Hemos
escuchado, leído, visto y comentado muchas cosas acerca del COVID19, tanto en
los medios masivos de comunicación como en las redes sociales, en las pláticas
de café y sobremesa e inclusive, y sobre todo, en el entorno laboral. Que si es
un virus creado, que si es una teoría conspiracionista, que es sólo para meter
miedo, etc.
Lo
cierto es que está sucediendo, y en lo personal, creo que como sociedad debemos
de tener la madurez suficiente y la congruencia adecuada para actuar a la
altura de las circunstancias. Es necesario entender, que por mucho que haya
conferencias de prensa en la mañana y en la noche, que por mucho que carguemos
estampitas del santo o santa de nuestra devoción, también debemos de observar y
atender, sobre todo practicar, las recomendaciones emitidas por la Organización
Mundial de la Salud. No perdamos de vista que es un fenómeno perturbador de
tipo sanitario, y que muy probablemente, el sistema de salud de nuestro país no
cuente con el equipamiento suficiente para atender a la cantidad de población
que pueda infectarse, y que por su propia vulnerabilidad (ya sea enfermedades
crónico-degenerativas y respiratorias, o condición etaria), tengan que
internarse y ocuparlo.
Si
bien, la respuesta del Gobierno ha sido sosa y criticable por las medidas que ha implementado para frenar la pandemia global por COVID-19, la cual en el panorama internacional ha registrado a 292 mil 192 personas infectadas y 12 mil 784 defunciones, no solamente es responsabilidad
de la administración pública el salir avante de este problema.
En México ya estamos en una severa crisis económica; sus manifestaciones son el desplome de precios del petróleo, la caída en la actividad económica en 2019 y 2020, y el alza en la cotización del dólar. La economía mundial
está en franca caída, e inevitablemente arrastrará más a la ya muy golpeada
economía nacional. Habrá un mayor consumo de energía eléctrica, de agua
potable, de servicios de comunicación, no habrá generación de capital y, si no
se toman medidas drásticas como en países vecinos, los intereses acabarán por
consumirnos a nosotros.
Es en
estos instantes donde debemos poner en marcha la respuesta participativa de
todos los actores de la sociedad, realizando todas aquellas acciones que nos
corresponden, Es decir, salir lo mínimo posible, llevar a cabo todos los
protocolos de sanidad que nos han recomendado, como el lavado constante de
manos, evitar al máximo el contacto con otras personas, utilizar tapabocas, un
consumo responsable de energía y recursos, no hacer compras de pánico, y sobre
todo, respetar las recomendaciones que hace la OMS. Con estas acciones
evitaremos que la curva de contagios aumente.
Una
vez pasada el confinamiento, reactivar la economía local, consumir productos
nacionales, procurar que la circulación monetaria sea con comerciantes y
empresas nacionales, apoyar a sectores sociales afectados. Más coloquialmente,
compremos en mercados, en tienditas de la esquina, utilicemos el servicio de
aseo de calzado, y sobre todo, estemos prestos a apoyarnos entre nosotros. El
gobierno, insisto, ni siquiera ha repartido escapularios, pero es un muy buen
momento para demostrar que podemos, como sociedad, sortear los inconvenientes
que nos trae esta situación.
Hagamos
conciencia y maduremos como sociedad, hagamos, pues lo que corresponde,
gestionemos el Riesgo.
Mtro. César
Orlando Flores Sánchez.
Muchas gracias por tu aporte estimado CORSARIO.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo mi estimado Corsario
ResponderEliminarGracias maestro se dará difusión
ResponderEliminarGracias maestro se tomará en cuenta
ResponderEliminarGracias amigo, muy buenas recomendaciones. Saludos y un abrazo
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