Por Raymundo
Padilla Lozoya*
Los militares
enfrentan cualquier amenaza, pero todos lo hacen protegidos e informados, es
decir, con planeación y equipo.
Sin embargo, otros “profesionales” laboran en zonas de riesgo y emergencia, se
exponen y arriesgan su vida a cambio de una remuneración injusta, como ocurre
con los reporteros. Después de las víctimas de un siniestro, los reporteros se
ubican entre los más vulnerables en un escenario de impactos o de desastre.
El problema
de los reporteros en México consiste en que, la mayoría, acuden desprotegidos y
desinformados a realizar cobertura de desastres. Es decir, carecen del
equipamiento adecuado para introducirse en una zona devastada y potencialmente
peligrosa, sin equipo, como calzado, vestimenta, casco, lentes, guantes de
seguridad y botiquín. Para colmo, suelen realizar coberturas, sin el equipo
técnico requerido para la audio grabación, video grabación de calidad y
transporte. Es decir, con cámaras, micrófonos y telefotos especiales, ningún
reportero tendría que exponer su físico durante una emergencia.
Pero resulta
ilógico que ciertos reporteros emiten argumentos incoherentes para perpetuar esa
condición, entre los más frecuentes, dicen que solo ellos saben lo que
requieren y que no podrían laborar usando un equipamiento de seguridad, porque
dificulta enfocar, escribir, grabar y recolectar datos.
Además, los
reporteros han contribuido y agravado su situación vulnerable, de diversas
maneras, por ejemplo, aceptando sueldos míseros, condiciones inhumanas e
ilegales. En parte por necesidad laboral, otra parte porque consideran imposible
exigir mejoras y dudan en hacer cambios. Como síntesis para justificar esa
realidad han elaborado frases contundentes como: “así es esto”, “esto nunca va
a cambiar”, “así ha sido siempre”, o “ni modo”. A esto se suma la
irresponsabilidad para evitar autocapacitarse, anteponiendo distintas
justificaciones, y la negligencia para acudir a lugares inseguros y exponerse a
diversos peligros. Incluso en algunos reporteros y periodistas se destila la
soberbia que rechaza la pertinencia de la capacitación. EL colmo es que, cuando
se les solicita apoyo para investigar su condición, rehúsan colaborar, retardan
encuestas o simplemente son indiferentes al tema. También es documentable que
pocos acuden a capacitarse cuando se ofrecen cursos o talleres de Cobertura
Periodística con enfoque en Gestión de Riesgos y Desastres. Y lo más común es
que ni siquiera se informan sobre autoprevención con los recursos disponibles
en línea, como manuales, cursos en línea e infografías (1)
Por su parte,
las empresas periodísticas han sido negligentes al permitir que sus reporteros
realicen la cobertura de desastres, sin el equipo y la capacitación adecuados.
Pero además, las empresas informativas abusivas y corruptas han vulnerado a los
reporteros al marginarlos de prestaciones y apoyos, como el seguro médico,
derecho a vivienda, sueldo digno, aguinaldo, horarios razonables, vacaciones,
seguro de vida, guardería para hijos y bonos. Incluso carecen de libertad para
organizarse, por ejemplo en sindicatos; ante la mínima insinuación son
despedidos.
Las unidades
estatales y las municipales de Protección Civil también han contribuido con la
vulnerabilidad de los reporteros al aceptar que accedan a sitios peligrosos,
sin capacitación y sin el equipo adecuado para escenarios de emergencia. Con el
argumento de colaborar con los medios periodísticos en su labor informativa, los
funcionarios de Protección Civil corren riesgos al facilitar el ingreso de
reporteros y al exponerlos en ciertas áreas inadecuadas. Sin embargo, esas situaciones
producen riesgos, “accidentes” y hasta decesos.

Por lo
anterior, es urgente que las comisiones legislativas para el ejercicio periodístico
reglamenten la capacitación y equipamiento de los reporteros que hacen
cobertura de desastres y emergencias, para que propicien el compromiso por
parte de las empresas informativas para reducir la vulnerabilidad de sus
empleados. Por ley se debe asegurar el pleno ejercicio del periodismo en
condiciones seguras. Y en el marco de la reglamentación se deben fortalecer las
capacidades para disminuir la vulnerabilidad de la labor reporteril. Es
cuestión de voluntad, se trata de hacer lo correcto.
* Periodista, historiador y
antropólogo, especialista en riesgos y desastres, Universidad de Colima. Email:
rpadilla@ucol.mx
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