ROMPER LOS PARADIGMAS: UN CAMINO HACIA LA RESILIENCIA - Radio Epicentro Blog

17 diciembre, 2017

ROMPER LOS PARADIGMAS: UN CAMINO HACIA LA RESILIENCIA

Esté abierto a desaprender y aprender cuando sea necesario. No tenga miedo a experimentar nuevos aprendizajes y a dejar su viejos conceptos, esto le permitirá estar a la vanguardia del conocimiento en la resiliencia. (Henry A. Peralta, 2015)


Por: Henry A. Peralta
Experto Internacional en Resiliencia Territorial
Gerente General de Soluciones Resilientes


“Siguiendo la pista inspiradora de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres de América Latina – LARED”

En 1992 un grupo de pensadores de diversas disciplinas, unos actuando de manera individual y otros representando a sus organizaciones, decidieron atreverse a romper paradigmas y modelos mentales sobre lo que significaban los riesgos y los desastres conformando lo que hoy conocemos como La Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres de América Latina - La RED.

Sin lugar a dudas la RED a ha influenciado de manera positiva el desarrollo de las políticas mundiales, nacionales y sectoriales sobre la temática, desde un enfoque integral y moderno, que inicialmente en su proceso de “apostolado”  fue difícil posicionar. Sus aportes conceptuales sobre los riesgos y desastres  se propusieron desde una visión y práctica alternativa, que rompió con el paradigma que los desastres eran naturales. Además motivo a muchos a cambiar sus modelos mentales, que luego se convirtieron en promotores y defensores de sus planteamientos.

Precisamente Allan Lavell, uno de los más reconocidos pensadores de la RED, y premio Mundial en Prevención de Desastres Sasakawa  de ONU en 2015, plantea, que sin lugar a dudas, la Red ha cumplido un rol muy importante, a tal grado que no es aventurado sugerir que junto con la OFDA-AID, la OPS y la OEA, constituye una de las organizaciones que más ha contribuido a promover visiones y prácticas alternativas del problema, cogida por muchos a lo largo del continente[1]

Esta  Escuela de Pensamiento Latinoamericano, integrada por personas de disciplinas como la geografía, economía, sociología, antropología e ingeniería, entre otras, gracias a que se atrevieron a romper paradigmas y sus modelos mentales se convirtieron en los impulsores de un mensaje global, que los llevó a asesorar a gobiernos y organizaciones internacionales, motivando un cambio.

Su modo particular de hacer ciencia, desarrollar conocimiento e impulsar la práctica de la reducción del riesgo de desastres con un enfoque integral, los convirtió en líderes y referentes obligados para el estudio de la temática. De tal manera que 25 años después, sus planteamientos siguen aún vigentes, esperando a ser tomados y comprendidos por las nuevas generaciones que venimos detrás de la pista, de esta corriente de pensamiento latinoamericana para llevar la teoría a la práctica y atreverse a reafirmar y/o a proponer una nueva teoría.

A nuestro favor, hoy tenemos los nuevos líderes que promovemos la reducción del riesgo de desastres, el camino recorrido por RED y aún más importante, que sus planteamientos son reconocidos en acuerdos y agendas globales, como una manera de hacerle frente a la problemática del riesgo, pero desde una perspectiva de desarrollo como temas de una misma agenda. El Marco de Sendai para la Reducción de Riesgo de Desastres 2015 -20130, recoge mucho de los frutos de esta corriente de pensamiento.

Lavell plantea que para la RED, siempre la idea era la de la difusión y acogida de un método y práctica, noción y concepto, distinto a los que prevalecieron a principios de los 90. Y eso, creemos, se ha logrado. Tal logro, ya de por sí da vida a LA RED y su futuro está hoy en manos de otras generaciones, estudiosos y practicantes[2].

Los años 90 fueron el escenario de graves crisis humanitarias y ocurrencia de desastres de gran impacto. Pero también fueron años de reflexión y de propuestas alternativas para hacerles frente a las problemáticas existente. El decenio internacional para la Reducción de los Desastres 1990-1999 de ONU, se constituyó en un gran espacio de dialogo y experimentación para el cambio. La RED, entre otros grupos, fue uno de los frutos de ese momento histórico y que se atrevió a romper paradigmas.

Hoy nuevamente estamos experimentando nuevas crisis humanitarias y aunque se ha reducido el número de víctimas por la ocurrencia de desastres, dado los avances alcanzados en materia de reducción del riesgo de desastres en materia de legislación, sistemas de alerta temprana, preparativos, entre otros aspectos, su impacto sobre la economía de los países y sus medios de vida a nivel local, está en aumento.

El futuro de la especie humana tal como lo plantea el informe global de evaluación del riesgo de desastres de ONU (GAR – 2015), está en peligro, si no se toman las medidas anticipadas para mejorar la relaciones entre la sociedad - naturaleza, y sociedad – sociedad, es decir mejorar las condiciones de un desarrollo más humano, sostenible y resiliente, así como si no se reduce el riesgo.

Sin embargo a pesar de esta noticia tan preocupante, consideramos que han empezado soplar algunos vientos de cambio, que son necesarios identificar para poder levantar las velas y navegar hacia un nuevo rumbo, que corrija los errores del pasado reduciendo el riesgo existente y evitando que se generen nuevos riesgos, tal como lo plantea el principal objetivo del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015 -2030.

Eric Hoffer plantea que, en tiempos de cambio quienes están abiertos al aprendizaje se adueñaran del futuro, mientras aquellos que crean saberlo todo, estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.  Lo anterior nos invita a estar dispuesto a desaprender y aprender para hacer parte de ese cambio.

Siendo consecuentes con lo anteriormente planteado, en el libro RESILIENCIA: la Clave del Liderazgo del Siglo XXI, escrito por Henry A. Peralta y Amparo Velásquez Peñaloza, en 2017, se hace el planteamiento de la resiliencia como paradigma, desde una perspectiva sistémica y como propiedad emergente, que entendida como capacidad puede ser creada y recreada. La resiliencia no es solo para el desastre, es realmente para la vida.

Sin embargo, la ruptura de un paradigma y el posicionamiento de uno nuevo no es un proceso lineal. Un ejemplo de ello es como después de tres décadas de demostrar que los desastres no son naturales, aún persiste la tendencia a culpar a la naturaleza de los daños. Infortunadamente, esta visión permanece en discursos académicos, de entidades públicas y privadas, así como en declaraciones políticas de entidades tanto nacionales como internacionales. Este comportamiento puede tener muchas razones; entre ellas la conveniencia de no aceptar la propia responsabilidad de las acciones, el desconocimiento de los fenómenos o el determinismo con que se asume el destino personal. (Peralta & Velásquez, 2017)

El cambio en los modelos mentales depende de múltiples factores. Uno determinante, es el proceso pedagógico que se realice para divulgar la nueva perspectiva ante una comunidad. Comprender y aplicar el concepto de resiliencia para la vida en su verdadera dimensión y contexto conlleva recorrer un camino complejo. Para que surta efecto, este proceso deber estar acompañado de unas estrategias didácticas hacia la comunidad, que motiven la generación de cambios en los modelos mentales (Peralta & Velásquez, 2017)


Observatorio Resiliencia Teritorial
Centro de Pensamiento, Innovación e Investigación 
De Soluciones Resilientes


Nota: éste libro esta disponible por ahora en Colombia en formato impreso. En el primer trimestre del año 2018 estará disponible en México, Argentina y Ecuador
También se encuentra disponible en formato digital en Amazon Books
Para mayor información escribir a:
henry.peralta@solucionesresilientes.com
amparo.velasquez@solucionesresilientes.com




[1] LA RED DE ESTUDIOS SOCIALES EN PREVENCIÓN DE DESASTRES EN AMÉRICA LATINA, LA RED: ANTECEDENTES, FORMACIÓN Y CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS, ESTUDIOS Y LA PRÁCTICA EN EL TEMA DE LOS RIESGOS Y DESASTRES EN AMÉRICA LATINA: 1980-2004. Lavell, pag. 1

[2] Idem. 

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