GRD, DE LA RETÓRICA A LA PRÁCTICA
Si bien la Gestión del Riesgo de Desastre debe verse con una perspectiva
multidisciplinaria, siempre debe existir una entidad que sea la regente en los
aspectos de dirección para hacer efectivas la gestión preventiva, la gestión
correctiva y la gestión prospectiva.
En México, se cuenta con el Manual de Organización y Operación del Sistema
Nacional de Protección Civil, mismo que, además de no haber sido socializado,
fue reformado para el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, y publicado el 13
de julio de 2018, o sea, a pocos meses antes de que se culminara la administración
para el cual fue reformado, a pesar que indica que dicho Manual es de
observancia obligatoria para las dependencias de la Administración Pública
Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias, y conforme a las
disposiciones legales aplicables, y que la obligatoriedad del Manual debe ser extensiva
a las entidades paraestatales.
Con la nueva administración 2018-2024, hubo una serie de reformas a la Ley
con la desaparición, creación y transferencia de instituciones y dependencias
que ya poco tienen que ver con dicho Manual, y que, aunado a la falta del
conocimiento de los procedimientos del mismo, funcionarios de una y otra
administración no contemplan la participación de sus dependencias en las
labores de Gestión del Riesgo de Desastre.
Como establece Allan Lavell, la gestión del riesgo abarca formas de
intervención muy variadas, que van desde la formulación e implementación de
políticas y estrategias, hasta la implementación de acciones e instrumentos
concretos de reducción y control.
La gestión del riesgo admite distintos niveles de intervención que van
desde lo global, integral, lo sectorial y lo macro-territorial hasta lo local,
lo comunitario y lo familiar. Requiere de la existencia de sistemas o
estructuras organizacionales e institucionales que representen estos niveles y que
reúne, bajo modalidades de coordinación establecidas y con roles diferenciados
acordados, aquellas instancias colectivas de representación social de los
diferentes actores e intereses que juegan un papel en proceso de construcción
del riesgo y en su reducción, previsión y control. Esto es, involucrar a través
de la Gobernanza a los distintos actores políticos y sociales, pero
definitivamente, sí hay que decir qué, cómo, cuándo y para qué en cuanto a su
participación. De allí que el Manual sea necesario, principalmente porque puede
ser una guía para la reducción de la vulnerabilidad.
Ahora bien, si es un objetivo migrar del SINAPROC al SINAGIR, es
absolutamente indispensable que cada una de las instituciones y dependencias de
la administración pública de los tres órdenes de gobierno sea contemplada en el
Manual de Organización y Operación, además de las Organizaciones de la Sociedad
Civil e Instituciones Académicas que deben participar, practicando la
Gobernanza, en los esquemas de la gestión de riesgos.
Hacer una revisión, actualización y, sobre todo, socialización de ese
Manual, será como escribir la partitura de una sinfonía que permita a todos
participar positivamente en actividades de prevención, preparación y mitigación,
lo que muy seguramente redundará en ahorros económicos, en consecución de los
Objetivos para el Desarrollo Sostenible, y generar y fortalecer la Resiliencia
en Localidades y Municipios, pero de manera importante, en la salvaguarda de la
vida humana en nuestro país.
Mtro. César Orlando Flores Sánchez.
Excelente artículo Mtro. Corsario, solo falta que el Manual se presente en breve al Programa Nacional de Protección Civil 2019-2024 que ya estamos esperando conocer.
ResponderEliminarAsí es...
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