TRAS BAMBALINAS DE LOS DESASTRES “ARTIFICIALES”. - Radio Epicentro Blog

14 octubre, 2018

TRAS BAMBALINAS DE LOS DESASTRES “ARTIFICIALES”.


TRAS BAMBALINAS DE LOS DESASTRES “ARTIFICIALES”.

Mtro. Saúl Ruiz Fernández.

“Al  menos  una  persona  murió,  20  casas  resultaron  dañadas  y  varios vehículos arrastrados a causa de la corriente del río Cutio y de la represa “Parástico” que se desbordaron por las intensas lluvias que se registraron durante el fin de semana en el estado de Michoacán”1

Casos como este hay muchos a través del orbe, principalmente en países en vías de  desarrollo,  tal 
 como  América  latina…  Recientemente  para  estos  casos,  la Gestión  integral  de  riesgos,  
cita  que  “los  desastres  no  son  naturales,  sino artificiales”. Pero ¿qué hay detrás de dicha 
artificialidad?, ¿por qué las personas se arriesgan una y otra vez a ubicar sus hogares en zonas de 
riesgo (natural o antropogénico) ?

Un punto de partida interesante para explicar la periurbanización o expansión urbana en el 
territorio rural, lo es el término “modos de vida”; término en el cual convergen algunas otras 
causas que también explican dicho fenómeno que se presenta en el territorio metropolitano.

El resultado de este fenómeno se da con la aparición de construcciones aisladas con distintos 
grados de consolidación y densidad, al inicio del proceso, hasta llegar a su maduración en su etapa 
final, dándose así, la conquista del territorio. A la par, aunque imperceptible para la mayoría, se 
da también la “conquista del riesgo”  inherente  a  dichos  territorios;  esto  debido  a  que  
previo  al  proceso  de expansión  urbana,  existían  ahí  instalaciones  industriales  y/o  
condiciones naturales que implican una amenaza a la salud o la vida de las personas que se 
constituyen en los territorios cercanos, dándose así la doble conquista: Territorio y riesgo.

Por lo anterior, dichos terrenos que no son aptos para el uso habitacional ni comercial  no  
debieran  (ni  permitirse)  ser  tomados  como  terrenos  para  la expansión urbana; sin embargo, 
el proceso periurbano continúa, bajo la premisa de “los sueños y quimeras” o los modos de vida de 
los actores, a los cuales les apremia la conquista del territorio, independientemente de la 
conquista del riesgo. Pero también, el aumento de lo urbano sobre lo rural o la convivencia de 
ambos espacios en uno combinado, se explica por la ancestral costumbre o tradición de la construcción de la ciudad en forma ilegal, a la que la sociedad esta aclimatada y la autoridad conduce y consiente.

1   Diario  de  México.  24  de  Septiembre  de  2018.  
https://www.diariodemexico.com/un-muerto-y-desastre-en- or-desbordamiento-de-r%C3%ADo



En los países emergentes, según Ávila2, este fenómeno se origina por: El flujo continuo  de  
migrantes  del  campo  a  la  ciudad,  lo  que  implica  que  estos  se asentaran en las periferias 
de la urbe, dado los costos bajos del suelo de estos lugares  (legales  o  no).  Y  en  
Latinoamérica  el  proceso  es  principalmente habitacional,   encontrándose   muy   diversas   
condiciones   de   convivencia, heterogeneidad de agentes sociales y procesos espaciales, 
urbanizaciones a lo largo  de  los  ejes  de  comunicación  y  en  zonas  agrícolas;  confluyendo  
una diversidad de actores: Públicos, económicos y sociales.

En México, la periurbanización tiene una configuración espacial similar a la de los  países  
desarrollados;  sin  embargo,  según  Ávila,  su  origen  es  distinto: Precarismo y marginalidad, 
asociados a la presión demográfica que originan la venta ilegal de tierras ejidales.  Aquí cabe 
destacar lo expuesto por Cruz3, quien dice que la formación de colonias ilegales es un proceso 
histórico, característica de México.

Otra  expresión  particular  de  periurbanización  lo  es  la  expansión  urbana incontrolada  de  
bajos  ingresos,  que  según  Bazant4,  surge  como  respuesta  al mercado formal (rígido, caro y 
cerrado), que encuentra en el mercado ilegal de terrenos  ejidales  y  comunales  una  opción  a  
su  necesidad  de  terreno,  por  la flexibilidad y accesibilidad de precios. Bazant señala que la 
expansión urbana es resultante de la dinámica socioeconómica de la población de bajos ingresos, en 
su  proceso  de  asentamiento  en  el  espacio  urbano,  mismo  que  depende  de factores como 
tenencia de la tierra, ubicación del lote y su costo; pero también inciden: La proximidad al 
equipamiento y fuentes de empleo, disponibilidad de servicios y transporte, así como cercanía a 
parientes. A lo que se suma, según Cruz, la presión y gestión de fraccionadores y especuladores 
urbanos.

2 Héctor Ávila, Ideas y planteamientos teóricos sobre los territorios periurbanos. Las relaciones 
campo-ciudad en algunos países de Europa y América, Fotocopia.

3  Soledad Cruz, El Poblamiento Popular en la Ciudad de México en la primera mitad del siglo XX. 
Documento de Trabajo.

4  Jan Bazant S, Periferias urbanas. Expansión urbana incontrolada pp. 211-227.


Otra visión respecto de las causas de la periurbanización, difusión o expansión urbana  tiene  sus  
fundamentos  en  los  modos  de  vida,  según  Lindón,  de  los actores sociales:

El modo de vida constituye un conjunto de procesos con los cuales los individuos organizan sus 
respuestas ante las condiciones de la vida. La trama de la vida cotidiana se constituye frente a 
las condiciones de vida que resultan de distintos procesos históricos que cruzan la vida de los 
individuos. Es decir, para Lindón, el modo de vida incluye a la vida cotidiana, pero sin 
confundirse entre ellos.

Asumir la  vida  cotidiana  como  enfoque  dentro  del  campo  de  la  investigación urbana 
implica, según Lindón, estudiar la “constitución de la vida urbana (los modos de vida) a partir de 
las prácticas con sentido de los individuos”. Es decir, estudiar “cómo se produce y se reproduce la 
vida urbana a través del quehacer cotidiano, históricamente entendido.

Actualmente Hiernaux5  señala que en la nueva geografía de algunas metrópolis emergen “sueños y 
quimeras” en las clases medias y en los sectores populares, de  tal  manera  que  contribuyen  a  
la  reconfiguración  del  territorio  y  que  se articulan por medio de los modos de vida. Para 
comprender la configuración del territorio metropolitano y su expansión es necesario, analizar los 
modos de vida y  la  subjetividad  social,  idearios,  sueños  y  quimeras  de  sus  habitantes,  
que pueden actuar para recolonizar el centro ó para anexar nuevos territorios:

En los sueños de los sectores populares el nuevo “deseo de ciudad” impulsa la periferización 
familiar de las ciudades, con la idea de progreso. Hiernaux señala que existe una nueva utopía 
periférica, por la cual las familias de muy bajos ingresos se han desplazado desde zonas centrales 
a zonas periféricas (ejidales o no)  en  afán  de  iniciar un  proceso  urbanizador y colonizador 
que  culmine  en mejores condiciones de vida; lo cual no implica un dominio de lo urbano sobre lo 
rural, según Cruz.

En  este  ideario  de  progreso  de  los  sectores  populares,  la  utopía  periférica  se 
reconstruye  sobre  cuatro  aspectos  básicos:  Acceso  a  la  propiedad,  libertad  e 
independencia,  comercio  y  mantenimiento  de  condiciones  de  rentabilidad  del mismo.  Dichas  
ideas,  según  Hiernaux,  son  apropiadas  por  las  personas, orientando  su  vida  práctica  y  
dando  sentido  al  movimiento  del  lugar  de residencia

5  Daniel Hiernaux-Nicolas et Al, “Modos de vida y utopías urbanas, pp.26-32.


Sin embargo, el territorio no está sólo, ya que, desde una visión ecológica, este forma  parte  de  
algún  ecosistema  y  por  ende  está  conformado  por  varios elementos, algunos de los cuales 
pueden ser nocivos y/o representar un riesgo para los actores sociales que vivan en él...

Y,  como  Beck6   señala,  los  problemas  no  son  del  entorno,  sino  problemas sociales, 
problemas del ser humano, de su historia, de sus condiciones de vida, de  su  referencia  al  mundo 
 y  a  la  realidad,  de  su  ordenamiento  económico, cultural y político.

Para  esto  debemos  considerar  lo  señalado  por  Lezama7,  respecto  al  riesgo: Primero, 
considerado desde una supuesta objetividad inmanente (remitiéndolo a su propia existencia real, 
independientemente de cualquier interacción con alguna  entidad  subjetiva).  Y  segundo,  el  
riesgo  visto  como  una  construcción social, que acentúa el peso de lo social y lo subjetivo como 
elementos básicos en su construcción, por encima de su objetividad física.

A manera de conclusión tenemos que los emplazamientos territoriales en los que se pueden apreciar 
algunas de las expresiones de la periurbanización, difusión y/o  expansión  urbana  y  en  los  que 
 se  llevan  a  cabo  una  serie  de  procesos sociales, económicos y políticos, por parte de los 
diversos actores, todo lo cual puede englobarse en lo que hoy se conoce como nueva ruralidad.

El resultado principal de lo anterior ha sido el aumento de la mancha urbana en los territorios 
metropolitanos y las causas son diversas, desde el precarismo y la marginalidad hasta los sueños e 
idearios de los actores sociales, pasando por la especulación  inmobiliaria,  el  mercado  legal  e 
 ilegal  del  suelo,  la  tradición ancestral de hacer ciudad, etc.

Asimismo,  aparte  de  los  impactos  en  el  ambiente,  que  genera  la  expansión urbana, se 
destaca la exposición de los actores a condiciones de riesgo, por el sólo  hecho  de  posicionarse  
en  territorios  no  aptos  para  el  uso  habitacional, debido a sus características naturales y/o 
artificiales. Esto es consecuencia de la ilegalidad de sus emplazamientos, situación que es 
permitida por la autoridad, debido a que prácticamente es un uso y costumbre con arraigo histórico.

6  Ulrich Beck, La sociedad del riesgo, 1998.

7  José Luis Lezama, La construcción social de la idea del riesgo y del daño ambiental, 147-180.


Por ende, los problemas no son del territorio, sino de los actores que se sitúan en él, e incluso 
de la sociedad misma, quien además de objetivar un riesgo debe socializarlo, pero sobretodo, 
reaccionar ante él. De aquí se deriva la “artificialidad del desastre”.

El riesgo objetivo no implica el riesgo subjetivo ni viceversa, esto es, la existencia física de un 
riesgo no requiere ni implica que sea reconocido como tal por la población.    Y  muy  importante  
es  el  hecho  de  que  aún  y  cuando  se  da  la socialización del riesgo, los actores toleran y 
conviven con él, a sabiendas de las consecuencias negativas en su propia humanidad y propiedades.

No menos importante resulta destacar la incompetencia gubernamental, que a sabiendas  del  riesgo,  
permiten  (formal  y/o  informalmente)  la  apropiación  de territorios  riesgosos,  basados  en  
la  tradición  de  hacer  ciudad,  a  partir  de  la ilegalidad,  para  luego  legalizar,  
fomentando  la  especulación  y  el  negocio inmobiliario.

Para finalizar tenemos que los actores sociales, en su conquista del territorio, pueden  conseguir  
también  la  conquista  del  riesgo,  con  el  que,  consciente  o inconscientemente,   conviven   
cotidianamente   en   aras   de   satisfacer   sus necesidades y/o idearios.

Mtro. Saúl Ruiz Fernández.

Octubre 14 de 2018.

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