Existen varios factores por los que un ser humano se interesa y entra de lleno al tema de la protección civil, pero sin importar cual haya sido, una de las cosas que se debe de comprender de la gestión integral de riesgo, es precisamente su aritmética, donde nos definen al Riesgo como el resultado de multiplicar el Peligro por la Vulnerabilidad y este resultado dividiéndolo entre nuestras capacidades de actuar o de ser resilientes, es decir:
R = (P x V) / C
Riesgo = (PeligroxVulnerabilidad)/Capacidad
Riesgo = (PeligroxVulnerabilidad)/Capacidad
Y es así que conforme van avanzando el estudio, la
experiencia y la comprensión de los estudiosos, esta fórmula evolucionará y aspirará hacia la perfección de reducir el riesgo
a cero, pero estamos lejos de que suceda lamentablemente, por una de las
variables más perjudiciales, incluso aún más que el mismo fenómeno perturbador,
es la misma corrupción, que a mi juicio, el elemento principal dentro de la variable
de vulnerabilidad.
Nos centraremos en esta ocasión sólo en este elemento,
justificado principalmente por el progreso, el desarrollo económico, la mejora
regulatoria y al hacer lo políticamente correcto quedando bien con los “jefes”
(o jefas) que ofrecen favores en permisos o autorizaciones de protección civil como moneda de cambio a compromisos
económico – electorales.
Los desastres provocados por fenómenos naturales,
evidentemente en aumento, en cantidad y en intensidad, han sido consecuencia de
cientos de años de atacar al medio ambiente, de prácticas corruptas relacionada
con aceptación de proyectos o materiales que no son los adecuados para las
diversas construcciones, malas regulaciones o ausencia de la misma,
inaplicación de reglas bien diseñadas, construcción informal en terrenos de
riesgo, construcción formal en terrenos prohibidos por inadecuados y riesgosos,
esperando “no pase nada” y son las personas que menos tienen quienes sufren
ante la vorágine de quienes lo hacen y peor aún, de quienes nos quedamos
callados, convirtiéndonos en cómplices, que por nuestra formación profesional no
hacemos nada o nos aprovechamos de la ignorancia técnica de quienes contratan
nuestros servicios públicos o privados.
La mala planeación, la simulación de programas de
gobierno que cada tres años se reinventa, en el mejor de los casos y sumado a
la infracultura de la sociedad del “que no tranza no avanza”, ya que como
siempre hemos dicho, no llegan marcianos a los cargos públicos o a ser
directores de empresas, recordando que la corrupción siempre tiene dos vías,
corruptos y corruptores.
Si la intensidad de un
terremoto o huracán es variable, lo son más los efectos humanos y urbanos de
esa intensidad, que varían según el estado de corrupción de las ciudades, no reconocerlo
permite a los gobiernos irresponsables evadir o querer diluir su responsabilidad, esto
es, su parte en la culpa del desastre, ya que se aprovechan de los recursos
públicos, disminuyen la capacidad de respuesta, contribuyen a la
desorganización y operatividad de los cuerpos de emergencia, por lo tanto, la corrupción
es un asesino silencioso, con el que se convive y justifica, hasta que no
sucede algo.
Forbes dice que la corrupción no es exclusiva de México
pero se calcula que este mal cuesta al país unos 347 mil millones de pesos anuales,
según las últimas cifras de la organización Transparencia Internacional y la
OCDE dice que las familias a nivel nacional destinan el 14 por ciento de su
ingreso para actividades de corrupción y para el desarrollo de la actividad
productiva, México se coloca como una nación poco confiable ya que entre las
principales naciones de América Latina, se estima que en México hay un 75 por
ciento por ciento de probabilidades de fraudes.
Mexicanos contra la corrupción comparte tres consejos
para comenzar a frenar la corrupción:
- · Empezar con ejemplos en casa
- · Fomentar la cultura de denuncia y,
- · Exhibir y crear conciencia en los costos de la corrupción
Por otro lado, la Ley General de Protección Civil considera como delito grave la construcción, edificación, realización de obras de infraestructura y asentamientos humanos que lleven a cabo en una zona sin elaborar un análisis de riesgos, sin definir las medidas para su reducción y sin considerar la normatividad aplicable o que simplemente, no cuenten la autorización correspondiente. En lo local, sólo 9 estados lo prevén (incluyendo Sonora) y sólo 165 municipios de más de 2,400 cuentan con reglamento de construcción*
Aplaudimos la iniciativa presentada hace unos días por la
diputada federal Ana Lilia Herrera
Anzaldo, sobre iniciativa en el Código Penal Federal de imponer penas de 2
a 10 años de prisión y de 300 a 3 mil días de multa a quien autorice, ordene,
construya, edifique, realice obras de infraestructura y asentamientos humanos
en reserva ecológica o en zonas no aptas, de acuerdo al análisis de riesgo de
la autoridad competente, lo mismo para el caso de impacto y riesgo ambiental y
la inhabilitación para ocupar otra responsabilidad, independiente de la penal,
al funcionario involucrado en cualquiera de dichas autorizaciones.
Como ves, no sólo tienes que aceptar dinero para ser
corrupto, el simple hecho de ocupar un cargo público sin estar preparado (sobre
todo de protección civil), es suficiente, los cargos públicos no son
universidades de aprendizaje a la prueba y error, para eso existen otras
instituciones, sobre todo educativas; la omisión y peor aún la negligencia y
desidia.
Partiendo de entender que nosotros los ciudadanos, somos
los que más perdemos cuando tenemos negligentes gobernantes y su fracaso no
debe de ser nuestro éxito, la congruencia y responsable participación ciudadana
que en INCIDE hemos desarrollado con el apoyo de organizaciones especializadas,
brindaremos nuestra asesoría y apoyo al gobierno que lo solicite; la protección
civil no debe de tener ni filias ni fobias; pero también, listos para hacer los
enérgicos señalamientos que deban de hacerse, todo en aras de una efectiva
gestión integral del riesgo en beneficio de la ciudadanía.
Como se puede observar hay muchas maneras de querer o no
agarrarle la pata a la vaca ¿tú qué opinas?
* Incluyendo Hermosillo pero con antecedentes de la pasada administración de querer eliminar el Diagnóstico de Riesgo de la Licencia de Construcción, afortunadamente sin éxito.
www.consejoincide.org
www.consejoincide.org
Somos nacimiento de un país corrupto, donde los valores y principios de base, ya nose enseñan. La familia se disgrega y se pierde, luego entonces quien enseña y la escuela el maestro no está preparado no cultiva, no educa solo retransmite lo que "aprendio en las aulas". La Sociedad pérdida con vacíos de poder, de falta de conocimiento y liderazgo. Luego entonces nos queda incidir desde nuestra trinchera para exigir el cambio y modificar la actitud de la gente.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la incidencia gravitante que tiene la corrupción en la gestión del riesgo de desastres, y habiendo tenido la oportunidad de presentar este tema ante reconocidos estudiosos de la complejidad del tema se me dió una respuesta muy lógica cual es que el tratamiento de la corrupción es el próximo paradigma. Sobre todo si se tiene en cuenta que la corrupción es un tema común en casi todos los Estados de Latino América de la mano con el clientelismo político. Porqué el próximo pregunté y, recalco su relevancia en lo que tratamos, pues bien, sencillamente porque aún la cultura de la gestión del riesgo no esta instalada en forma contundente. Creo que aún no se lo concibe como un deber de público y privado, en el que es el Estado el actor principal responsable. Creo que nos asiste el derecho a la transparencia en la gestión pública desde la base, pues lo que se administra son los recursos públicos. Y siendo totalmente francos la corrupción requiere al menos dos actores para tener lugar. Consecuentemente, cobra especial protagonismo cuando la corrupción, desde el enfoque de la gestión de riesgo, conlleva daños a personas, bienes materiales y culturales. Desde mi punto de vista los delitos por corrupción deben generar la restitución, del daño y son de naturaleza imprescriptible. Las penas a aplicar deben ser ejemplares y en todos los casos deben implicar la inhabilitación para ejercer cargos públicos a perpetuidad
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