TRAS BAMBALINAS DE LOS DESASTRES “ARTIFICIALES”.
Mtro. Saúl Ruiz Fernández.
“Al menos una persona murió, 20 casas resultaron dañadas y varios vehículos arrastrados a causa de la corriente del río Cutio y de la represa “Parástico” que se desbordaron por las intensas lluvias que se registraron durante el fin de semana en el estado de Michoacán”1
Casos como este hay muchos a través del orbe, principalmente en países en vías de desarrollo, tal
como América latina… Recientemente para estos casos, la Gestión integral de riesgos,
cita que “los desastres no son naturales, sino artificiales”. Pero ¿qué hay detrás de dicha
artificialidad?, ¿por qué las personas se arriesgan una y otra vez a ubicar sus hogares en zonas de
riesgo (natural o antropogénico) ?
Un punto de partida interesante para explicar la periurbanización o expansión urbana en el
territorio rural, lo es el término “modos de vida”; término en el cual convergen algunas otras
causas que también explican dicho fenómeno que se presenta en el territorio metropolitano.
El resultado de este fenómeno se da con la aparición de construcciones aisladas con distintos
grados de consolidación y densidad, al inicio del proceso, hasta llegar a su maduración en su etapa
final, dándose así, la conquista del territorio. A la par, aunque imperceptible para la mayoría, se
da también la “conquista del riesgo” inherente a dichos territorios; esto debido a que
previo al proceso de expansión urbana, existían ahí instalaciones industriales y/o
condiciones naturales que implican una amenaza a la salud o la vida de las personas que se
constituyen en los territorios cercanos, dándose así la doble conquista: Territorio y riesgo.
Por lo anterior, dichos terrenos que no son aptos para el uso habitacional ni comercial no
debieran (ni permitirse) ser tomados como terrenos para la expansión urbana; sin embargo,
el proceso periurbano continúa, bajo la premisa de “los sueños y quimeras” o los modos de vida de
los actores, a los cuales les apremia la conquista del territorio, independientemente de la
conquista del riesgo. Pero también, el aumento de lo urbano sobre lo rural o la convivencia de
ambos espacios en uno combinado, se explica por la ancestral costumbre o tradición de la construcción de la ciudad en forma ilegal, a la que la sociedad esta aclimatada y la autoridad conduce y consiente.
1 Diario de México. 24 de Septiembre de 2018.
https://www.diariodemexico.com/un-muerto-y-desastre-en- or-desbordamiento-de-r%C3%ADo
En los países emergentes, según Ávila2, este fenómeno se origina por: El flujo continuo de
migrantes del campo a la ciudad, lo que implica que estos se asentaran en las periferias
de la urbe, dado los costos bajos del suelo de estos lugares (legales o no). Y en
Latinoamérica el proceso es principalmente habitacional, encontrándose muy diversas
condiciones de convivencia, heterogeneidad de agentes sociales y procesos espaciales,
urbanizaciones a lo largo de los ejes de comunicación y en zonas agrícolas; confluyendo
una diversidad de actores: Públicos, económicos y sociales.
En México, la periurbanización tiene una configuración espacial similar a la de los países
desarrollados; sin embargo, según Ávila, su origen es distinto: Precarismo y marginalidad,
asociados a la presión demográfica que originan la venta ilegal de tierras ejidales. Aquí cabe
destacar lo expuesto por Cruz3, quien dice que la formación de colonias ilegales es un proceso
histórico, característica de México.
Otra expresión particular de periurbanización lo es la expansión urbana incontrolada de
bajos ingresos, que según Bazant4, surge como respuesta al mercado formal (rígido, caro y
cerrado), que encuentra en el mercado ilegal de terrenos ejidales y comunales una opción a
su necesidad de terreno, por la flexibilidad y accesibilidad de precios. Bazant señala que la
expansión urbana es resultante de la dinámica socioeconómica de la población de bajos ingresos, en
su proceso de asentamiento en el espacio urbano, mismo que depende de factores como
tenencia de la tierra, ubicación del lote y su costo; pero también inciden: La proximidad al
equipamiento y fuentes de empleo, disponibilidad de servicios y transporte, así como cercanía a
parientes. A lo que se suma, según Cruz, la presión y gestión de fraccionadores y especuladores
urbanos.
2 Héctor Ávila, Ideas y planteamientos teóricos sobre los territorios periurbanos. Las relaciones
campo-ciudad en algunos países de Europa y América, Fotocopia.
3 Soledad Cruz, El Poblamiento Popular en la Ciudad de México en la primera mitad del siglo XX.
Documento de Trabajo.
4 Jan Bazant S, Periferias urbanas. Expansión urbana incontrolada pp. 211-227.
Otra visión respecto de las causas de la periurbanización, difusión o expansión urbana tiene sus
fundamentos en los modos de vida, según Lindón, de los actores sociales:
El modo de vida constituye un conjunto de procesos con los cuales los individuos organizan sus
respuestas ante las condiciones de la vida. La trama de la vida cotidiana se constituye frente a
las condiciones de vida que resultan de distintos procesos históricos que cruzan la vida de los
individuos. Es decir, para Lindón, el modo de vida incluye a la vida cotidiana, pero sin
confundirse entre ellos.
Asumir la vida cotidiana como enfoque dentro del campo de la investigación urbana
implica, según Lindón, estudiar la “constitución de la vida urbana (los modos de vida) a partir de
las prácticas con sentido de los individuos”. Es decir, estudiar “cómo se produce y se reproduce la
vida urbana a través del quehacer cotidiano, históricamente entendido.
Actualmente Hiernaux5 señala que en la nueva geografía de algunas metrópolis emergen “sueños y
quimeras” en las clases medias y en los sectores populares, de tal manera que contribuyen a
la reconfiguración del territorio y que se articulan por medio de los modos de vida. Para
comprender la configuración del territorio metropolitano y su expansión es necesario, analizar los
modos de vida y la subjetividad social, idearios, sueños y quimeras de sus habitantes,
que pueden actuar para recolonizar el centro ó para anexar nuevos territorios:
En los sueños de los sectores populares el nuevo “deseo de ciudad” impulsa la periferización
familiar de las ciudades, con la idea de progreso. Hiernaux señala que existe una nueva utopía
periférica, por la cual las familias de muy bajos ingresos se han desplazado desde zonas centrales
a zonas periféricas (ejidales o no) en afán de iniciar un proceso urbanizador y colonizador
que culmine en mejores condiciones de vida; lo cual no implica un dominio de lo urbano sobre lo
rural, según Cruz.
En este ideario de progreso de los sectores populares, la utopía periférica se
reconstruye sobre cuatro aspectos básicos: Acceso a la propiedad, libertad e
independencia, comercio y mantenimiento de condiciones de rentabilidad del mismo. Dichas
ideas, según Hiernaux, son apropiadas por las personas, orientando su vida práctica y
dando sentido al movimiento del lugar de residencia
5 Daniel Hiernaux-Nicolas et Al, “Modos de vida y utopías urbanas, pp.26-32.
Sin embargo, el territorio no está sólo, ya que, desde una visión ecológica, este forma parte de
algún ecosistema y por ende está conformado por varios elementos, algunos de los cuales
pueden ser nocivos y/o representar un riesgo para los actores sociales que vivan en él...
Y, como Beck6 señala, los problemas no son del entorno, sino problemas sociales,
problemas del ser humano, de su historia, de sus condiciones de vida, de su referencia al mundo
y a la realidad, de su ordenamiento económico, cultural y político.
Para esto debemos considerar lo señalado por Lezama7, respecto al riesgo: Primero,
considerado desde una supuesta objetividad inmanente (remitiéndolo a su propia existencia real,
independientemente de cualquier interacción con alguna entidad subjetiva). Y segundo, el
riesgo visto como una construcción social, que acentúa el peso de lo social y lo subjetivo como
elementos básicos en su construcción, por encima de su objetividad física.
A manera de conclusión tenemos que los emplazamientos territoriales en los que se pueden apreciar
algunas de las expresiones de la periurbanización, difusión y/o expansión urbana y en los que
se llevan a cabo una serie de procesos sociales, económicos y políticos, por parte de los
diversos actores, todo lo cual puede englobarse en lo que hoy se conoce como nueva ruralidad.
El resultado principal de lo anterior ha sido el aumento de la mancha urbana en los territorios
metropolitanos y las causas son diversas, desde el precarismo y la marginalidad hasta los sueños e
idearios de los actores sociales, pasando por la especulación inmobiliaria, el mercado legal e
ilegal del suelo, la tradición ancestral de hacer ciudad, etc.
Asimismo, aparte de los impactos en el ambiente, que genera la expansión urbana, se
destaca la exposición de los actores a condiciones de riesgo, por el sólo hecho de posicionarse
en territorios no aptos para el uso habitacional, debido a sus características naturales y/o
artificiales. Esto es consecuencia de la ilegalidad de sus emplazamientos, situación que es
permitida por la autoridad, debido a que prácticamente es un uso y costumbre con arraigo histórico.
6 Ulrich Beck, La sociedad del riesgo, 1998.
7 José Luis Lezama, La construcción social de la idea del riesgo y del daño ambiental, 147-180.
Por ende, los problemas no son del territorio, sino de los actores que se sitúan en él, e incluso
de la sociedad misma, quien además de objetivar un riesgo debe socializarlo, pero sobretodo,
reaccionar ante él. De aquí se deriva la “artificialidad del desastre”.
El riesgo objetivo no implica el riesgo subjetivo ni viceversa, esto es, la existencia física de un
riesgo no requiere ni implica que sea reconocido como tal por la población. Y muy importante
es el hecho de que aún y cuando se da la socialización del riesgo, los actores toleran y
conviven con él, a sabiendas de las consecuencias negativas en su propia humanidad y propiedades.
No menos importante resulta destacar la incompetencia gubernamental, que a sabiendas del riesgo,
permiten (formal y/o informalmente) la apropiación de territorios riesgosos, basados en
la tradición de hacer ciudad, a partir de la ilegalidad, para luego legalizar,
fomentando la especulación y el negocio inmobiliario.
Para finalizar tenemos que los actores sociales, en su conquista del territorio, pueden conseguir
también la conquista del riesgo, con el que, consciente o inconscientemente, conviven
cotidianamente en aras de satisfacer sus necesidades y/o idearios.
Mtro. Saúl Ruiz Fernández.
Octubre 14 de 2018.
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