Ante tantas tragedias que ocurren en nuestro país que,
poniendo las cosas en orden y en su justa dimensión tienen siempre un origen antrópico,
éste tema tan relevante y subjetivo para el desarrollo profesional de cada individuo,
desde mi punto de vista, los comentarios que se hagan, estarán dirigidos única
y exclusivamente a nuestro yo interno, entonces, quedarán para que podamos
hacer una auto evaluación sobre los pros y los contras que nuestra conducta
personal y profesional genera ante la sociedad, no en la que vivimos, sino en
la que convivimos.
A final de cuentas, todas nuestras actitudes deben de estar
dirigidas al beneficio de nuestro cliente e indirectamente de la sociedad, ya
que de eso depende nuestra supervivencia profesional ante el entorno de libre
competencia en que estamos inmersos desde hace ya algunos años. Vienen algunas
preguntas en serie para ti como prestador de un servicio profesional:
¿Tienes una visión o concepto claro de lo que es el
servicio? Tú, como experto, ¿predicas, enseñas y actúas con una cultura de
servicio? ¿Recompensas el servicio de alta calidad?
¿Voy bien? Le preguntaba Alicia al león en su país de las
maravillas. ¿Adónde vas? Le contestaba el león.
Con este ejemplo te explico lo importante que es definir
una “visión” personal, si no sabes a dónde vas, ¿cómo puedes saber si lo que
haces actualmente está bien o no? Y es que la única persona que debe de definir
la visión eres tú.
Otra palabra es la “misión”, y si la visión es complicada
de definir, la misión lo es todavía más, ya que básicamente tienes que
contestar estas dos preguntas: ¿Cuál es mi papel en la vida?, ¿Por qué existe
el servicio que brindo?, entonces, podemos definir a la misión como la razón de
tu existir como profesional experto, aquello que le confiere un valor ante los
ojos de tus clientes como de tus mismos colaboradores.
Supongamos que ya tienes definida tanto tu visión como tu
misión, ahora vamos a entrar de lleno al tema que hoy nos ocupa, los
“valores”. En latín, valor viene de
valere, que significa estar sano, ser fuerte.
Los valores son la convicción de tu persona y tienen una base moral y
por lo tanto son los pilares de tu empresa. Los valores representan también el
grado de excelencia de tu trabajo y es lo que hace sentirse orgullosos a ti y a
tus colaboradores del mismo, mientras no definas tus valores, nunca podrá haber
involucramiento de ellos ni tendrán el camino para poder llegar a los objetivos
que se hayan propuesto, tendrás una alta rotación de personal.
Por otro lado, debemos de agregar a la calidad, que debe de
verse como una filosofía del trabajo que se realiza, no como una de las metas a
lograr, sino que debe de estar presente en todos y cada uno de nuestros
trabajos. Eso no quiere decir que seamos una perfección de profesional, sino
que deberemos de estar involucrados y convencidos que el proceso de mejora
continua debe de ser una cultura arraigada incorporando la actitud de servicio,
que significa el estar buscando permanentemente dar el mejor servicio del mercado,
siendo apoyados por valores esenciales como la honestidad, la cortesía y la
responsabilidad con nuestros clientes.
Entonces, después de tanto rollo, ya para ir cerrando
hablemos de la ética, la cual deberá estar basada en un trato justo y de
honradez para con nuestros clientes, cumplir nuestros compromisos con los más
altos estándares de calidad, dar siempre más de lo que se cobra. La ética, al
igual que la moral, de manera práctica son sinónimos y es difícil que una
persona en lo individual, pueda catalogar a otra de falto de cualquiera de
estas dos, ya que no existe en el mundo persona perfecta que lo pueda hacer,
sin embargo, los usos, costumbres y tradiciones de cada sociedad si lo hacen,
es por ello que nuestro comportamiento debe tender a adoptar una conducta
colectiva, aunque nunca podrán ser negociadas las buenas costumbres y los
principios.
Stephen Covey, autor del best seller “Los siete hábitos de
la gente altamente efectiva” decía: “El liderazgo personal es el proceso que
consiste en mantener la perspectiva y los valores ante uno mismo y llevar una
vida acorde a ellos”. En conclusión, si considerabas que mencionaría de
forma específica valores como la lealtad y la integridad, estabas equivocado,
ya que considero que un profesional que se dice experto, y que haga a un lado
estas virtudes no le queda mucho tiempo de vida en este mundo que veo cada vez
más despierto y exigente. Más bien, éstas virtudes deben de ser valores
implícitos en todo ser humano, probablemente existan personas que no los posean,
pero de eso depende la estatura moral con la que se ubicaran dentro de la
sociedad que como mencioné en el inicio, al no ser un ente aislado el individuo
allí convive.
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