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26 febrero, 2018


EL SONIDO DE LA ALERTA SISMICA, UNICO E INCONFUNDIBLE

Ante esta noticia que fue publicada, "Ciudadanos piden cambiar el tono de la alerta sísmica", les comento lo siguiente:
El problema no es el sonido o tono, el problema es lo que ese sonido representa, podría ser una canción de cuna y si esa canción de cuna representa una alerta de algo que nos puede originar un daño, por reacción natural, por instinto de conservación nos vamos a poner tensos, nerviosos y hasta podríamos entrar en pánico, repito, no es el sonido es lo que representa.

Hay que tomar en cuenta que estamos hablando de un sonido, no de un ruido.

¿Cuál es la diferencia entre sonido y ruido?



La diferencia entre sonido y ruido radica en la falta de armonía en el ruido. El sonido obedece a un patrón distinguible mientras que el ruido es una anomalía sin patrones aparentes.



El sonido es la sensación producida en el órgano del oído por medio de los movimientos vibratorios de los cuerpos, trasmitido por un medio elástico como el aire.

En física, por ejemplo, definen al sonido como el conjunto de ondas que se difunden a través de un estado físico (líquido, sólido o gaseoso) que ocasiona variaciones de presión y densidad, a diferencia del ruido que es irregular y sin concordancia entre los tonos fundamentales y sus armónicos.



El sonido


En el sonido se pueden apreciar tres elementos: timbre, intensidad y duración. El timbre es sinónimo del tono, la intensidad es el volumen del sonido y la duración es el tiempo.



El ruido


El ruido se puede dividir en tres tipos: el continuo, el intermitente y el de impacto. El ruido, en el área de las telecomunicaciones, comunicaciones y de la física, es definido como una perturbación.

En telecomunicaciones, el ruido es una anomalía en la señal, mientras que en comunicaciones el ruido es el factor que impide claridad para entender el discurso, y en física, por su parte, es un segmento de ondas irregulares.  

El ruido se manifiesta como:

-      Malestar

Este es quizá el efecto más común del ruido sobre las personas y la causa inmediata de la mayor parte de las quejas.

La sensación de malestar procede no sólo de la interferencia con la actividad en curso o con el reposo sino también de otras sensaciones, menos definidas pero a veces muy intensas, de estar siendo perturbado. Las personas afectadas hablan de intranquilidad, inquietud, desasosiego, depresión, desamparo, ansiedad o rabia. Todo ello contrasta con la definición de “salud” dada por la Organización Mundial de la Salud: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social”.

Durante el día se suele experimentar malestar moderado a partir de los 50 decibelios, y fuerte a partir de los 55. En el periodo vespertino, en estado de vigilia, estas cifras disminuyen en 5 ó 10 decibelios.

-      Interferencia con la comunicación

El nivel del sonido de una conversación en tono normal es, a un metro del hablante, de entre 50 y 55 dBA. Hablando a gritos se puede llegar a 75 u 80. Por otra parte, para que la palabra sea perfectamente inteligible es necesario que su intensidad supere en alrededor de 15 dBA al ruido de fondo.

Por lo tanto, un ruido superior a 35 ó 40 decibelios provocará dificultades en la comunicación oral que sólo podrán resolverse, parcialmente, elevando el tono de voz. A partir de 65 decibelios de ruido, la conversación se torna extremadamente difícil.

-      Pérdida de atención, de concentración y de rendimiento

Es evidente que cuando la realización de una tarea necesita la utilización de señales acústicas, el ruido de fondo puede enmascarar estas señales o interferir con su percepción. Por otra parte, un ruido repentino producirá distracciones que reducirán el rendimiento en muchos tipos de trabajos, especialmente en aquellos que exijan un cierto nivel de concentración.

En ambos casos se afectará la realización de la tarea, apareciendo errores y disminuyendo la calidad y cantidad del producto de la misma.

Algunos accidentes, tanto laborales como de circulación, pueden ser debidos a este efecto.

-      Trastornos del sueño

El ruido influye negativamente sobre el sueño de tres formas diferentes que se dan, en mayor o menor grado según peculiaridades individuales, a partir de los 30 decibelios:

1. Mediante la dificultad o imposibilidad de dormirse.
2. Causando interrupciones del sueño que, si son repetidas, pueden llevar al insomnio. La probabilidad de despertar depende no solamente de la intensidad del suceso ruidoso sino también de la diferencia entre ésta y el nivel previo de ruido estable. A partir de 45 dBA la probabilidad de despertar es grande.
3. Disminuyendo la calidad del sueño, volviéndose éste menos tranquilo y acortándose sus fases más profundas, tanto las de sueño paradójico (los sueños) como las no-paradójicas. Aumentan la presión arterial y el ritmo cardiaco, hay vasoconstricción y cambios en la respiración.

Como consecuencia de todo ello, la persona no habrá descansado bien y será incapaz de realizar adecuadamente al día siguiente sus tareas cotidianas. Si la situación se prolonga, el equilibrio físico y psicológico se ven seriamente afectados.



El estrés, sus manifestaciones y consecuencias

Las personas sometidas de forma prolongada a situaciones como las anteriormente descritas (ruidos que hayan perturbado y frustrado sus esfuerzos de atención, concentración o comunicación, o que hayan afectado a su tranquilidad, su descanso o su sueño) suelen desarrollar algunos de los síndromes siguientes:

·         Cansancio crónico

·         Tendencia al insomnio, con el consiguiente agravación de la situación.

·         Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, cambios en la composición química de la sangre, isquemias cardiacas, etc. Se han mencionado aumentos de hasta el 20% o el 30% en el riesgo de ataques al corazón en personas sometidas a más de 65 decibelios en periodo diurno.

·         Trastornos del sistema inmune responsable de la respuesta a las infecciones y a los tumores.

·         Trastornos psicofísicos tales como ansiedad, manía, depresión, irritabilidad, náuseas, jaquecas, y neurosis o psicosis en personas predispuestas a ello.

·         Cambios conductuales, especialmente comportamientos antisociales tales como hostilidad, intolerancia, agresividad, aislamiento social y disminución de la tendencia natural hacia la ayuda mutua.



Resumen de Valores Críticos

A partir de los valores indicados en la primera columna se empiezan a sentir, dependiendo de la sensibilidad individual, los efectos señalados en la segunda.

A partir de estos decibelios se empiezan a sentir los efectos nocivos

30 Dificultad en conciliar el sueño Pérdida de calidad del sueño
40 Dificultad en la comunicación verbal
45 Probable interrupción del sueño
50 Malestar diurno moderado
55 Malestar diurno fuerte
65 Comunicación verbal extremadamente difícil
75 Pérdida de oído a corto plazo
110 – 140 (3) Pérdida de oído a largo plazo o permanente


El sonido, puede presentarse de diferentes maneras, pero siempre con un patrón armónico, conlleva un mensaje y puede tener infinidad de objetivos, a saber:

Relajación, entretenimiento o diversión, comunicación, y por supuesto, alertamiento, como el claxon de un vehículo o como la alerta sísmica, inclusive el sonido se utiliza en tratamientos psicológicos y terapias.

No hay que perder de vista que el sonido también se presenta con diferentes intensidades en decibelios y también puede ocasionar trastornos y alteraciones al ser humano.

Como un sonido siempre lleva consigo un mensaje, claro y concreto o tácito, subliminal, también siempre origina una reacción en el individuo que por medio del sonido recibió el mensaje, de ahí que nos sintamos alterados y estresados con el sonido de la alerta sísmica, pero como dije desde un principio, NO ES EL SONIDO NI EL TONO DE ESTE, ES LO QUE REPRESENTA, y así fue creado, para ser único e inconfundible, si te ha alterado es porque te ha puesto alerta y en consecuencia ha cumplido su cometido

J. RAUL CANTON Y LARA















     














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