 11 de marzo de 2011, a la alerta de tsunami, consecuencia del sismo en las costas de Japón y que tuve la gran experiencia de participar activamente, en el análisis de la información que fue emitida por el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC, por sus siglas en inglés), donde se mantuvo comunicación con las principales autoridades navales y del SINAPROC, para que recibieran información actualizada con las horas estimadas de arribo a su jurisdicción, ya que con el transcurrir de las horas se tendría que evaluar las condiciones del nivel del mar para cancelar la emisión.de los boletines de alertamiento (Fig. 5)
Zavala y sus colaboradores (2020), analizaron las principales características de los tsunamis ocurridos en México en el período 2009-2018, encontrando entre los principales resultados que la altura máxima de ola ocurre después de 1 a 5 horas de la llegada de la primera ola para maremotos locales y entre 6 a 22 horas para eventos lejanos, lo cual puede ayudar a los tomadores de decisiones en la implementación de políticas de reducción de riesgos costeros.
En la fig. 6, se presenta la serie de registros del nivel del mar con anomalías causadas por el tsunami de Tohoku, Japón (05:46 GMT, 11 / Mar / 2011), que produjo anomalías del nivel del mar con una amplitud de hasta 3,22 m en la estación de Zihuatanejo ubicada a 10,909 km de la fuente de origen del tsunami. Es importante señalar que la duración promedio fue de 70 horas, considerando todas las estaciones que registraron este evento (mínimo y máximo observado) en la costa del pacífico mexicano.
III.- Lecciones de supervivencia en caso de tsunami:
La COI-UNESCO (2014), comparten las mas importantes lecciones de supervivencia en caso de tsunami:
1.- Haga caso de los avisos de la naturaleza. Los terremotos y los cambios bruscos en el nivel de las aguas costeras pueden ser avisos de la inminencia de un tsunami
2.- Tenga en cuenta la tradición oral. En zonas con una larga tradición oral, como en la Araucanía chilena, la experiencia de los ancianos puede ayudar a salvar vidas.
3.-Cuando el mar se retire, desconfíe. Después de un terremoto es probable que vea cambios en el mar. Que su curiosidad no le impida dirigirse a una zona alta, pues tal vez se haya generado un tsunami
4.- Se generarán muchas olas. La siguiente ola podría ser mayor y el tsunami podría durar horas
5.- Vaya a un sitio elevado y permanezca allí. Vaya a alguna colina o al menos aléjese de la costa
6.- Siga los avisos oficiales. Evite el riesgo aun cuando los avisos parezcan ambiguos o piense que el peligro ha pasado.
7.- No se ocupe de sus pertenencias. Salve su vida, no sus posesiones.
8.-Las vías tal vez no estén transitables. Cuando huya de un tsunami provocado por un terremoto reciente, puede encontrarse los caminos destruidos o bloqueados.
10.-Súbase a un árbol. Como último recurso, si está atrapado en una zona baja, súbase a un árbol resistente.
11.-Muchos sobrevivirán al terremoto. En sectores de la costa cercanos a zonas de subducción, incluso el mayor terremoto podría causar menos muertes que el tsunami que le sigue.
12.- Aférrese a algún objeto flotante. Si lo alcanza un tsunami, busque algo que pueda usar como balsa
14.-El sismo puede provocar el ascenso o el descenso de ciertas zonas costeras. Un gran terremoto puede hacer que las zonas costeras desciendan permitiendo que las mareas las inunde.
Referencias bibliográficas
CICESE, 2011. Informe del Tsunami del 11 de marzo del 2011 en la costa occidental de México. Inédito. 5 pp.
Cruz Atienza V. M. 2015. Los sismos. Una amenaza cotidiana. La caja de cerillos ediciones. Primera Reimpresión, México. Págs. 24, 39-40.
Earth Observatory of Singapore, 2011. The great East Japan (Tohoku) 2011 earthquake: Important lessons from old dirt. Disponible en https://earthobservatory.sg/news/great-east-japan-tohoku-2011-earthquake-important-lessons-old-dirt
Zavala-Hidalgo J., Trujillo-Rojas K., Gómez-Ramos O., Zarza-Alvarado M., Hernández-Maguey F., Gutiérrez-Quijada V. (2020) Tsunamis in the Mexican coasts during the period 2009-2018 and their behavior, Coastal Engineering Journal, 62:3, pp. 429-444 Published online: 28 April 2020. https://doi.org/10.1080/21664250.2020.1744062
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